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Ortega Cano, el preso que más cartas recibe en la cárcel de Zuera
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le envían INCLUSO DECLARACIONES DE AMOR

Ortega Cano, el preso que más cartas recibe en la cárcel de Zuera

Los funcionarios de prisión aseguran que es un preso ejemplar. Dedica su tiempo a la lectura, la oración y a contestar las centenares de cartas que le envían

Foto: José OtegaCano y su hija Gloria Camila se funden en un abrazo en una imagen de archivo (Gtres)
José OtegaCano y su hija Gloria Camila se funden en un abrazo en una imagen de archivo (Gtres)

Es un preso ejemplar. Así definen los funcionarios de la cárcel zaragozana de Zuera a su recluso más popular, José Ortega Cano. El ex torero, no obstante, pasa por momentos muy tristes porque se siente incapaz de enderezar desde esas cuatro paredes la vida de su hijo, José Fernando, una vida marcada por las malas compañías y las adicciones. Su familia le tiene al tanto de lo que hace José Fernando y Ortega le manda mensajes para que se pase por la penitenciaría, quiere hablar con él cara a cara, sin intermediarios. Su hijo, por su parte, hace caso omiso a las llamadas desesperadas de su padre y no acude a Zaragoza desde hace tiempo. Dicen que el muchacho no quiere saber nada de su familia.

Durante su estancia en prisión Ortega se refugia en el gimnasio, la lectura y la oración. También dedica mucho tiempo a contestar a los cientos de cartas que recibe desde toda España, la mayoría de personas que le mandan mensajes de ánimo. No quiere dejar de responder para agradecer el interés de los remitentes. Curiosamente, entre tanta misiva, hay algunas de mujeres que se muestran seducidas por la personalidad del viudo de Rocío Jurado, pero José no oye esos cantos de sirena y aguarda impaciente cada fin de semana la visita de su compañera sentimental, Ana María Aldón, y de su hija Gloria Camila. Ellas dos son los grandes amores de su actual vida, ellas y su hijo pequeño, José María. El mayor es caso aparte. Igual que Rocío Carrasco, que parece haberse olvidado de quien durante unos años fue como un padre para la antaño Rociito.

El ex torero y empresario no pierde la esperanza de que dentro de poco tiempo se le conceda el tercer grado por buena conducta, lo que le permitiría abandonar durante el día la cárcel para atender personalmente sus negocios. Será entonces cuando fuerce ese reencuentro con José Fernando para poner los puntos sobre las íes, porque el veinteañero le prometió a su padre antes de entrar en prisión que iba a dejar los malos hábitos. Y, a la postre, fue una promesa baldía.

Es un preso ejemplar. Así definen los funcionarios de la cárcel zaragozana de Zuera a su recluso más popular, José Ortega Cano. El ex torero, no obstante, pasa por momentos muy tristes porque se siente incapaz de enderezar desde esas cuatro paredes la vida de su hijo, José Fernando, una vida marcada por las malas compañías y las adicciones. Su familia le tiene al tanto de lo que hace José Fernando y Ortega le manda mensajes para que se pase por la penitenciaría, quiere hablar con él cara a cara, sin intermediarios. Su hijo, por su parte, hace caso omiso a las llamadas desesperadas de su padre y no acude a Zaragoza desde hace tiempo. Dicen que el muchacho no quiere saber nada de su familia.

José Ortega Cano
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