La Pasión de Terelu (y su nuevo acompañante) en Málaga

Viernes Santo. En el hotel Room Mate Larios de Málaga todo está listo para ver la procesión. Ocho hermandades están llamadas a portar sus tronos por el centro de la ciudad, ante la tribuna de autoridades, entre las 8 de la tarde (Dolores) y las tres de la madrugada (Servitas).

El hotel, propiedad de Kike Sarasola, ofrece un menú de unos 140 euros por cabeza para degustar entre trono y trono. Eso en la primera planta. En el resto, las habitaciones con balcón, a unos 1.500 euros la llave, se reparten entre gente bien de Málaga y alrededores. Por ellas han pasado esta Semana Santa muchos personajes conocidos, incluidauna secretaria de Estado de Rajoy.

Ese viernes, la habitación central de la segunda planta está ocupada, como casi siempre, por Antonio Banderas, que esa noche recibía en su cuarto a Tony Blair, esposa y churumbeles, que fueron los que más tiempo estuvieron asomados a la calle Larios. A Blair le encanta la Semana Santa, pero cuando va a Málaga no se deja ver demasiado oteando los tronos. Razón de fe. Es anglicano y no quiere que le hagan fotos en el seno de un culto tan profundamente católico.

Terelu, que es muy conocida en España, pero que no tiene una foto en las Azores con Bush y Aznar, se tuvo que conformar con la planta primera, que es más innoble, porque allí cabe todo el que reserve con tiempo y pague el cubierto. El hecho es que llegó la última al salón, pasadas las nueve y media de la noche, cuando los comensales de su propia mesa ya estaban cuchillo y tenedor en mano hincando el diente a los 140 euros de menú.

El caballero misterioso

Y lo sorprendente es que llegó acompañada de un hombre. O no tanto, porque últimamente, desde su sonata y fuga del mundo televisivo, se la ve mucho de fiesta en fiesta y se la adjudican muchos novios. El hombre que la escoltaba saludó a sus compañeros de cubierto con cierta confianza. Algunos formaban parte de la familia malagueña de María Teresa Campos. ¿Lo conocían?

Ambos pasaron la velada juntos. Juntos iban a fumar, juntos al balcón, juntos degustaban los platos y el champán mientras pasaban los tronos. Dolores, Descendimiento, Calvario, Traslado, Amor, Piedad, Sepulcro y Servitas. Él, muy atento, deslizaba el brazo por la espalda de Terelu mientras cenaban. Algunos especulaban en el lugar con la posibilidad de que se tratara del artista Mario de Pascual (48), con el que algunos medios la relacionaron hace un tiempo. Él mismo lo negó. “Sólo es una clienta”, dijo. Ella quería un cuadro y él tenía un pincel.

El hombre misterioso que acompañaba el Viernes Santo a Terelu no era el tal Mario. Era un tipo alto, corpulento, con buena planta, pero no tenía pinta de artista. De profesión desconocida, pero de vocación enfermero. Parece, al menos, que es el mejor remedio para la ‘depresión’ por la que Terelu se ha pedido la ‘baja’.