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Las claves de la boda de Wert y Gomendio: imposible hacer fotos y un banquete ilegal
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la finca la camarga permaneció blindada

Las claves de la boda de Wert y Gomendio: imposible hacer fotos y un banquete ilegal

Los paparazzi se encontraron con los dos accesos a la finca cortados y no pudieron hacer fotografías de los invitados o de la pareja protagonista del enlace

Foto: José Ignacio Wert y Montserrat Gomendio
José Ignacio Wert y Montserrat Gomendio

Sábado a primerísima hora de la mañana. Los alrededores de la finca La Camarga, donde el exministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, se va a casar esa misma tarde con Montserrat Gomendio, se llenan de coches de paparazzi equipados con cámaras de todo pelaje. La misión está clara: a las siete y media de la tarde se celebra un mediático enlace que ya adelantó Vanitatis hace meses, y hay que captar fotografías de la cúpula del PP, cuyos miembrosacuden como invitados a la culminación de un noviazgo que ha hecho correr ríos de tinta. Entre los asistentes (más de un centenar) se encuentra el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pocas horas después, los fotógrafos se dan cuenta, muy a su pesar, de que la entrada a la finca está cortada por los dos accesos por la Guardia Civil. Además, se trata de un lugar en el que es prácticamente imposible dejar el coche en los alrededores, por lo que moverse a pie para 'cazar' alguna instantánea es una hazaña irrealizable que hace que muchos periodistas gráficos se muestren molestos con la medida. Ese fue el relato de los hechos segúnaquellos que intentaron hacer fotos en el lugar en el que el polémico exministro celebró su esperado 'sí, quiero'.

El blindado lugar tampoco estuvo exento de polémica. Según publicaba El Mundo y replicaban varios medios a lo largo de este sábado, la finca La Camarga, un espacio de 500 hectáreas con jardines de estilo francés, no cumplía los requisitos para albergar el banquete de celebración de la boda. ¿La razón? Existe sobre la misma una orden de “cese de actividad” y no posee licencia administrativa a raíz de una batalla judicial después de que la Asociación Madrileña de Empresarios de Restauración y la Asiociación Empresarial Hotelera de Madrid denunciasen las irregularidades del lugar. En concreto, no cuimplor la ley 17/97 de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas.

Legal o no, lo cierto es que la noticia supondría un varapalo para la pareja, que se ha enfrentado en estos meses al hecho deque el propio Wert fuese el ministro peor valorado del Gobierno; una mala imagen a la que contribuía el tener a Gomendio como número 2. El traslado de Montserrat a París unido a la incertidumbre de él sobre su carrera política tras dejar el ministerio habrían afectado a la relación de la pareja de recién casados.

Por lo pronto, resulta arduo saber quién fue testigo de su unión en matrimonio; quiénacudió a un banquete y una boda que habían levantado una enorme expectación en las altas esferas de la política española. Los cazadores de imágenes que se disponían a recoger alguna de los invitados o de los propios novios se quedaron con las ganas. La finca se convirtió en un búnker protegido de cabo a rabo en el que las miradas curiosas no eran bienvenidas.

Sábado a primerísima hora de la mañana. Los alrededores de la finca La Camarga, donde el exministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, se va a casar esa misma tarde con Montserrat Gomendio, se llenan de coches de paparazzi equipados con cámaras de todo pelaje. La misión está clara: a las siete y media de la tarde se celebra un mediático enlace que ya adelantó Vanitatis hace meses, y hay que captar fotografías de la cúpula del PP, cuyos miembrosacuden como invitados a la culminación de un noviazgo que ha hecho correr ríos de tinta. Entre los asistentes (más de un centenar) se encuentra el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pocas horas después, los fotógrafos se dan cuenta, muy a su pesar, de que la entrada a la finca está cortada por los dos accesos por la Guardia Civil. Además, se trata de un lugar en el que es prácticamente imposible dejar el coche en los alrededores, por lo que moverse a pie para 'cazar' alguna instantánea es una hazaña irrealizable que hace que muchos periodistas gráficos se muestren molestos con la medida. Ese fue el relato de los hechos segúnaquellos que intentaron hacer fotos en el lugar en el que el polémico exministro celebró su esperado 'sí, quiero'.

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