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Isabel Pantoja, cansada de presiones familiares y chantajes emocionales
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Isabel Pantoja, cansada de presiones familiares y chantajes emocionales

Desde que se encerró en Cantora, sus salidas de la finca han sido contadas. Y exclusivamente relacionadas con sus compromisos profesionales. Isabel Pantoja pasa el tiempo

Foto: Isabel Pantoja, cansada de presiones familiares y chantajes emocionales
Isabel Pantoja, cansada de presiones familiares y chantajes emocionales

Desde que se encerró en Cantora, sus salidas de la finca han sido contadas. Y exclusivamente relacionadas con sus compromisos profesionales. Isabel Pantoja pasa el tiempo con su madre, su hermano Agustín, que es ahora el que decide, y algunos amigos íntimos de Sevilla que no tienen imagen pública y son sus verdaderos apoyos. Y a Cantora también le llevan a su nieto Francisco. Unas veces es la madre del bebé, Jessica Bueno, y otras la consuegra la que se encarga de estos menesteres. Aunque la presencia de la nuera es cada vez menos visible debido a los conflictos que hay para firmar el convenio regulador con Kiko, el padre de la criatura.

Isabel Pantoja se ha convertido en la piedra angular de este acuerdo legal que consolida los puntos de referencia (manutención, visitas, gastos compartidos…) cuando hay menores de por medio. Kiko Rivera no tiene un futuro laboral estable y hay peticiones por parte de la madre que resultan complicadas a la hora de plasmar en un documento y que de no cumplirse  podrían acarrear consecuencias imprevisibles para el hijo de Pantoja. Una denuncia penal por no pagar la pensión tiene pena de cárcel. Jessica quiere al menos 3.000 euros y Kiko ofrece 2.000. Y ahí radica el conflicto. Si el lunes la expareja no llega a un acuerdo se convertirá en un contencioso ante la preocupación de la artista.

Y es ahí donde entra en escena Isabel Pantoja, que no está dispuesta a presiones y menos a chantajes emocionales a cambio de que le dejen ver a su nieto. Como adelantó Vanitatis, la cantante le dijo a su hijo que llegara a un arreglo lo antes posible. Es consciente de lo que puede dar de sí una historia con ella como parte fundamental. Pero lo que no va a aceptar es convertirse en moneda de cambio y menos que los representantes legales de Jessica quieran arreglar el tema económico con ella. “Soy la abuela nada más”, ha dicho.

La situación se complica y Pantoja cada vez está más nerviosa. Hace unos días estuvo en Madrid y visitó a Cynthia Ruiz, la abogada que lleva las denuncias relacionadas con el Derecho al Honor y quien se encarga también de preparar el convenio regulador de Kiko Rivera. Antes se reunió con sus íntimos en el restaurante Ni Mu, de la calle Goya, junto al hotel Adler, que se ha convertido en el lugar de moda. Durante la comida dijo algo así como: “¡Cuándo estaré tranquila!”. Pantoja no pudo pasar desapercibida y hubo clientes que se acercaron para felicitarla por su trabajo, algo que emocionó a la cantante, que no está en sus mejores horas.  Lo que se le viene encima vuelve a desestabilizar su existencia.

Desde que se encerró en Cantora, sus salidas de la finca han sido contadas. Y exclusivamente relacionadas con sus compromisos profesionales. Isabel Pantoja pasa el tiempo con su madre, su hermano Agustín, que es ahora el que decide, y algunos amigos íntimos de Sevilla que no tienen imagen pública y son sus verdaderos apoyos. Y a Cantora también le llevan a su nieto Francisco. Unas veces es la madre del bebé, Jessica Bueno, y otras la consuegra la que se encarga de estos menesteres. Aunque la presencia de la nuera es cada vez menos visible debido a los conflictos que hay para firmar el convenio regulador con Kiko, el padre de la criatura.

Isabel Pantoja