Hace semanas que se había convertido en el personaje más buscado de la prensa rosa. Su boda secreta con Iker Casillas, de la que los medios de comunicación se enteraron 10 días después de celebrarse, ponía a Sara Carbonero en la picota de la actualidad (si es que en algún momento había dejado de estarlo). Por eso, reencontrarse con los periodistas a los que había tenido que mentir un par de semanas antes con el tema boda, la obligaba a tragar saliva antes de enfrentarse a ello. La periodista, que ha reaparecido sin alianza a propósito, traía el discurso aprendido y se había prometido a sí misma no dar detalles, pero termina su entrevista reconociendo que siempre cuenta más de lo que le gustaría. “Me tiráis de la lengua demasiado”, se queja.

La ya flamante señora Casillas comienza la entrevista algo tensa y consciente de que no llevaría más de dos minutos empezar a explicar su decisión de casarse en secreto. En efecto, poco después de iniciar la conversación, la periodista confiesa que si ha dado el ‘sí quiero’ en la más estricta intimidad es porque quizá de otro modo no hubiera podido hacerlo. “No queríamos que se filtrara antes porque a nosotros nos gusta hacer las cosas así y porque la verdad es que no sé si lo hubiéramos podido hacer de no haber sido así. La verdad es que vosotros nos marcáis un poco los tiempos y luego no podemos comunicar las cosas como realmente queremos”, explica.

Pregunta: Sara, tú eres creyente. ¿Por qué no os habéis casado por la Iglesia?

Respuesta: Bueno, es que Iker no está bautizado, además preferíamos hacerlo así.

Sin embargo, pese a que lograron llegar al juzgado sin despertar ninguna sospecha al respecto, Sara reconoce que el plan no salió del todo bien porque la prensa se enteró antes de lo previsto: “No teníais que haberos enterado tan pronto. Menuda sorpresa. Yo acababa de aterrizar en Oporto de pasar unos días en Madrid y lo vi. No me lo esperaba, la verdad”.

Pero Iker y Sara sabían que no podrían guardar el secreto eternamente y terminaron por asumir que era cuestión de tiempo que saltase la noticia. “Entiendo que es una cuestión de papeles que están en sitios públicos”, matiza sin poder disimular que está algo nerviosa. De hecho, la constante costumbre de retorcerse el pelo mientras habla así lo demuestra.

Pregunta: ¿Teníais miedo a que hubiera algún topo en vuestro entorno?

Respuesta: No. Lo hemos hecho con gente en la que confiamos y ha sido todo muy en secreto. Esa es la clave.

Esa privacidad que requerían para su enlace ha obligado a Sara y a Iker a casarse ante la única presencia del pequeño Martín, la hermana de Sara y un primo del futbolista. “¿Realmente has tenido la boda que soñabas?”, preguntan los medios. "Sí, he tenido la boda que realmente había soñado. Tampoco había soñado algo concreto, pero estoy contenta y para mí fue muy bonito, la verdad. No todo el mundo sueña con tener un bodorrio y a mí igual me da más pereza hacer una megafiesta”, responde ella.

Una fiesta que, por cierto, pese a lo que se ha publicado, no pretende organizar a corto plazo. “A lo mejor dentro de dos años o para celebrar el quinto aniversario”, dice la manchega. Así que no habrá fiesta y tampoco luna de miel, ya que esperarán a que nazca su segundo hijo para hacer un bonito viaje. 

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