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La baronesa Thyssen: “Me gustaría que Borja se involucrara para tomar decisiones”
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dice tener pretendientes, pero que no dan el paso

La baronesa Thyssen: “Me gustaría que Borja se involucrara para tomar decisiones”

Ahora que la relación madre e hijo vuelve a ser cercana, a la baronesa le gustaría recuperar parte del tiempo perdido con Borja. Pocas veces se sincera tanto

Foto: La baronesa y su hijo, en la presentación de las Memorias del barón (Gtres)
La baronesa y su hijo, en la presentación de las Memorias del barón (Gtres)

La percepción que uno tiene de Carmen Cervera cambia cuando se tiene la ocasión de tratarla de tú a tú. Cuándo se disfruta de ella en un ambiente en el que se siente cómoda. En las distancias cortas, la baronesa Thyssen gana mucho. No le cuesta nada conquistar a la gente, como ocurrió la semana pasada en una comida en la que Tita compartió mesa, mantel y confidencias con los miembros de la peña periodística Cuarto Poder en el restaurante madrileño Lucio. De hecho, durante el almuerzo se atrevió a contar chistes. La baronesa abrió su corazón como pocas veces lo ha hecho, confesando que “mis nietos no conocen a mis hijas pequeñas. Pero todo se andará…”.

Pregunta: Por fin ha recuperado su rol de abuela...

Respuesta: Y tengo unos nietos monísimos y maravillosos. No me llaman abuela, me dicen Tita. Y lo prefiero. Mi hijo se dirigía a mi madre como ‘mami’.

P: ¿Será madrina de ese nieto que viene en camino?

R: Lo sería encantada si me lo piden.

P: Pero ahora la relación es buena

R:

P: Me refiero a que se ha aclarado todo con su hijo Borja

R: Sí, se ha partido de cero. Las cosas pasaron y se acabó. Ni me acuerdo de lo que ha ocurrido. Solamente recuerdo con nostalgia las cosas bellas del pasado, lo malo hay que dejarlo atrás. Todos estuvimos involucrados, por lo que no hay pecadores ni santos. Hoy, los reproches no sirven para nada.

P: ¿Cuál de las dos partes ha cedido más para que se produzca la reconciliación?

R: No hubo cesiones, sino un diálogo necesario. Afortunadamente, se ha abierto una puerta para poder hablar. Y sería poco inteligente cerrarla. La vida pasa muy rápido y no se deben repetir los errores. Solamente aprendo de las cosas bellas.

P: ¿Qué relación mantiene ahora con Blanca?

R: Muy buena. Hemos pasado parte del verano juntas. Blanca hace muy feliz a mi hijo…

P: ¿Y a usted le hace feliz?

R: Si Borja es feliz, yo también. Blanca y yo tenemos que llevar nuestra relación con mucha inteligencia y educación.

P: ¿Cómo se lleva Borja con sus gemelas?

R: Hace tiempo que no se ven…

P: Dicen que Borja y usted han llegado a un acuerdo económico, y que buena parte de ‘culpa’ de esa reconciliación la tiene ese acuerdo…

R: Todo está involucrado. Ha sido un problema familiar importante, pero que ya está arreglado. Las demandas entre ambas partes se han acabado. Están retiradas. Hubo lo que yo denomino incomprensiones… Desde el momento en que hemos firmado las terminaciones de todas las querellas que hubo entre nosotros, algo incomprensible entre madre e hijo, se ha acabado el problema.

P: ¿Es rencorosa?

R: No lo soy, porque no te conduce a nada serlo.

P.: Pero habrá sufrido mucho…

R: Mucho. Pero no me he permitido llorar. No me gusta la tristeza ni el sufrimiento, me impiden concentrarme. Hemos hecho borrón y cuenta nueva. El pasado negativo no existe. Y tanto Borja como yo enfocamos nuestro futuro en común en positivo.

P: ¿Qué le ha costado más: pedir perdón o perdonar?

R: Yo no pido perdón, e intento que nadie me lo pida a mí. Lo que importa es arreglar las situaciones.

P.: ¿No derramó ni una lágrima?

R: Si la he derramado en algún momento de flaqueza lo hice en silencio. De mi marido Heini aprendí que siempre había que seguir adelante. Por eso, nunca me recreé en mis tristezas.

P: Hablando de maridos… ¿Está predispuesta a enamorarse?

R: Creo en el amor, nunca he dejado de creer en él, porque es lo más bonito que hay en esta vida. Pero en estos momentos no estoy enamorada y, por tanto, no puedo sentir de nuevo lo que sentí durante muchísimos años.

P: Pero seguro que tiene pretendientes…

R: Algunos hay, sí. Desde pequeña he soñado con los cuentos de hadas, con el amor… Y esos pretendientes me mandan cosas, flores, regalos… hay señales. Pero me da que les doy un poco de miedo, que están algo nerviosos. Debe ser porque me ven como un personaje…

P: Será que impone.

R: Ja, ja, ja.

P: ¿Volvería a casarse?

R: No lo creo. He estado casada desde que tenía veinte años, y ahora estoy muy tranquila.

P: Vive un momento personal muy dulce.

R: Gracias a Dios sí.

P: Y en los malos momentos ¿en qué se ha apoyado?

R: Soy creyente, tengo fe, y por las noches me dirijo a mi ‘ángel de la guarda’ y le digo, si hace falta, que no se está comportando como debe conmigo. La fe va unida a la autodisciplina.

P: Por cierto, tiene puesta a la venta su casa suiza de Villa Favorita, ¿no?.

R: Ahí estamos. Pero el comprador tiene que ser suizo. Es una finca muy grande y no es fácil venderla.

P: Su patrimonio lo gestiona usted misma, ¿no quiere ayuda?

R: Es que no encuentro a la persona adecuada. Pero tengo un equipo que me ayuda en esto, aunque las grandes decisiones las tomo yo. Mi intención es que mi hijo Borja se implique mucho conmigo para tomar esas decisiones, es ley natural de vida. Entiende mucho de arte y sería de gran ayuda.

P: Hablando de arte… ¿Qué le parecen los cuadros que pinta Blanca?

R: Son interesantes.

La percepción que uno tiene de Carmen Cervera cambia cuando se tiene la ocasión de tratarla de tú a tú. Cuándo se disfruta de ella en un ambiente en el que se siente cómoda. En las distancias cortas, la baronesa Thyssen gana mucho. No le cuesta nada conquistar a la gente, como ocurrió la semana pasada en una comida en la que Tita compartió mesa, mantel y confidencias con los miembros de la peña periodística Cuarto Poder en el restaurante madrileño Lucio. De hecho, durante el almuerzo se atrevió a contar chistes. La baronesa abrió su corazón como pocas veces lo ha hecho, confesando que “mis nietos no conocen a mis hijas pequeñas. Pero todo se andará…”.

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