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Julio Iglesias, Dita Von Teese y Sean Penn, locos por Barcelona
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Julio Iglesias, Dita Von Teese y Sean Penn, locos por Barcelona

Julio Iglesias cerró los jardines de Pedralbes con el cartel de completo. Barcelona es una plaza fácil donde sus seguidores agotan las entradas en cuanto se ponen

Foto: Julio Iglesias, Dita Von Teese y Sean Penn, locos por Barcelona
Julio Iglesias, Dita Von Teese y Sean Penn, locos por Barcelona

Julio Iglesias cerró los jardines de Pedralbes con el cartel de completo. Barcelona es una plaza fácil donde sus seguidores agotan las entradas en cuanto se ponen a la venta. Después de casi cinco décadas cantando y con un patrimonio económico suficiente para mantener a su tribu y a los descendientes de la misma no necesita enrolarse en giras veraniegas interminables. Pero lo hace porque, como siempre ha declarado, "no sabría vivir sin los focos. Los aplausos me dan vida". Y efectivamente se la dan, porque a pesar de sus problemas de movilidad, que le hacen estar apoyado en un taburete la mayor parte del concierto, sigue entusiasmando a varias generaciones y a pandas de adolescentes a las que sus madres y abuelas aleccionaron con Hey, La vida sigue igual o Un canto a Galicia en sus tiernas infancias. Temas de siempre con alguna incursión en tangos, boleros y fados aunque los seguidores de Iglesias pagan por escuchar siempre lo mismo, ya sea en Barcelona o en Pekín.

El recital patrocinado por Chopard, al que acudieron los dueños de la firma, Karl y Karin Scheufele, que le regalaron un reloj Mille Miglia de edición limitada, tuvo un invitado de excepción que se apuntó a última hora. La asistencia de Rafa Nadal, seguidor incondicional de Julio Iglesias, dependía del torneo de Wimbledon y, al perder en la primera ronda, abandonó Londres. Acompañado de su novia Xisca Perelló, fue aclamado por el público y por el anfitrión Iglesias, que le dedicó el concierto. Alejandra Prat y su marido José Manuel Alcaraz, Josep Carreras hijo, Luis Valls Taberner y Helena Bermúdez, la cara eficaz de Chopard, tampoco quisieron perderse la gala.

Marisco, jamón y ‘burlesque’

Días antes, Dita Von Teese se convertía en la invitada de Sean Penn, que se encuentra en Barcelona rodando la película The Gunman. Mientras que el actor se ha convertido en el terror de sus admiradores y del sector servicios que se encuentra a su paso, porque nunca tiene una palabra amable para ellos, Dita fue lo contrario. Es una dama amable, simpática y que trata de arreglar con una sonrisa lo que estropea Sean Penn con sus exigencias de divo trasnochado. Estuvieron cenando junto a un grupo de seis personas en el Passadís del Pep, uno de los lugares de moda: jamón, marisco, pollo y de postres gin tonics para todos, salvo Dita, que seguramente de haber coincidido en fechas con Julio Iglesias habría acudido al concierto, porque cuando le preguntaron que qué conocía de España comentó que a Pedro Almodóvar y al cantante.

Julio Iglesias cerró los jardines de Pedralbes con el cartel de completo. Barcelona es una plaza fácil donde sus seguidores agotan las entradas en cuanto se ponen a la venta. Después de casi cinco décadas cantando y con un patrimonio económico suficiente para mantener a su tribu y a los descendientes de la misma no necesita enrolarse en giras veraniegas interminables. Pero lo hace porque, como siempre ha declarado, "no sabría vivir sin los focos. Los aplausos me dan vida". Y efectivamente se la dan, porque a pesar de sus problemas de movilidad, que le hacen estar apoyado en un taburete la mayor parte del concierto, sigue entusiasmando a varias generaciones y a pandas de adolescentes a las que sus madres y abuelas aleccionaron con Hey, La vida sigue igual o Un canto a Galicia en sus tiernas infancias. Temas de siempre con alguna incursión en tangos, boleros y fados aunque los seguidores de Iglesias pagan por escuchar siempre lo mismo, ya sea en Barcelona o en Pekín.