Tamara Falcó: "¿Pablo Iglesias? ¡Ah! El de la coleta… Pensé que era uno de mi familia"
La hija de Isabel Preysler y marqués de Griñón vuelve a sorprender con su naturalidad ante una pregunta trampa
Hay invitados, como María José Suárez, que son capaz de congelar la sonrisa independientemente de cómo vaya la procesión interior y otros, como Fonsi Nieto, que acuden a los photocalls con la misma pasión y garra con que uno observa crecer la hierba una tarde de domingo. Casualmente, ambos tenían esa noche a sus respectivos ex en Barcelona, Alba Carrillo y Feliciano López, que ayer perdió sus posibilidades de pasar a cuartos en el torneo Conde de Godó de tenis. “¿Ha perdido Nadal? Es que estoy muy desconectada del tenis”, proclamaba María José. “Que mis exparejas estén felices es lo que más me puede alegrar del mundo porque han formado parte de mi vida durante un momento dado. Del primero al último”, concedía en referencia a la inminente boda de los López Carrillo.
Todas las flores de la fiesta primaveral que, como cada año, organizó el Carpe Diem Lounge Club a pie de playa, se mustiaron ante la llegada de Tamara Falcó, más cerca cada día de convertirse en una suerte de Paris Hilton de Puerta de Hierro, pero en encantadoramente abrazable. Precisamente esa pregunta era la más importante de la noche: por qué ha vuelto al barrio que la vio nacer, dejando atrás su independencia y un monísimo ático en Ópera (Madrid). “Después de Navidades lo tuve absolutamente claro. Tenía un ático y un perro, pero me sentía absolutamente sola, honestamente. Y por otra parte, mi hermana acaba de cumplir 26 años y no va a estar viviendo toda la vida con mi madre. Ahora solo quedamos las tres viviendo en Madrid, yo estaba cerca, iba mucho a casa y sé que ha sido egoísta la decisión, pero me di cuenta de lo sola que estaba. Ese tiempo muerto en que llega mi hermana y estamos las dos en el sofá, sin hacer nada… Echaba mucho de menos esos ratos. Y tener a mi madre cerca, más”.
La hija más mediática de Isabel Preysler no se plantea boicotear la relación de Ana Boyer con Fernando Verdasco para retenerla en el nido. “No, eso no es un problema, él viaja un montón”, confesó aliviada y añadiendo un ¿sabes? Tras la trascendente confesión de mamá Preysler en El Hormiguero, según la cual nos enteramos que Julio Iglesias monopolizó el lado derecho de la cara durante años, Tamara se muere de risa cuando le preguntan cuál es su lado bueno. “Me lo dijo mi madre cuando fui al programa de Mª Teresa Campos, pero se me ha olvidado”. Tamara sacó pecho cuando fue preguntada por su presunto amigo entrañable, Enrique Solís, y la relación que acaba de estrenar con la sevillana María Beca. “Mira que os lo dije veces, que solo éramos amigos, y lo cierto es que yo me he enterado por las revistas. Me ha dado un poco de celos, ¿eh? Pero porque me decía que cuando encontrase novia no iba a tener tiempo para mí, y ya hemos dado el primer paso. Pero es normal. Quiero que sea feliz”.
“Con el tío Miguel estábamos mejor informados”
Lo mejor de Tamara llegó ante una pregunta trampa. La hija del marqués de Griñón ha confesado sus simpatías políticas por el partido de Génova en muchas ocasiones. Incluso ha llegado a decir que sería “espantoso” que ganase Podemos. Quisimos ver qué ocurriría si se encontrase con su líder cara a cara. “¿Sabes que también ha venido a la fiesta Pablo Iglesias? Estaba en Barcelona y lo han invitado”. Tamara se queda muda unos segundos. Casi se oye cómo rugen sus neuronas. De pronto hace un gesto, señalándose una coleta inexistente y pregunta: “¿Pablo… Pablo? Pensaba que era uno de la familia”. Las carcajadas aún se oyen en el hotel Arts, donde se alojó Tamara.
Esmeradamente educada en colegios de pago, dijo no tener problema alguno en saludar al líder de Podemos, Íñigo Errejón o Juan Carlos Monedero si un día se los encuentra. También está al tanto del caso Rodrigo Rato. “En casa estábamos mucho mejor informadas cuando tío Miguel nos hacía el resumen de los cinco periódicos y los tres telediarios. Pero claro que comentamos la corrupción. Y Twitter es maravilloso para enterarse de todo. Aunque me han dicho que no debo tocar temas políticos ni religiosos”.
Ante la perplejidad de las compañeras de Telecinco, Tamara puso una cara de distancia infinita (‘¿qué es eso?’) cuando le preguntaron por Supervivientes. Por no saber, ni sabía que Carmen Lomana se dejó enredar en el experimento. “Solamente lo he visto una vez y tenían que comerse una vaca colgando”. Normal que a la pobre no le queden ganas de ver a Chabelita tragando barro.
Hay invitados, como María José Suárez, que son capaz de congelar la sonrisa independientemente de cómo vaya la procesión interior y otros, como Fonsi Nieto, que acuden a los photocalls con la misma pasión y garra con que uno observa crecer la hierba una tarde de domingo. Casualmente, ambos tenían esa noche a sus respectivos ex en Barcelona, Alba Carrillo y Feliciano López, que ayer perdió sus posibilidades de pasar a cuartos en el torneo Conde de Godó de tenis. “¿Ha perdido Nadal? Es que estoy muy desconectada del tenis”, proclamaba María José. “Que mis exparejas estén felices es lo que más me puede alegrar del mundo porque han formado parte de mi vida durante un momento dado. Del primero al último”, concedía en referencia a la inminente boda de los López Carrillo.