Michavila viaja a África para cumplir el sueño de su esposa, tras su fallecimiento

José María Michavila, exministro de Justicia, afronta el duelo de la pérdida de su mujer, Irene Vázquez, llevando a cabo los sueños que ella no terminó de cumplir cuando un derrame cerebral acabó con su vida el pasado 22 de noviembre a la temprana edad de 40 años. Irene se encontraba volcada de lleno en la obra que la Fundación Pablo Horstmann de Anidan realiza en Lamu (Kenia), la ciudad más antigua de África, duramente azotada por la miseria y donde un grupo de médicos voluntarios ofrecen asistencia sanitaria gratuita a más de 14.000 niños cada año.

Michavila y su esposa han colaborado desde hace varios años con dicha fundación abriendo su casa a familias que viajan a España para sanar a sus hijos, pero en esta ocasión ha sido el exministro quien ha viajado a Lamu con sus hijos para cumplir la voluntad de Irene. Un viaje en el que se ha sentido de nuevo cerca de ella, tal y como narra el propio Michavila para la revista Telva en conversación con su amiga Patricia Rato, quien les ha acompañado en su periplo.

“Los actos de las personas extraordinarias siempre se perpetúan en los demás, convirtiéndoles en inmortales”. Con esta creencia, Patricia Rato ha querido seguir los pasos de Michavila y su familia, que viajaban a África para ser testigos del Primer Proyecto Irene Vázquez que lleva a cabo la citada fundación en Lamu. El que fuese el ministro de Justicia más joven de la historia de la democracia española persigue ahora los sueños de su mujer, a la que considera “un regalo de Dios”. Para él, “la ausencia de una vida tan valiosa, hermosa y joven no ocurre porque sí: sé que hay un plan del cielo para cada uno de nosotros”, reconoce.

“Siempre nos faltará mami”

Además de compartir con Patricia Rato esta experiencia, en la que el doctor Eduardo Lobo, jefe de cirugía general del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, y Antonio Cabrillo, jefe de Ginecología del mismo centro, practicaron 150 operaciones a niños, Michavila recuerda con su amiga cómo vivió su pérdida. “Patricia, la primera lección que la muerte nos enseña a todos es que nos obliga a darle sentido a nuestra vida y a las cosas que hacemos para poder seguir adelante. Las pérdidas hacen que nos replanteemos lo importante para, en medio del dolor, intentar llenar los vacíos que nos dejan”, confiesa a su amiga.

Para Michavila su “desafío es hacer ahora una familia alegre. Tengo cinco motivos para ello, que son mis hijos y debo ayudarles a ser felices. Todo mi tiempo es para ellos y viviré por y para eso. Estoy descubriendo cosas en ellos que sólo una madre puede ver. Siempre nos faltará mami, es una ausencia física ineludible, dificilísima a veces, pero yo siento por dentro que ella nos acompaña en Dios y en el corazón. Sé que está aquí, de otra manera, pero está. Tengo que conseguir que la sigamos viviendo cada día, igual que cuando estaba con nosotros, con la misma alegría de vivir que ella desprendía en cada gesto: darse a los demás hasta que ya no quede nada para ti”, sentencia. Un propósito que ahora le ha llevado a una de las ciudades más castigadas de África y cuya aventura podrá verse en el último número de la revista Telva correspondiente al mes de junio.