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Un incombustible Raphael deslumbra ante sus chicas
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CONCIERTO EN MADRID DEL CANTANTE

Un incombustible Raphael deslumbra ante sus chicas

Ha ofrecido el primero de los 20 conciertos que dará en Madrid. Tres horas de posturas y gestos sin descanso ante la atenta mirada de su familia y amigos

Los conciertos de Raphael empiezan con puntualidad británica y en cambio nunca se sabe cuando acaban. Y siguiendo la norma de la casa sucedió lo mismo en el primer concierto de los 20 que dará en Madrid, en el teatro Compac de la Gran Via, con el aforo de todos ellos casi al completo. A las 20:30 salió al escenario vestido con su uniforme de trabajo, camisa, pantalón y chaqueta de esmoquin, todo negro. Poca variación en la indumentaria porque así se siente cómodo, y lo mismo en lo que se refiere a satisfacer a ese público que mantiene en pie cada vez que termina una canción desde hace cinco décadas.

Tres horas seguidas de posturas y gestos que acompañan el repertorio de toda la vida con algunas variaciones que siempre son diferentes en cada concierto. Los seguidores de Raphael son fieles y además esa querencia hacia su ídolo se transmite de generación en generación. Ese referente familiar consiste en que parte de su público lo forman tres estirpes, y hasta cuatro, normalmente de mujeres: abuelas, madres, hijas y nietas. Aunque esta vez el sector masculino de jóvenes treintañeros era también numeroso y con conocimiento absoluto de los temas que el cantante denomina “las joyas de la corona”, que no son otras que El tamborilero, Como yo te amo, Escándalo, Digan lo que digan o Maravilloso corazón.

A sus 71 años mantiene una excelente forma física y en sus conciertos las únicas interrupciones que hay son los aplausos o los gritos de “guapo” y los continuos olés y similares. No hay pausa, y sale y entra en el escenario solo como escenificación. Dicen que no necesita descasar, y debe de ser cierto, porque la noche del estreno tampoco hubo receso. Sigue llenando y regalando canciones una vez termina la ‘parte oficial’ y no hay promoción más allá de la estrictamente profesional.

En sus conciertos no hay alfombra roja, ni convocatoria de famosos ni photocall ni esponsorización. El perfil de invitados es el mismo de siempre. Sus hijos Jacobo y Manuel con sus mujeres, Toni Acosta y Amelia Bono; Alejandra con su marido, Álvaro Arenzana, la consuegra Ana Rodríguez (ya no hace falta colocarla lo de 'la ex de Bono') y amigos de Ibiza como Fonsi Nieto y Patricia Pérez. Todo ello supervisado por Natalia Figueroa, que salvo contadas excepciones suele estar entre bambalinas. Ausencia absoluta de famoseo pagado, que suele ser habitual en cualquier gala y estreno promocional. El resto del público que llenaba el teatro eran seguidores de Raphael que habían pagado su entrada.

Los conciertos de Raphael empiezan con puntualidad británica y en cambio nunca se sabe cuando acaban. Y siguiendo la norma de la casa sucedió lo mismo en el primer concierto de los 20 que dará en Madrid, en el teatro Compac de la Gran Via, con el aforo de todos ellos casi al completo. A las 20:30 salió al escenario vestido con su uniforme de trabajo, camisa, pantalón y chaqueta de esmoquin, todo negro. Poca variación en la indumentaria porque así se siente cómodo, y lo mismo en lo que se refiere a satisfacer a ese público que mantiene en pie cada vez que termina una canción desde hace cinco décadas.

Manuel Martos Nuria Roca
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