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'Los otros' Medinaceli, una familia de noble cuna y escasos titulares
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entregan parte de su archivo histórico a toledo

'Los otros' Medinaceli, una familia de noble cuna y escasos titulares

Son una de las sagas familiares más pudientes de la nobleza española. También de las más desconocidas. Esta semana, los Fernández-Villaverde hacían una valiosa entrega a la investigación

Foto: Los Hornillos y el marqués de Santa Cruz en un fotomontaje de Vanitatis
Los Hornillos y el marqués de Santa Cruz en un fotomontaje de Vanitatis

Siempre han pasado desapercibidos. Sus trapos sucios los han aireado en privado. Jamás aparecen en la prensa del corazón ni se suelen dejar ver en público. Según afirma el círculo de los Fernández-Villaverde a 'Vanitatis', a estos nobles casi anónimos "no les hace ninguna falta" tener una mayor exposición mediática. Y pese a generar pocos titulares, son una de las sagas familiares más pudientes de la nobleza española. Esta semana, Álvaro Fernández-Villaverde Silva, marqués de Santa Cruz (entre otros títulos como marqués del Viso, marqués de Pozo Rubio o expresidente de Patrimonio Nacional) entregaba parte del archivo histórico de su marquesado y del ducado de San Carlos a la ciudad de Toledo. Descendientes de don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, Álvaro y sus hermanos posaban ante las cámaras con una amplia sonrisa.

Pocos saben que no siempre estuvieron tan unidos, que hubo rencillas pasadas o que el marqués ha sido el principal responsable de dar nueva vida a Los Hornillos, una finca cántabra en la que se rodaron los exteriores de 'Los otros', de Alejandro Amenábar. Descendientes de los Medinaceli (la abuela del marqués era prima hermana de la duquesa que ostentaba el título), además "son unas de las pocas familias de la nobleza que puede presumir de ser amigos del Rey Juan Carlos".

El mejor ejemplo de esa relación estrecha con la Familia Real lo dan muchas de las celebraciones que los Fernández-Villaverde han organizado a lo largo de años. En enero de 2006, por ejemplo, Don Juan Carlos, Doña Sofía, las infantas Cristina y Elena y los entonces príncipes de Asturias, acudían a una cena de gala en el palacio madrileño de la matriarca del clan, la marquesa doña Casilda de Silva. "Otros nobles tienen la necesidad de promocionar su patrimonio en los medios de comunicación, cosa totalmente respetable. En el caso de ellos no hace falta, se pueden permitir ese anonimato. Los abuelos del actual marqués fueron, además, sobradamente importantes", añaden aquellos que los conocen.

Y es que puede que la historia de los Fernández-Villaverde se remonte al Almirante Bazán que vivió allá por el siglo XVI, pero no hay que retroceder tanto para encontrar a grandes personalidades dentro la familia. Ya fallecidos, los padres de los cuatro hermanos, José Fernández-Villaverde y la propia Casilda de Silva y Fernández, fueron embajadores de España en Londres durante la etapa franquista. Conocidos por su impactante presencia y por las magníficas recepciones que organizaron para sus muchos invitados, su presencia en la prensa fue mucho mayor que la de sus descendientes, que siempre han optado por un discreto segundo plano.

De hecho, ni siquiera Casilda hija, que fue directora de Christie's en España desde 1975 hasta bien entrados los años 2000, se dio a conocer demasiado ante los periodistas. De pelo largo, mirada dulce y educada en Oxford tal y como mandaba la tradición en su clan, la noble también formaba parte de esa unidad familiar que esta semana entregaba parte de su legado a la ciudad de Toledo. "Una mujer elegante y maravillosa", afirman sus allegados.

Sin embargo, los hermanos no siempre vivieron tiempos tan felices ni con tanta unidad a la hora de tomar decisiones importantes. En 2006, un pleito enfrentaba a uno de los cuatro hermanos, José Carlos, por el pago de una deuda de 266 millones de las antiguas pesetas que pretendía que asumiese su hermana Casilda, única fémina del clan. La historia venía de lejos: la que fuese directora de Christie's había heredado una finca situada en Pozo Rubio, Albacete, y por ello se veía obligada a compensar económicamente a su hermano José Carlos y a sus hijos con un dinero que también arrastraba problemas fiscales. Casilda, con el apoyo de Álvaro, se negó durante años a proporcionar la cantidad de esa deuda, esos 266 millones de pesetas que no se veía obligada a subsanar. Eso causó que José Carlos demandase a sus tres hermanos y estuviese durante años sin hablarse con ellos. Finalmente, y asesorados por sus abogados, los cuatro Fernández-Villaverde alcanzaron un acuerdo la víspera del juicio para evitar de nuevo el engorro de comparecer ante los medios de comunicación, de salir a esa palestra que siempre quisieron evitar.

La casa de los 'Los otros' y el escenario de bodas de postín

El carácter de Álvaro, cabeza visible de la familia, es bastante particular. Además de sus numerosos títulos, de su impoluto matrimonio con Enriqueta Bosch y de su trabajo como diplomático, Los Hornillos, la finca familiar, se ha convertido en su particular reducto de felicidad. La finca, de la que también se hace cargo su único hijo, también llamado Álvaro, incluye una hostería en la que, desde hace varios años, se han celebrado bodas de postín. El viejo oficio que se practicaba en la finca era el de la explotación ganadera. Además de continuar con esa actividad, el lugar pasó a ser el plató perfecto para la película de Alejandro Amenábar en la que aparecía una asustada Nicole Kidman. "Fue una sorpresa porque nunca pensé que una película pudiera ser tan importante para llegar al conocimiento general (...) Estoy encantado de haberla relacionado con una buena película", dijo el marqués de Santa Cruz en una de las escasas entrevistas que ha concedido estos años.

Nacido en Londres hace 71 años, Álvaro Fernández-Villaverde siempre se sintió lo suficientemente unido a Cantabria como para sacar rendimiento a esa enorme finca antes de transofmarla en un enorme plató cinematográfico. El bisabuelo materno de los Fernández-Villaverde era jefe de palacio de Alfonso XIII y había construído Los Hornillos como lugar de veraneo de la familia real. Justamente por eso, Álvaro siempre estuvo relacionado con Cantabria y también pasó allí gran parte de sus vacaciones estivales. Precisamente por eso, siempre ha tenido una conexción especial con el lugar, que ahora alberga aquellas bodas de familias pudientes que tampoco suelen aparecer en los medios de comunicación.

Pese a la garantía de privacidad, por el bucólico espacio suelen pasar desde políticos como Miguel Ángel Revilla a nobles europeos, enamorados de su aspecto de 'cottage' inglés. Además, desde 2005, una empresa bajo el nombre de Los Hornillos S.L. constituida por el marqués y su hijo, entre otros administradores, se dedica a organizar enormes banquetes y celebraciones nupciales. Un trabajo que el más joven de la casa, Álvaro Jr, todavía soltero a sus 33 años y uno de los hombres más ricos de España, ha compaginado con el estudio de leyes, algo que también hizo su padre en sus años mozos.

Esta semana, don Álvaro y sus hermanos han salido de su particular 'madriguera' para dar visibilidad a esos documentos que los vuelven a certificar como una familia de raigambre; un raigambre que todavía no pasa por la esclavitud (para ellos) de vivir de cara a los medios de comunicación, que evita aquello que hacen muchos otros de su estirpe: vivir felizmente inmersos en esta civilización del espectáculo.

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Siempre han pasado desapercibidos. Sus trapos sucios los han aireado en privado. Jamás aparecen en la prensa del corazón ni se suelen dejar ver en público. Según afirma el círculo de los Fernández-Villaverde a 'Vanitatis', a estos nobles casi anónimos "no les hace ninguna falta" tener una mayor exposición mediática. Y pese a generar pocos titulares, son una de las sagas familiares más pudientes de la nobleza española. Esta semana, Álvaro Fernández-Villaverde Silva, marqués de Santa Cruz (entre otros títulos como marqués del Viso, marqués de Pozo Rubio o expresidente de Patrimonio Nacional) entregaba parte del archivo histórico de su marquesado y del ducado de San Carlos a la ciudad de Toledo. Descendientes de don Álvaro de Bazán, primer marqués de Santa Cruz, Álvaro y sus hermanos posaban ante las cámaras con una amplia sonrisa.

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