Rosalía y Guillermo, la mujer 'modelo' y el hijo cantante de Bárcenas

Desde que el pasado 27 de junio Luis Bárcenas entrara en la prisión de Soto de Real, la presión mediática se ciñe ahora en torno a sus personas más allegadas: su mujer, Rosalía Iglesias, y su hijo Guillermo. La prensa sigue los pasos de una familia, cuya vida se lleva desgranando desde 2009, año en que el extesorero fue imputado por su relación con la trama Gürtel.

La primera en salir a la palestra por su elegancia, estilismo y vinculación con la corrupción de su marido a partes iguales, sería su esposa, más aún tras ser imputada. Nacida en Astorga, hija de un camionero que montó una empresa de transportes y la menor de cinco hermanas, “Rosi”, como se la conoce en el pueblo, es una gran aficionada a los abrigos de visón y los bolsos de Loewe. Dos caprichos que, con su entrada en política, pudo llegar a costearse cuando se casó con Bárcenas a quien conoció gracias a su puesto como secretaria de Jorge Verstrynge, el extesorero de Alizanza Popular. Él catapultó su futuro.  

Ya dentro del partido conocería al amor de su vida. Él estaba casado y tenía un hijo pero no dudó en dejarlo todo por la de Astorga, contraer matrimonio con ella en 1989 y tener a su hijo Guillermo. Actualmente el primogénito de Bárcenas vive en el extranjero y tiene escaso contacto con su padre. Por eso, sólo Guillermo y su fiel esposa visitan estos días a Bárcenas en la cárcel. “Es muy duro, como se pueden imaginar, pero estoy tratando de sacar fuerzas y que Dios me de fuerzas para seguir adelante”, decía Rosalía Iglesias a La Sexta a su salida de la prisión de Soto del Real en compañía de su hijo. Un drama que la leonesa sobrelleva mientras su situación judicial se complica. Está acusada de cinco delitos: blanqueo, fraude fiscal, falsedad documental y estafa procesal en grado de tentativa por fingir la venta de dos cuadros a una galerista argentina.

Un 'niño bien' con ínfulas de autor

Mientras tanto, ajeno al escándalo, Guillermo Bárcenas diseña su vida de niño bien amante de la música de autor. Estudió Dirección y Administración de empresas en la universidad Francisco de Vitoria de Madrid y durante un tiempo ha vivido en Estados Unidos para realizar un curso de cine en una exclusiva academia neoyorquina no apta para todos los bolsillos, pues su caché supone un desembolso de 50.000 euros anuales.

Pero sin ninguna duda lo que ha lanzado a Guillermo Bárcenas a la fama, al margen de su parentesco con el hombre que más relevancia informativa tiene estos días, es su faceta musical. Bajo el pseudónimo potabolsas, el joven cuelga decenas de vídeos en Youtube en los que demuestra sus dotes como cantante y su creatividad como compositor.

Los aficionados al deporte pueden verle de vez en cuando en Punto Pelota donde como colaborador canta algunas de sus canciones. Memorable fue aquella que compuso para la Selección Española durante la pasada Eurocopa 2012. Artísticamente se hace llamar Willy MacPolvings y tiene un grupo llamado Los Jardineros.

A sus 24 años, son muchas las facetas que se conocen del hijo de Luis Bárcenas. A través de su perfil de Facebook se sabe su afición al cine, la música y el esquí, hobby que además comparte con su padre. Pero la red social desvela algo un poco más personal. Es amigo de Carla Figueroa Domecq y algunas publicaciones hablan incluso de que mantienen una relación sentimental. Carla es dueña del restaurante La Querencia de Madrid y nieta de la condesa viuda de Romanones. Dicen que incluso ésta se molestó cuando se enteró del noviazgo que mantenía su nieta con el joven Bárcenas.

Queda claro que Luis Bárcenas no es un imputado más dentro de esta estela de corrupción que sobrevuela la política nacional en los últimos años. El extesorero ha resucitado el espíritu de su tocayo Roldán, aquel, que como hoy lo hace el del PP, amenazó con “tirar de la manta”. Por eso, por hacer temblar al mismísimo Presidente del Gobierno, por sus famosas peinetas a la prensa y por el interés que suscita su vida privada, Luis y su familia ocupan la portada de todos los diarios ya sean de economía, de política o del cuore.