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Adriana Abascal a punto de quedarse sin invitados en su boda ibicenca
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Adriana Abascal a punto de quedarse sin invitados en su boda ibicenca

El pasado sábado, a las ocho de la tarde, Adriana Abascal festejaba de nuevo su boda en una finca perdida en medio del campo ibicenco. A pesar de

Foto: Adriana Abascal a punto de quedarse sin invitados en su boda ibicenca
Adriana Abascal a punto de quedarse sin invitados en su boda ibicenca

El pasado sábado, a las ocho de la tarde, Adriana Abascal festejaba de nuevo su boda en una finca perdida en medio del campo ibicenco. A pesar de las indicaciones, muchos de los invitados estuvieron a punto de perderse por las complicaciones que se presentaron a la hora de encontrar un camino que no estaba bien señalizado. Y sobre todo el problema grave fue para los amigos mexicanos y franceses millonarios, que al acudir con sus propios chóferes, y no funcionar los navegadores, tuvieron que ser rescatados por taxistas de la zona.

Salvo este inconveniente, que afectó muy poco a Adriana Abascal, que no se estresa ni se angustia por nada, el resto funcionó a la perfección. Mientras sus invitados llegaban, ella se preparaba en la casa de campo de Santa Gertrudis que Luis Galliussi había decorado y organizado. Tras la boda civil oficial e íntima en San Joan el día anterior, hubo un recordatorio en toda regla con intercambio de anillos y palabras emocionadas del hijo que Adriana tuvo con Juan Villalonga. Al principio casi no podía hablar y fue mamá quien le tranquilizó con la mirada mientras con voz entrecortada decía que era la mejor madre del mundo, que la querían mucho, que era genial y divertida. Y del nuevo marido de Adriana comentó que les ayudaba a hacer los deberes, que les llevaba al colegio y que era un padre para él y sus hermanas.

Los tres niños acompañaron a su madre en el paseíllo nupcial junto con los mariachis. El chico de ibicenco con un conjunto de lino blanco y las niñas con vestido de gasa, la mayor con pamela llena de flores. Después de la ceremonia los invitados disfrutaron de un cóctel con las mejores vistas a un campo de viñedos como si fuera la película Un paseo por las nubes. A continuación, la cena de la felicidad con tres mesas largas decoradas con caminos de sal gorda de las salinas de la isla, centros de flores multicolores y velas. El menú sofisticado a base de gazpacho sobre pétalos de pensamientos y claveles, solomillos en su punto, tarea difícil cuando se trata de servir a doscientos comensales, y pasteles. Además del champán francés, nacionalidad del novio, la bebida oficial de la noche fue el tequila mexicano, como Adriana, y el hilo conductor los mariachis y sus corridos, que animaron la fiesta mucho más que los temas de Dirty Dancing.

De invitados nacionales, pocos. Naty Abascal, impresionante con un Galiano de hace años en gasa estampada. Lola Suárez y su familia, que fueron los primeros amigos aquí de la que fuera Miss México. Eugenia Silva y su novio, Alfonso de Borbón. Boris Izaguirre, que causó sensación vestido de verde esperanza, y Ángel Schlesser, encargado de coser el vestido de la fiesta prenupcial. El de boda era de Caprile y para algunos demasiado impresionante para una celebración campestre y más propio de Los Jerónimos. Un vestido blanco con escote en pico, cuajado de cristales y acoplado al cuerpo de Abascal como un guante. Era tan espectacular que la novia prefirió no utilizar la diadema de corales que los Suárez habían diseñado para ese día. Una boda divertida y con ese punto guacamole que Adriana sabe dar a todas las convocatorias en  las  que participa, incluida su boda.

El pasado sábado, a las ocho de la tarde, Adriana Abascal festejaba de nuevo su boda en una finca perdida en medio del campo ibicenco. A pesar de las indicaciones, muchos de los invitados estuvieron a punto de perderse por las complicaciones que se presentaron a la hora de encontrar un camino que no estaba bien señalizado. Y sobre todo el problema grave fue para los amigos mexicanos y franceses millonarios, que al acudir con sus propios chóferes, y no funcionar los navegadores, tuvieron que ser rescatados por taxistas de la zona.