Las razones de la separación de Nieves Álvarez y Marco Severini

Nieves Álvarez y su marido, Marco Severini, han dado por finalizados veinte años de convivencia a través de un comunicado distribuido por sus abogados este martes, mientras la modelo viajaba a París para desfilar para Stephane Rolland. Lo han hecho sin exclusivas a ningún medio y procurando mantener la discreción habitual, que ha sido la norma en la vida de la pareja. Desde hace un tiempo, el rumor de crisis en el matrimonio era una constante y los amigos más íntimos desmentían a menudo lo que ahora es una realidad.

A pesar de tener conocimiento de ciertas maledicencias, la modelo nunca ha entrado en esos terrenos pantanosos para negar lo que nunca ha sido cierto. Ambos han negado tonteos que perjudicaran la estabilidad afectiva e infidelidades por ambas partes. En esta separación su entorno más cercano sostiene que no hay terceras personas, aunque sí que hubo gente a la que por alguna razón le interesaba lanzar bulos para descalificar a Severini, que en estos últimos años se ha mantenido siempre en un segundo plano.

El matrimonio se acabó sobre todo por razones que tienen que ver con el aburrimiento, con la falta de química, de emociones y enamoramiento mutuo. Efectivamente, Nieves y Marco podrían haber seguido conviviendo de esa manera veinte años más, como hacen algunas parejas, que mantienen sus códigos públicos aunque después cada uno haga con su vida íntima lo que le viene en gana.

Después de darse varias oportunidades y de calibrar el daño colateral de esta separación, decidieron que no tenía mucho sentido mantener una relación artificial y ser amigos en vez de amantes. Y llega un momento en que los hijos, por mucho que se les quiera, no pueden ser una balanza de equilibrio afectivo cuando no lo hay.

No hay vuelta atrás

Cuando Nieves se enamoró de Marco Severini, el currículum vital de cada uno era muy diferente al de ahora. Nieves era un jovencísima modelo de 18 años, ahora tiene 40, que bebía los vientos por el fotógrafo italiano de sonrisa inmensa y ojos oscuros que se llevaba de calle a las mujeres. A Nieves le hacía el caso justo en las sesiones de moda compartidas. Una vez que finalizaba el trabajo, cada uno por su lado. Ella a casa o al hotel y Marco con sus amigas.

Hasta que por fin Severini se fijó en ella y entonces el mundo de Nieves giró en torno al novio italiano. Hasta hace poco formaban una pareja feliz y compenetrada con tres hijos sanos. Mientras a Nieves le ofrecían trabajos interesantes, portadas y editoriales de moda en revistas nacionales e internacionales, contratos publicitarios, desfiles de Alta Costura, programas de televisión... la carrera de Marco no evolucionaba como la suya. Era y es un fotógrafo reconocido, pero la vida laboral no siempre es agradecida.

Quizá esta falta de reconocimiento profesional, más las razones arriba apuntadas de un desamor progresivo, han sido los factores determinantes de la ruptura. Nieves mantiene el domicilio familiar, donde vive con los tres hijos, y Marco ha alquilado un apartamento muy cerca para seguir manteniendo la relación casi diaria con los niños. Por ahora no han presentado demanda de divorcio, pero cuando lo hagan será de mutuo acuerdo. Tampoco habrá problema con la custodia ni las visitas, porque el padre podrá ver a sus hijos cuando quiera. Según los amigos, ambos lo están pasando francamente mal y, aunque no hay vuelta atrás, sí que quieren mantener la cordialidad en beneficio de los hijos y de ellos mismos.