Carmen Cervera pasea en su yate a Manolo Segura por la Costa Azul

Entre exposición y exposición y reuniones varias relacionadas con la fundación o con sus abogados, Carmen Cervera procura tener tiempo en estas fechas para marcarse un viajecito por la Costa Azul atracando su barco Mata Mua en Saint-Tropez. Hace tiempo, sus compañeros de ocio eran su hijo Borja y su nuera Blanca, que en aquellos años felices eran novios y compartían las vacaciones con mamá. La baronesa se encargaba de toda la intendencia y los “niños” solo tenían que disfrutar. Después llegó la boda que, contra todo pronóstico, fue el principio de las desavenencias.  A partir de ahí, la cosa fue de mal en peor hasta que llegaron las denuncias y los enfrentamientos legales que aún duran y que obligarán a los protagonistas a verse de nuevo en los juzgados de Alcobendas.

Carmen Cervera se quedó sin su hijo, que fue sustituyendo por amigos de siempre que sabe que no la van a traicionar, como le ocurrió con los de nueva hornada. La pintora Mercedes Lasarte, Javier Báñez, Antonio Salcedo y Manolo Segura, padre biológico de Borja, acompañado de su mujer Paz Pastor, eran los fijos. Con ellos se acaba la lista de íntimos que surcaban los mares con la baronesa. Las mellizas se quedaban en San Feliú a cargo del ejército de tatas que las cuidan y vigilan mientras la madre atiende obligaciones o se toma días de descanso. Hasta ahora Sabina y Carmen eran demasiado pequeñas para el barco, o así lo consideraba Tita, que prefería no sacarlas de su entorno habitual.

El caso es que este año Carmen se ha ido a navegar sin los amigos de siempre. Al menos parte de ellos se han quedado en tierra. Salcedo, su confidente desde que nació Borja, ha permanecido en Málaga; la pintora Lasarte hace tiempo que vive su vida en Argentina; y a Báñez, el que fuera profesor de karate del hijo querido, Tita no lo quiere ver ni en pintura. Mantuvieron una relación amorosa confirmada por su ex durante unos años, que se diluyó en el tiempo. De hecho, Carmen compartió con él sociedades y empresas y una impresionante hacienda en Sudamérica. Sus razones tendría para esa ruptura y no desea mantener ningún contacto con él.

El único que no la ha fallado ha sido Manolo Segura, su paño de lágrimas y su confidente durante la semana que Tita ha pasado de relax en la Costa Azul. Aunque las apariencias puedan dar lugar a interpretaciones varias, Segura, que dejó a su mujer en Madrid, es quizá ahora el único apoyo de Carmen. En este caso no se mantiene el refrán de “donde hubo fuego quedan rescoldos”. Los rescoldos se apagaron hace ya muchos años y ahora queda esa amistad fuerte ante la soledad de la baronesa.

El barco Mata Mua, de treinta y ocho metros de eslora, es uno de los tesoros patrimoniales de Carmen. De inspiración tahitiana, y con nombre de cuadro de Gaugin (que se traduce como érase una vez), tiene unos costes de mantenimiento anual de un millón de euros.