Nuria González y Paloma Cuevas se echan a la calle para defender los toros en Bogotá

El mundo del toro está en pie de guerra. Después de que el alcalde de Bogotá decidiera prohibir los espectáculos taurinos en la plaza La Santamaría de la capital colombiana y no renovar el contrato de arrendamiento a la empresa que gestionaba dicha plaza, varios han sido los toreros, ganaderos y aficionados a la tauromaquia que este miércoles por la tarde se han echado a la calle en Madrid.

La plaza de Chamberí ha sido el lugar de concentración de algunas de las caras más conocidas del mundo del toro lejos de la plaza, como Nuria González, mujer de Fernández Tapias, y Paloma Cuevas, que llegaban juntas demostrando ser unas taurinas de pro. Aunque la esposa de Enrique Ponce nunca acude a la plaza ni tan siquiera para ver a 'su' torero, Nuria González es una habitual en los tendidos, donde suele acudir con el empresario y vicepresidente del Real Madrid.

A este encuentro también asistieron figuras consagradas como Santiago Martín ‘El Viti, presidente de la Unión de Toreros, Cristina Sánchez, Sebastián Palomo Linares, Enrique Ponce, que micrófono en mano dio voz a los afectados en Bogotá, y su suegro, el ganadero Victoriano Valencia.

Sin embargo, el auténtico pulso de la situación que existe en Colombia lo están viviendo toreros de la talla de Julián López ‘El Juli’, Alejandro Talavante, César Rincón y José Mari Manzanares, que ha reaparecido dos semanas después de la muerte de su padre. Todos ellos viajaron esta semana hasta Bogotá para acudir a la primera manifestación de toreros de la historia.

El motivo de este viaje no es otro que exigir al alcalde de la ciudad, Gustavo Petro, que reabra La Santamaría, cumpliendo así la sentencia de la Corte Constitucional que le obliga a permitir que se celebre la fiesta taurina en la capital. El acto comenzó con un minuto de silencio en homenaje a José Mari Manzanares (padre), que fue recibido por su hijo con gran emoción. Junto a ellos, también se encontraban los 14 novilleros que reivindican, con una huelga de hambre, su derecho a trabajar.