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Un empresario anciano, la expresidenta del Rayo y 13 hijos: así es el clan Ruiz-Mateos
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LA FAMILIA QUE CREÓ EL HOLDING RUMASA

Un empresario anciano, la expresidenta del Rayo y 13 hijos: así es el clan Ruiz-Mateos

Dos de los hijos varones de Ruiz-Mateos duermen ya en la prisión de Navalcarnero. El clan tiene unas 50 causas abiertas, por lo que puede que no sean los últimos

Foto: La familia del empresario José María Ruiz Mateos en la década de los 80, en una imagen de archivo (Gtres)
La familia del empresario José María Ruiz Mateos en la década de los 80, en una imagen de archivo (Gtres)

“Están deseando que se muera. Lo desprecian. Y me temo que le quedan meses. Lo vi hace siete u ocho meses y pesaba poco más de 40 kilos; era más alto que yo y ni me llegaba al hombro. Me han dicho que está mucho peor. No se vale físicamente, ya no coge el teléfono y solo las hijas de Begoña van a ver alabuelo. Ningún otro de sus nietos”. Así es la actual realidad de José María Ruiz Mateos según el que fue su abogado durante 27 años, Joaquín Yvancos, una de las personas que mejor lo ha conocido. A sus 83 años solo queda una sombra del empresario jerezano que levantó el mayor holding que ha conocido España. Posiblemente, no alcance a entender del todo que dos de sus hijos, Javier y Álvaro, llevan días durmiendo en Navalcarnero.

Teresa Rivero ha vuelto junto a su marido, impelida por la falta de dinero del clan. Quiso vivir sola, a pesar de sus convicciones morales –es supernumeraria del Opus Dei–, pero ambos se ven obligados a convivir hoy en un modesto chalé de Aravaca (Madrid), donde vivió su hijo Alfonso. Están solos, salvo por una asistenta. La mansión de la calle Alondra 2, en Somosaguas (Pozuelo), fue embargada por BNP ante el impago de una hipoteca de casi seis millones. Hoy está abandonada. De todos modos, Rivero no quiere pasar más tiempo del necesario junto a su marido. Duermen en habitaciones separadas desde hace años. El deterioro entre ellos ha sido paulatino, pero inexorable. Que apareciese una supuesta hija secreta del empresario, la americana Adela Montesdeoca, no ayudó a recuperar la armonía.

José María y Teresa Rivero tuvieron 13 hijos. Solo los seis varones han ejercido cargos ejecutivos en ambos holdings, Rumasa y Nueva Rumasa. Formado en valores ya caducos, José María Ruiz-Mateos siempre excluyó a sus siete hijas de cualquier capacidad decisoria en sus negocios. Los hombres tienen licenciaturas en Derecho, Económicas o ADE. Por el contrario, ellas comenzaron a quedarse embarazadas muy jóvenes y solo Rocío utilizó su licenciatura (Psicopedagogía) para abrir un negocio propio, una guardería. Las demás han llegado, como mucho, a ejercer de secretarias en el holding aunque su nombre figurase en diversas sociedades. “Las seis hijas, menos Begoña, son del Opus”, explica Joaquín Yvancos. Por el contrario, todos ellos menos Zoilo son Legionarios de Cristo.

2004, los hijos toman el control de la compañía

El traspaso del imperio Nueva Rumasa –formado por más de 200 sociedades con estructura empresarial en paraísos fiscales– a los seis varones se formalizó en 2004. Ellas percibieron dos inmuebles cada una, cuya hipoteca quedaba a cargo de Nueva Rumasa, y una remuneración económica semestral. La fórmula la explicó muy bien el liquidador Ángel de Cabo, cuando le contrataron para salvar todo el dinero posible: “Solo hay bocadillos para seis”. El 17 de febrero de 2011, José María Ruiz-Mateos dio una rueda de prensa, rodeado por sus seis hijos varones, en la que anunciaba la entrada en preconcurso de acreedores de Nueva Rumasa. Un segundo sueño que terminaba tan mal como el primero. Hoy, Álvaro y Javier han entrado en prisión y los otros cuatro están imputados en distintas causas judiciales. Todos tienen retirado el pasaporte. El embargo judicial afecta a 220 inmuebles, fincas y obras de arte propiedad del clan.

La siguiente fecha fundamental es el 14 de noviembre de 2012, en que la familia se partió definitivamente en dos. El patriarca y su hija Begoña y, del otro lado, todos los demás, incluida la madre. Begoña y su marido, Antonio Biondini, se querellaron contra los seis varones porque los pagos de la caja única del clan dejaron de llegar y el matrimonio y sus seis hijos –media habitual en la familia– pueden perder la casa de Somosaguas y la de Jerez. Además, Biondini había invertido todos sus ahorros, un millón de euros, en el holding. Hoy tiene unos pagarés que no valen nada. Begoña es la única de los 13 hijos que continúa guardando fidelidad a su padre.

De Zoilo a Álvaro

Volvamos al organigrama de los Ruiz-Mateos. Al frente de las empresas debió estar Zoilo, pero fue el más ambicioso José María Jr quien lo adelantó, convirtiéndose en CEO de Nueva Rumasa, y Zoilo, en presidente de honor. Era el especialista en relaciones internacionales de Nueva Rumasa con ayuda de su primo Alfonso Barón. En 1988 se casó con Carmen Fernández-Durán Soto, en una boda oficiada por su tío sacerdote, Alfonso María Ruiz-Mateos. Tiene tres hijos. Declaró ante la juez del juzgado de instrucción 5 de Palma que está apuntado al paro y que es su mujer quien aporta dinero a casa. José María Jr es licenciado en Económicas, quien más tiempo estuvo al frente de las empresas de alimentación y el que más veces ha actuado como portavoz de la familia. Hoy figura como gerente de Advernet SL. Es de gustos caros, con amarre y casa en Sotogrande. Está casado con Cristina Figueroa, sobrina de Raphael, nieta de los marqueses de Santo Floro y descendiente de la saga del conde de Romanones. Tienen cinco hijos. Declaró lo mismo que Zoilo y sus otros hermanos ante la juez Ana San José. Como el resto de sus hermanos, está imputado en la causa de los ERE que instruye la juez Alaya.

Alfonso es abogado y quien más tiempo estuvo al frente de la división vitivinícola de la familia, ocho bodegas bajo el sello Garvey. Casado en 2007 con Alejandra Cruz-Conde, abogada, cónsul honoraria de Gran Bretaña en la provincia de Cádiz e integrante de una de las más solventes familias andaluzas y muy vinculada a la entidad financiera de la Iglesia, Caja Sur. Trabaja con su mujer y su cuñado en un despacho de abogados de Marbella, parcialmente afectado por la ‘operación Malaya’: el fundador del despacho y suegro de Alfonso, Rafael Cruz-Conde y Suárez de Tangil, ya fallecido, fue detenido por blanqueo de dinero. Tiene cuatro hijos. Pablo es licenciado en Económicas y ADE y estaba al frente de la división hotelera. Se casó en 2002 con Mara Castillo Lapetra, tiene cuatro hijos y también declaró estar apuntado al paro. Demandó a Trapa, empresa del grupo familiar, por despido improcedente. Según Joaquín Yvancos, tiene un perfil bajo y su padre se preguntaba: “¿Dónde colocamos a este niño?”, antes de encontrarle ocupación. Fue imputado también por estafa en la ‘operación Palanca’. Finalmente, los primeros en entrar en prisión, ambos imputados también en el caso de los ERE.

Javier es abogado y fue supervisor financiero de Nueva Rumasa. Compartió con su madre la gestión del Rayo y fue director gerente de Bodega Garvey y administrador de Hibramer SA. Casado en 2001 con la periodista Lavinia Mateos, tiene cinco hijos que viven en Aravaca. Álvaro, el benjamín, estudió negocios en la Universidad de Miami y está casado con Ana Suárez de Lezo (ex de Rafael Medina), licenciada en Derecho, empleada de Telefónica y prima de la mujer de su hermano Alfonso. El patriarca no fue al enlace, celebrado en un convento capuchino de Córdoba, porque le parecía inadecuado celebrar una boda tan fastuosa en pleno concurso de acreedores. Figuraba como administrador en Clesa y Dhul y era el número 2 en las empresas de alimentación. Es el único de los 13 hijos que aún no ha “tenido la suerte” de ser padre, según él mismo afirmó.

Sus hijas, apartadas de las empresas

Las siete hijas son austeras. Nunca han mostrado gustos caros; buenas casas pero no derroches en público. La actitud machista del patriarca, apartándolas de la gestión del holding, ha acabado protegiéndolas de imputaciones. La primogénita, Socorro, estudió Secretariado y vive entre Jerez y Cizur (Navarra). En su Facebook hay fotos del Papa, de advocaciones de la Virgen y mensajes religiosos. Es antiabortista y próxima a Hazte Oír. Está casada con Bernardo Landeta de la Torre y tiene seis hijos. Actualmente atraviesa un delicado estado de salud. La sigue, saltándonos a Zoilo, Begoña, la disidente del clan. Licenciada en Geografía e Historia, está separada de Carlos Perreau y casada con Antonio Biondini. Tuvo tres hijos del primer marido y otros tres con el segundo. Vive entre Madrid y Jerez.

Patricia nunca tuvo cargo definido salvo hacer de secretaria en el cuartel general de Somosaguas, sede de Nueva Rumasa. Casada en 1990 con el jerezano Joaquín Bohórquez, hijo de la marquesa de Las Palmas y sobrino del conocido rejoneador y ganadero Fermín Bohórquez. Tiene cuatro hijos y vive en el barrio de El Viso. Almudena es enfermera y se limitaba a ayudar a su hermana Patricia. Vive en Pozuelo, muy cerca de su padre, tiene cinco hijos y está casada con Alberto Wicke, abogado y consejero de la asesoría inmobiliaria Doalbega. Rocío es pedagoga y durante años asistió a su padre “en temas personales, desde pedirle cita con el médico a acompañarle al sastre. Siempre como hija, no como secretaria”, según sus hermanos varones. Está casada con Luis Ojeda y tiene cuatro hijos.

Paloma vive en Sevilla, trabajó como directora de imagen y RRPP de las bodegas familiares en Jerez bajo las órdenes de su hermano Alfonso. Se casó en 1986, en Mallorca, con el alemán Stephan Schoppe, a quien conoció en Fráncfort (Alemania) cuando su padre estaba pendiente de extradición. La oposición de su familia al enlace fue total y nadie asistió a la boda. Teresa Rivero dijo entonces que Paloma era “muy rebelde y que cuando se le metía algo en la cabeza...”. En 1989 le lanzó –sin éxito– una tarta a Isabel Preysler cuando acudía al ginecólogo embarazada de Ana Boyer. Se separó de Schoppe en 1991. Tuvieron tres hijos. En 1994 se casó con el empresario jerezano Juan García Jarana y tuvo dos hijos más. Nuria vive también en Sevilla y está casada desde 2001 con Marcos Fernández Halcón, alto cargo de la Junta de Andalucía. Tiene cinco hijos.

En los últimos tiempos, Teresa Rivero ha tratado de convencer a sus hijos para que ingresaran en el Opus, convencida de que sería un salvoconducto que les libraría de la cárcel. O que atenuaría posibles penas, al menos. No nos consta que hayan dado el paso, pero cada día asisten a misa, en la parroquia de San José María Escrivá de Balaguer de Aravaca. Allí coinciden con los ministros fieles a la Obra: Fernández Díaz, Cristóbal Montoro y Fátima Báñez, asegura el abogado Joaquín Yvancos. La importancia de dejarse ver a Álvaro y Javier no les ha servido de nada.


“Están deseando que se muera. Lo desprecian. Y me temo que le quedan meses. Lo vi hace siete u ocho meses y pesaba poco más de 40 kilos; era más alto que yo y ni me llegaba al hombro. Me han dicho que está mucho peor. No se vale físicamente, ya no coge el teléfono y solo las hijas de Begoña van a ver alabuelo. Ningún otro de sus nietos”. Así es la actual realidad de José María Ruiz Mateos según el que fue su abogado durante 27 años, Joaquín Yvancos, una de las personas que mejor lo ha conocido. A sus 83 años solo queda una sombra del empresario jerezano que levantó el mayor holding que ha conocido España. Posiblemente, no alcance a entender del todo que dos de sus hijos, Javier y Álvaro, llevan días durmiendo en Navalcarnero.

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