Mar Flores, Juan Palacios y Ángel Nieto les declaran la guerra a los Picapiedra de Ibiza
Son varios los vips con casa en Ibiza que se han asociado con otros 1.500 vecinos para que anulen la construcción de una cantera junto a sus exclusivas viviendas
Imaginen que viven en una casa en un pequeño municipio ibicenco llamado Jesús, próximo a la ciudad de Ibiza y a la playa de Talamanca. El municipio es una zona residencial, con viviendas de lujo en montes cercanos con vistas a la bahía y un pequeño núcleo urbano con un campo de golf y zona hotelera. Y ahora imaginen que cerca de esa casa idílica o de su pequeño apartamento o del campo de fútbol donde comparten carreras y goles sus hijos existe una cantera con la que ahora todos han aprendido a convivir, pero que en un principio fue ilegal. Pues ahora imaginen que a esa cantera le quieren añadir dos plantas más de hormigón y de asfalto. A poco más de 200 metros de viviendas como la del expiloto Ángel Nieto, a 600 metros de una urbanización, a 1,4 kilómetros de la localidad y a menos de 2 kilómetros de un bien de interés cultural como es Ses Feixes de Vila.
Esto es lo que les ocurre a 1.500 vecinos que residen o veranean en la isla del Mediterráneo que se han unido en la Asociación de Afectados por la Cantera de ses Planes. Entre sus miembros se encuentran Mar Flores y su marido, Javier Merino; Ángel Nieto;el dueño de Viceroy, Juan Palacios, o el interiorista Luis Galliussi, que compró hace más de diez años una pequeña ruina de payés y la reconstruyó convirtiéndola en una vivienda que en prensa especializada en arquitectura han definido como “un trozo de paraíso en un pedazo de campo solitario y apacible que se mimetiza con la tierra y ha preservado la esencia mediterránea”.
Todos ellos han decidido alzar la voz para evitar una construcción que es, dicen, “un atentado ecológico” que puede llenar de veneno el aire que respiran porque, como bien señala un portavoz de la asociación de los afectados por la cantera, “la contaminación no entiende de lujo y perjudica a todos por igual”. Se han reunido con partidos políticos, organizaciones y han firmado una petición unánime para impugnar el permiso minero ante el Tribunal Superior de Justicia de Baleares. “De esa chimenea saldrá veneno”, dijo el expiloto Ángel Nieto en una protesta celebrada el pasado domingo.
Perjuicio para los ilustres vecinos
Lo cierto es que la cantera fue desde los inicios de su construcción ilegal hasta que en 2007 se legalizó su situación, aunque con la condición de que el espacio se fuera regenerando, según cuentan desde la asociación. Quién sabe si será la seguridad jurídica de la que ahora disfruta esta polémica construcción lo que ha animado a la empresa de los hermanos Parrot (los propietarios) a ampliar las instalaciones con una planta de hormigón y de asfalto en un espacio considerado de alto riesgo de incendio y de alta vulnerabilidad.
No se trata solo de proteger el entorno y el medio ambiente (ya que estamos hablando de un hábitat forestal),sino también la salud pública y el deterioro de la calidad de vida que supone situarla en este lugar idílico del que hablamos, donde existen numerosas viviendas y cuyos vecinos deberán soportar desagradables e inmediatos perjuicios como ruidos, suciedad, problemas de tráfico e importantes efectos contaminantes para la salud. Hagan el esfuerzo y sigan imaginando. Imaginen que por ese pequeño pueblo en el que usted espera disfrutar un verano más alejado del ruido de la gran ciudad pasan a diario camiones con sustancias contaminantes, peligrosas o inflamables como son las que se utilizan para la fabricación del asfalto y que serán las que transiten por el municipio de seguir adelante con el proyecto.
Lo cierto es que la zona está reconocida por los planes de ordenación del territorio del Consell de Ibiza como una zona de especial interés medioambiental en laque se prohíbe este tipo de actividades por la posibilidad de provocar incendios y por la vulnerabilidad de los acuíferos que trazan el subsuelo de esta zona. La ley lo dice claro pero el proceso sigue adelante ante el desconcierto de los afectados. Nadie quiere las plantas, pero nadie las ha parado. Por eso, se han decidido a acudir a los tribunales “para devolver cordura a esta zona de Ibiza”.
La Administración, “apática” ante la cantera
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ya abroncó en 2011 a la Administración ibicenca por su pasividad ante la actividad de la cantera sin la preceptiva licencia. La resolución dice que la explotación supone una “intolerable subordinación del interés común a los particulares intereses empresariales de los propietarios de la cantera” y califica a las Administraciones de “apáticas” ante “una actividad industrial capaz de producir una profunda alteración del medio físicotan invasiva y de una existencia y efectos tan ostensibles como perturbadores sin consecuencias jurídicas para sus responsables y pasando tan desapercibida para las autoridades más próximas con competencias en la materia, como si se hubiera desarrollado en la clandestinidad”.
La asociación entiende que los responsables de la explotación y de la Administración, que habían tolerado y admitido su funcionamiento, salvaron su responsabilidad personal amparados en la ambigua normativa que regularizó una serie de canteras al mismo tiempo, pero la normativa no permite ni avala nuevas y más nocivas instalaciones. Y las quejas siguen. No solo no se ha hecho nada, sino que se han detectado ciertas irregularidades como la invasión de algúnterreno propiedad de algunos de los vecinos. “Tras más de 40 años de actividad no se ha restaurado ni el uno por ciento de la superficie y creen que podrían aprovechar el costo de la reparación mediante esta artimaña de ‘supuestas’ plantas de beneficio”, dicen.
Contra todo pronóstico la empresa ha logrado la licencia de la consellería para seguir adelante porque no tuvieron en cuenta las alegaciones de los afectados. Ni siquiera se recogieron en el texto de la Comisión que dio luz verde a la construcción. Este medio ha intentado ponerse en contacto con la empresa sin éxito. A la espera de la decisión judicial, los afectados quieren dejar claro que no están en contra de la cantera, pero sí le dicen 'no' a la emisión de polvo, al paso de camiones con estas sustancias por el pueblo. Ya saben. Ni asfalto ni hormigón en Ses Planes.
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Imaginen que viven en una casa en un pequeño municipio ibicenco llamado Jesús, próximo a la ciudad de Ibiza y a la playa de Talamanca. El municipio es una zona residencial, con viviendas de lujo en montes cercanos con vistas a la bahía y un pequeño núcleo urbano con un campo de golf y zona hotelera. Y ahora imaginen que cerca de esa casa idílica o de su pequeño apartamento o del campo de fútbol donde comparten carreras y goles sus hijos existe una cantera con la que ahora todos han aprendido a convivir, pero que en un principio fue ilegal. Pues ahora imaginen que a esa cantera le quieren añadir dos plantas más de hormigón y de asfalto. A poco más de 200 metros de viviendas como la del expiloto Ángel Nieto, a 600 metros de una urbanización, a 1,4 kilómetros de la localidad y a menos de 2 kilómetros de un bien de interés cultural como es Ses Feixes de Vila.