De los planes de boda a la ruptura en un año

Cinco años de noviazgo, una boda truncada, una crisis que dura meses y finalmente una separación. Esta es el recorrido sentimental de una de las parejas más mediáticas del país. Cayetano Rivera y Eva González han puesto fin a una relación que empezó a resquebrajarse el pasado verano y que ha vivido sus últimos momentos hace tan solo unos días, cuando la presentadora decidía abandonar la casa que el torero posee en Valdelagua (Madrid), cerca del domicilio de los Bardem.

A pesar de que Eva negó categóricamente su intención de casarse con Cayetano a finales del año pasado, fuentes cercanas a su entorno familiar aseguraban entonces que la pareja contraería matrimonio en una parroquia de Mairena de Alcor (Sevilla). Según contaba el periodista Antonio Rossi, las invitaciones se habrían comunicado telefónicamente para evitar filtraciones y hasta la tarta nupcial estaba encargada. Sin embargo, aquella unión nunca se llegó a efectuar. Los que conocen a la comunicadora de cerca aseguraban en ese momento que el hecho de que la noticia se hubiese difundido, unido al temor de Eva hacia un compromiso definitivo, habrían conseguido anular todos los planes.

La pareja continuó compaginando sus agendas profesionales, Eva cosechando éxitos con su programa de TVE y Cayetano centrado en sus negocios y alejado de los ruedos; sin embargo, en el terreno personal la crisis comenzaba a fraguarse. En el mes de agosto el torero y la presentadora protagonizaban una sonada bronca en una pequeña playa de Cádiz. Según el fotógrafo Gustavo González, el fuerte carácter de Eva y su comportamiento en público llevaron al torero a retirarse avergonzado ante la actitud de su novia. “Los vecinos de la zona no daban crédito a lo que estaban viendo. Eva había perdido absolutamente los papeles; su enfado era tal que los gritos se escuchaban desde lejos, por lo que Cayetano optó por retirarse avergonzado. Llegaron juntos y se fueron por separado”, comenta el paparazzi.

Una semana después, la pareja acudía junta a la gala Starlite organizada por Antonio Banderas en Marbella y ofrecían a la prensa su mejor sonrisa despejando rumores de crisis. Tal y como publicó Vanitatis, Eva no rehusó contestar ninguna pregunta sobre el incidente protagonizado en la playa “¿Qué dicen que soy una mujer con carácter? Pues sí lo soy, pero eso no es nada malo”, comentaba la presentadora.

Alejado de los ruedos, Cayetano disponía, después de muchos años, de una agenda de verano libre de compromisos taurinos y decidió pasar más tiempo junto a Eva. La pareja puso rumbo a Ibiza, sin ser consciente de que alguien de su entorno más cercano había proporcionado todos los datos necesarios (vuelo, alojamiento y movimientos de la pareja) con el objetivo de facilitar a los fotógrafos la realización de un amplio reportaje quefue vendido por unos 25.000 euros y que supuso un gran disgusto para los novios, no tanto por el hecho de que les hubieran fotografiado en actitud cariñosa, sino por el hecho de saber quién fue la persona que les había traicionado.

Un mes después, Cayetano y Eva acudían juntos y sonrientes al enlace del hermano del diestro Francisco Rivera y Lourdes Montes. La actitud de la pareja durante la boda no hizo levantar sospechas sobre una posible crisis. “Estaban felices y sonrientes, muy cómplices. En ese momento a nadie se nos paso por la cabeza que entre ellos algo fuese mal”, apunta uno de los invitados al enlace. Sin embargo, algo debió pasar a partir de entonces porque a pesar de que Cayetano quiso acompañar a Eva el día que falleció el padre de la presentadora, la actitud de ambos era distinta. “Entre ellos se notaba cierta frialdad, no había ese apoyo que habíamos visto antes”, señala la misma fuente, que añade que “Eva ha decidido volcarse más en el trabajo mientras él se ha vuelto mucho más casero”.

Tal vez ahí radique el problema de una pareja que, tras más de un lustro de noviazgo, ha decido poner kilómetros de distancia. Según publican hoy varias revistas y ha podido confirmar Vanitatis, el pasado Jueves Eva llegaba a Madrid, procedente de Barcelona donde había acudido a la gala de entrega de los premios Ondas en la que su programa fue galardonado, y se dirigió directamente a la casa que el diestro posee en Valdelagua, cerca de donde vive el matrimonio Bardem. Allí Eva habría recogido todos sus enseres personales antes de poner rumbo a otro destino, esta vez alejado del hombre con el que un día estuvo a punto de pasar por el altar.