Antonio Banderas: "Me confieso orgulloso de ser español"

Cualquiera que se siente a escuchar con calma a Antonio Banderas sentirá un deseo irrefrenable de abrazarle. Tanto por cómo habla –voz cálida, pausada y grave, casi declamando– como por el contenido de un discurso mesurado, razonado y de una sensatez incontestable. El actor, Goya de Honor 2015, acaba de estrenar en América ‘Los 33’, película basada en el drama que vivió un grupo de mineros chilenos atrapados durante dos meses en la mina de San José. En ella ha vuelto a coincidir con Mario Casas, a quien dirigió en ‘El camino de los ingleses’. De allí viajó a Barcelona acompañado de su pareja, Nicole Kimpel, y mañana mismo parte a Bulgaria, donde rodará ‘Security’ junto a Ben Kingsley. Entretanto, esta noche recibirá el entrañable homenaje de la Academia de Cine Catalán. Banderas habló con los medios durante casi 40 minutos. Quienes abogan por un entendimiento que parece ya imposible entre casi la mitad de Cataluña y una buena parte de España deberían pedirle consejo. O, al menos, sentarse a escucharle.

“Esta mañana mismo he estado siguiendo los informativos, viendo alguna intervención en el Parlament… No tengo suficientes datos, ni capacidad probablemente, para hacer una valoración política. Pero os diré algo: cuando acabó la dictadura yo tenía 15 años. Me hice de niño a hombre casi en paralelo a la forma en que mi país pasaba de una dictadura a una democracia. Ahora parece ser que la gente que votó la Constitución del 78 es más tonta que la que hay ahora. Pero no lo era. Existía un anhelo por crear un espacio de libertad que se llamaba España”, rememora el malagueño yendo a parar, sin darse cuenta, a una escena de ‘Gladiator’. “Marco Aurelio tenía un sueño, que era Roma…”. Pero el actor no vive en la Roma de hace dos mil años. Con una familia repartida a ambos lados del Atlántico y su corazón siempre unido a Málaga, a Antonio le duele España más que le dolió a Unamuno.

“Lo confieso con un cierto anacronismo por el momento y la ciudad, pero me confieso orgulloso de ser español. Y anexo a ese sentimiento viaja la capacidad crítica. No soy un bobalicón que ama España por encima de todo. He viajado a muchos lugares y he salvado muchos obstáculos. Me gustaría no solo que siguiésemos viviendo juntos, sino que españoles y catalanes pudiésemos seguir soñando juntos. Sinceramente. Mucha gente desde España ha admirado Cataluña. Esa admiración está ahí y yo entiendo también a los que piden la independencia. Pero sería bonito que lo hiciesen desde el querer ser. Quienes desean la independencia por no ser españoles producen un cierto dolor en todos quienes hemos admirado a Cataluña. Duele un poquito. Te sientes rechazado. Es como un amigo que te deja porque no eres suficiente. Y eso duele”.

También tuvo el actor tiempo para plantearse cómo debe ser quien gobierne la piel de toro que tantos quejíos sigue despertando desde aquella Roma de Marco Aurelio. “A lo mejor en este país más que un presidente necesita un psicólogo (risas), que nos ponga en valor y no tengamos vergüenza de mostrar lo que somos. Que creamos más en nosotros. Tenemos un país maravilloso y eso no se pone en valor; nos flagelamos duro, nos damos con el látigo. Yo no lo hago por respeto a los grandes artistas de este país. Todos ellos han sentido España. No se puede no sentirla y escribir 'El sombrero de tres picos' y el 'Romancero gitano' o pintar el 'Guernica'. Fuera complejos”.

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