La vena solidaria de Pepa Flores 'Marisol'
Es la cara menos conocida de Pepa Flores, aquella Marisol que dejó a un lado su nombre artístico para regresar al anonimato allá por el año 1970
Es la cara menos conocida de Pepa Flores, aquella Marisol que dejó a un lado su nombre artístico para dedicarse a otros menesteres menos mediáticos y que en 1970 decidió regresar al anonimato. Pepa vive con su marido, Máximo Stecchini, en Málaga, y en los últimos años simultanea su vida familiar con su actividad solidaria: ayuda como voluntaria a la Asociación Malagueña de Esclerosis Múltiple (AMEM), de la que es madrina de honor, y con la que han colaborado también la duquesa de Alba, Karina O Carmen Sevilla.
La actriz y cantante llegó a dejarse inmortalizar por su amigo, el pintor Antonio Montiel, caracterizada de Virgen María, y con su hija Celia en brazos, cuando la hoy cantante era un bebé, para ilustrar una felicitación navideña de AMEM. Pero en la asociación la han visto hacer de todo, desde ejercer como profesora de castañuelas a ser la fundadora de ‘Contra viento y marea’, el coro de la institución. En ese grupo coral, dirigido por la misma Pepa, cantaron ella y Celia en sus inicios. Lo de las castañuelas sirve como terapia para que enfermos de esclerosis ejerciten los dedos y disminuyan, así, la pérdida de movilidad.
Lo que no aceptó hace un año la que fuera niña prodigio fue una suculenta oferta para regresar al cine. Se habló en su momento de un millón de dólares por representarse a sí misma en una película de producción hispano-norteamericana. Su vida actual se completa con largos paseos con sus dos perros y su marido por la playa malagueña y por su pasión hacia su único nieto, Curro, hijo de Celia y del bailarín Manuel de la Curra, que ha cumplido seis años.
Sus amistades aseguran que “es una mujer muy sencilla y buena conversadora. Y prepara unas paellas buenísimas”. En lo que se refiere a su amor por los animales, uno de los directivos de AMEM desvela que “Pepa recogió a un perro callejero enfermo al que hubo que amputar una pata. Ella pagó la operación y se lo llevó a su casa”.
Romance a la italiana
Es la cara menos conocida de Pepa Flores, aquella Marisol que dejó a un lado su nombre artístico para dedicarse a otros menesteres menos mediáticos y que en 1970 decidió regresar al anonimato. Pepa vive con su marido, Máximo Stecchini, en Málaga, y en los últimos años simultanea su vida familiar con su actividad solidaria: ayuda como voluntaria a la Asociación Malagueña de Esclerosis Múltiple (AMEM), de la que es madrina de honor, y con la que han colaborado también la duquesa de Alba, Karina O Carmen Sevilla.
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