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Arranca la lucha por la herencia de la 'duquesa roja', el otro 'caso Cela'
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14 SESIONES EN SANLÚCAR DE BARRAMEDA

Arranca la lucha por la herencia de la 'duquesa roja', el otro 'caso Cela'

Un patrimonio valorado en 60 millones de euros, tres hijos que luchan por lo que consideran es legítimo y 40 testigos. Aquí las claves para entender la batalla más rosa de la nobleza

En 2010, el Juzgado de Primera Instancia número 40 de Madrid le dio la razón a Camilo José Cela Conde, hijo del premio Nobel del mismo nombre, en la demanda que este interpuso contra Marina Castaño –viuda del escritor– y varias sociedades a nombre de esta, así como la Fundación Camilo José Cela. El juez reconoció entonces los derechos legitimarios del hijo del escritor y los cifró en 5,2 millones de euros. Pero ¿por qué citamos este caso si estamos hablando del juicio por el legado de la 'duquesa roja'?

Tal vez porque se repiten muchos de los ingredientes de aquel en el macrojuicio (14 sesiones) que arranca este miércoles en el Juzgado de Primera Instancia Número 1 de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y que mantendrá estos juzgados locales con más presión mediática que nunca hasta finales de octubre. Y tal vez porque encontrando similitudes uno pueda entender mejor uno de los más apasionantes juicios de la nobleza española. Hay de todo: un caso que dirime la titularidad del archivo privado más importante de Europa, un matrimonio entre dos mujeres, unos hijos desheredados y muchos desencuentros públicos cargados de insultos y acusaciones, un escenario nada habitual entre Grandes de España.

En el caso Cela teníamos al hijo que se llevaba mal con el padre. En este son tres los hijos: Leoncio, Pilar y Gabriel González de Gregorio. Y el padre no es el afamado y controvertido nobel, sino la también díscola y reaccionaria Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia y más conocida como la 'duquesa roja' por su paso por las cárceles franquistas y su relación con destacados miembros del Partido Comunista. Aquí también, como en el caso Cela, está la mala relación con la madrastra. Nuestra Marina Castaño es Liliane Dahlmann, que se casó con la madre de los demandantes 'in artículo mortis'. Esta mujer nacida en Alemania y criada en Barcelona es presidenta vitalicia, como lo fue Castaño, de la fundación de su cónyuge, que en este caso es la de la Casa de Medina Sidonia.

En ambos procesos los hijos se pelean por conseguir la legítima. Cela dejó a su hijo como herencia un cuadro de Joan Miró. El juez dictaminó que no era suficiente. Luisa Isabel no dejó nada a sus tres vástagos. Aquí hay otro componente que le añade más emoción y no hablamos de las supuestas bacanales en las que participaba la duquesa, sino de que el ingente legado físico de la misma (archivo, documentos, objetos y obras de arte) son titularidad del Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sanlúcar de Barrameda. Es decir, "se trata de una fundación de carácter privado pero con manifiesta vocación pública”, como ha declarado José Gómez Villegas, portavoz del patronato de la Fundación Casa Medina Sidonia, además de presidente del Consejo Asesor de esta fundación. Un caso, el de Medina Sidonia, con muchos más ingredientes que el de Cela y que promete ser más jugoso aún.

¿Qué solicitan los hijos?

Durante un mes –hasta el 30 de octubre– se librará esta auténtica batalla judicial tras la demanda interpuesta por los tres hijos de la fallecida duquesa, Leoncio, Pilar y Gabriel, que acuden con abogados distintos, ya que, aunque harán frente común contra la viuda de su madre, entre ellos existe una relación complicada, por decirlo de algún modo. En ella reclaman la 'inoficiosidad' de la Fundación Casa Medina Sidonia, a fin de que los bienes que la integran pasen a formar parte de su patrimonio.

Los hijos piden la legítima y tasaron la herencia en unos 60 millones de euros. Pero ¿realmente se puede valorar un archivo histórico, declarado Bien de Interés Cultural, donde hay más de seis millones de volúmenes que arrancan en el siglo XI? ¿Se pude repartir entre los herederos un patrimonio que tiene la categoría de 'monumento'? Según el escritor Íñigo Ramírez de Haro, autor del libro 'El caso Medina Sidonia' (editorial Esfera de los Libros), que por cierto es sobrino de la duquesa protagonista y cuñado de Esperanza Aguirre, se trata de “un juicio para exigir que se cumpla la Ley española que contempla la legítima”. Por ley, Gabriel y Pilar tendrían derecho al mínimo que les corresponde (un 11,3%), mientras que su hermano mayor, Leoncio, podría optar a más del 30%, debido a que fue nombrado heredero universal en el testamento.

Está claro que la difunta Luisa Álvarez de Toledo donó todo su patrimonio a la Fundación Casa Medina Sidonia. Parte de la estrategia de la demanda de sus hijos es finiquitarla, porque consideran que no cumple el cometido de inventariar y proteger el legado. De esta forma, ese patrimonio podría cubrir la legítima que exigen los herederos. Ramírez de Haro lo aclara: “En el momento que la duquesa fallece nadie quiere pagar la legítima. Solo se puede pagar con el patrimonio de la Fundación que ahora es del Estado. Ahí está la polémica”. Lo cierto es que el juicio por el legado de la 'duquesa roja' comienza con el respaldo de buena parte de la sociedad y del conjunto de las administraciones. Prueba de esto es la visita al archivo hace unos días de la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar. Todos a una en una causa por la defensa del patrimonio histórico-artístico-cultural de la Fundación Casa Medina Sidonia.

Entre tanto, las rencillas familiares se han ido aireando desde la muerte de la duquesa. Gabriel, el hijo menor, acusó públicamente a su madre de abandono a los cinco años, de no darle un duro ni para conseguir pagarse sus estudios de ingeniero. Otras fuentes hablan de abandono de los hijos a la madre, y otras incluso de que se los arrebataron al nacer y de que el matrimonio con el primer marido de Luisa Isabel fue impuesto. Todos los rumores y cruces de acusaciones que ahondan en la relación lésbica de la duquesa con Liliane, la presidenta vitalicia de la fundación, con la que acabó casándose diez horas antes de que se certificara su muerte.

Guerra de títulos y pruebas de ADN

Pero la herencia no es el único motivo de conflicto en la familia Medina Sidonia. Hubo otros tres grandes litigios, explicados en la infografía que abre esta noticia, y que se resumen así:

1.- La lucha por el ducado. El hijo de Leoncio, Alonso, pleiteó con su tía Pilar por el ducado de Fernandina. La historia es compleja. La dejadez de la 'duquesa roja' para ciertas cuestiones relacionadas con su condición de noble la llevaron a dejar 'caducar' las concesiones de algunos títulos. Su hija Pilar, con la venia de su madre y hermano mayor, Leoncio, decidió rehabilitar (pagar las tasas, en plata) uno de esos títulos moribundos en 1993, el ducado de Fernandina. Pero, pasados los años, Leoncio se arrepintió de la cesión y luchó en nombre de su hijo, entonces menor de edad, por ese título. El asunto llegó al Tribunal Supremo, pero el Ministerio de Justicia decidió entonces anular la rehabilitación de ese título, considerada irregular, y tanto Pilar como su sobrino Alonso se quedaron sin él. La avaricia rompió el saco.

2.- Caso por injurias. Gabriel, el hijo menor de la 'duquesa roja', a su vez fue demandado por Liliane, la viuda, por unas declaraciones en prensa. Esta le reclamaba 300.000 euros por injurias y calumnias. Gabriel ponía en duda en esas declaraciones que su madre estuviese en un estado de salud óptimo para el matrimonio cuando se desposó con Lilliane. Finalmente fue absuelto.

3.- La hija ilegítima. Y, por si fuera poco, quiere acudir al reparto de la herencia una supuesta hija ilegítima del exmarido de la 'duquesa roja'. Se trata de Rosario Bermudo Muñoz, que está litigando para conseguir la prueba de ADN que implicaría la exhumación del cadáver de Leoncio González de Gregorio, su supuesto padre, que tuvo una relación con su madre, asistenta de la familia.

Un juicio apasionante

Con todos estos antecedentes, el juicio que empieza este miércoles por la herencia se presenta apasionante. Puestos en contacto con una de sus protagonistas, Pilar, hija de la 'duquesa roja', esta asegura que la viuda no ha facilitado las cosas. "No respeta en absoluto la voluntad de mi madre. Yo también he querido llegar a un acuerdo con ella y se ha cerrado en banda. Sé perfectamente que son bienes de interés cultural, pero forman parte del patrimonio de la Fundación Casa Medina Sidonia y por lo tanto de mi legítima. Soy una persona conciliadora hasta que me di cuenta de que era imposible hablar y tratar con ella", declara Pilar (lea la entrevista completa). Vanitatis se ha intentado poner en contacto con la viuda para recabar su opinión, pero ha sido imposible.

Por su parte, Gabriel, otro de los hijos de la 'duquesa roja', asegura en conversación con este diario que "le importan un pimiento los títulos nobiliarios y ser Grande de España, como a mi madre. Otra cosa es que me digan que no tengo derechos por linaje".

Por su parte, Antonio Reyes, portavoz de la Plataforma Fundación Casa Medina Sidonia, una nueva entidad que ha surgido este verano al calor del macrojuicio y que aúna a más de 40 agrupaciones locales, tiene claro el objetivo: “Que el patrimonio siga unido y no se deslocalice, que siga teniendo vocación de servicio público y continúe como fiel instrumento de investigación y conocimiento”. Otros, como Ramírez de Haro, ven cómo en este proceso se vuelca “el odio tradicional del pueblo hacia la nobleza. Por eso es un caso apasionante”, explica a Vanitatis. Un juicio que tiene todos los ingredientes para convertir a José Lázaro Alarcón Herrera, magistrado del Juzgado número 1 de Sanlúcar de Barrameda, en un juez estrella.

Lea aquí: Montserrat Viñamata, la otra mujer clave en el caso de la 'duquesa roja'

En 2010, el Juzgado de Primera Instancia número 40 de Madrid le dio la razón a Camilo José Cela Conde, hijo del premio Nobel del mismo nombre, en la demanda que este interpuso contra Marina Castaño –viuda del escritor– y varias sociedades a nombre de esta, así como la Fundación Camilo José Cela. El juez reconoció entonces los derechos legitimarios del hijo del escritor y los cifró en 5,2 millones de euros. Pero ¿por qué citamos este caso si estamos hablando del juicio por el legado de la 'duquesa roja'?

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