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Virginia Troconis, mujer de El Cordobés: "Me dan ganas de casarme de nuevo"
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TRAS ACUDIR A LA BODA DE FRAN RIVERA Y LOURDES

Virginia Troconis, mujer de El Cordobés: "Me dan ganas de casarme de nuevo"

Virginia Troconis, del brazo de su marido, Manuel Díaz El Cordobés, fue una de las más elegantes invitadas de la boda de Francisco Rivera y Lourdes

Foto: Virginia troconis, durante la presentación del acto de rx polifenoles en madrid (i.c.)
Virginia troconis, durante la presentación del acto de rx polifenoles en madrid (i.c.)

Virginia Troconis, del brazo de su marido, Manuel Díaz 'El Cordobés', fue una de las invitadas más elegantes de la boda de Francisco Rivera y Lourdes Montes. De las pocas que se salvaron de las críticas que se centraron en los atuendos 'retro' del enlace, que fueron descritos en la prensa como disfraces propiosde los cobradores del Frac o personajes de Alicia en el país de las maravillas. No obstante, para Troconis el enlace “fue muy bonito”. Tanto como para sentir una sana envidia y desear volver a pasar por la vicaría.

“La verdad que me entraron ganas de volver a casarme”, confesó la mujer del torero reconvertido en showman durante la presentación de un producto de belleza. Además, hablóde la posibilidad de ampliar de nuevo la familia, aunque prefiere esperar un poco antes de lanzarse de nuevo al ruedo. “No es el momento de tener otro hijo. Estoy muy a gusto como estoy ahora”. Así que Manuel, de 9 años, y Triana, de 6 años, de momento no tendrán un nuevo hermanito. “Ahora disfruto de ellos y del tiempo que pasotambién con mi marido”.

Virginia Troconis, del brazo de su marido, Manuel Díaz 'El Cordobés', fue una de las invitadas más elegantes de la boda de Francisco Rivera y Lourdes Montes. De las pocas que se salvaron de las críticas que se centraron en los atuendos 'retro' del enlace, que fueron descritos en la prensa como disfraces propiosde los cobradores del Frac o personajes de Alicia en el país de las maravillas. No obstante, para Troconis el enlace “fue muy bonito”. Tanto como para sentir una sana envidia y desear volver a pasar por la vicaría.

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