"Jaime está destrozado, su madre lo era todo para él"

Al día siguiente de fallecer Concepción Saénz de Tejada, la casa familiar de la Moraleja se convirtió en el cuartel general de los hermanos Marichalar. Allí recibían a los íntimos y a las amistades más cercanas que querían presentar sus condolencias. Incluso la Reina acudió para transmitir sus condolencias. Doña Sofía llegó pasadas las 18:30 horas y estuvo una media hora. Este sábado se oficia el funeral en la iglesia románica de Santo Domingo en Soria, donde, tras ser incinerada, reposará en un panteón junto a su esposo, Amalio de Marichalar y Bruguera.

La condesa viuda de Ripalda falleció en el Hospital de La Paz este jueves, 13 de marzo, cerca de las 21 horas tras sufrir un ictus del que no logró recuperarse. Y desde ese mismo centro salió la comitiva fúnebre con destino a Soria, lugar donde también esta enterrado su marido, Amalio de Marichalar, comandante de artillería que falleció en 1979 cuando Jaime era un adolescente de 16 años. De ahí que la relación con su madre haya sido mucho más intensa que la de cualquier chico de su edad con los padres vivos. Para el ex duque siempre fue un apoyo muy importante y, sobre todo, a raíz de su compromiso primero y su divorcio después de la infanta Elena

“Jaime está destrozado, su madre lo era todo para él. Su apoyo, su comodín doméstico y como él mismo decía: la única persona que sé que no me va a fallar nunca”. En verano, por ejemplo iba con los niños a Sotogrande y era la abuela la que marcaba las pautas domésticas. A Felipe (Froilan) lo sabía llevar muy bien y con ella era raro que hiciera travesuras. Y lo mismo ocurría cuando la familia al completo se trasladaba a Soria. El niño compartía juegos con los primos, ayudaba y no montaba líos”, cuentan amigos del que fuera yerno real.

Una enfermedad que ha marcado su vida

El ictus que sufrió Concepción Sáenz de Tejada ha sido también un recordatorio trágico para Jaime, que también lo padeció. “En su vida hubo un antes y un después de su enfermedad. Para él ha sido muy doloroso ver a su madre en esas circunstancias, que además le han recordado cuando le pasó a él”, aseguran personas de su círculo íntimo a Vanitatis.

En aquel momento aún continuaba casado con la infanta, pero las desavenencias conyugales venían de atrás y la madre intuía que ese matrimonio tenía poco arreglo. Como así fue. A partir de ahí, el apoyo al hijo fue por partida doble. Estar con él y con los nietos Froilan y Victoria. Durante una temporada se trasladó al piso del barrio de Salamanca donde el duque pasaba muchas horas solitarias sin querer salir de casa. Seguramente en aquellas charlas filiales mostraría a su hijo que de todo se sale. Ella lo hizo cuando enviudó y sola encarrilo a sus seis vástagos con mayor o menor éxito.

Del domicilio de la Moraleja que con la muerte de la condesa viuda ha quedado vacío, salieron los Marichalar según se iban casando, o como en el caso de Jaime para trabajar en París, donde vivió su idilio con la infanta Elena y después su primera temporada como matrimonio. La madre era de las pocas personas que sabían de la relación y también la que sopesaba los pros y los contras de ese noviazgo. Al igual que fue muy estricta con la educación de sus hijos, a los que permitió pocas frivolidades, también era consciente de que emparentarse con el jefe del Estado les cambiaría la vida.

“Tenía una relación muy buena con la reina que no se rompió con el divorcio de Elena y Jaime. Pero siempre desde el respeto. Nuca la tuteo y tampoco la llamaba por su nombre de pila. Concha era la discreción personificada y nunca contaba nada. Tanto es así que cuando doña Sofía se enteró de que estaba ingresada se traslado al hospital para reconfortar a los hijos. Con Elena tenía poca relación, pero la infanta la quería mucho, igual que el resto de la familia. Jaime ha perdido una referencia importantísima en su vida, pero sabía, como así le dijeron, que la recuperación del ictus era casi irreversible. De todas formas, los hermanos están muy unidos y ahora será Amalio el que tome las riendas de la familia”, cuentan amistades de la condesa viuda.