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El turbio asesinato en el que implican a Richard Allen, exvicepresidente de Euskaltel
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acusado de matar a una mujer en kenia

El turbio asesinato en el que implican a Richard Allen, exvicepresidente de Euskaltel

Hace tan solo un mes dejó su puesto como directivo en Euskaltel. Ahora, Richard Alden se enfrenta a una investigación por la supuesta muerte de una mujer que puede ser su amante

Foto: Una imagen de Richard Alden en Kenia
Una imagen de Richard Alden en Kenia

De pie, con chaqueta y la camisa abierta, sin corbata,Richard Alden, de 53 años, compareció esta semana ante un tribunal en Kenia. El ejecutivo y millonario británico habituado a las negociaciones de alto nivel a lo largo de su carrera en empresas como Deloitte,Ono(donde fue CEO de la compañía) o Euskaltel, de la que dimitió hace tan solo un mes, parecía nervioso y mostraba un semblante serio y sombrío. A escasa distancia, su mujer,Martine Leberquier,seguía la comparecencia sin parar de llorar.

No era para menos. En la vista iba a decidirse su ingreso o no en la cárcel porla muerte de Gracia Wangeci, de 42 años, la mujer a la que él mismo había llevado al hospital con un disparo en la cabeza. Según su versión: la mujer, una amiga,se había disparado ella misma jugando con el arma. Los médicos descubrieron una herida de bala en la parte posterior de la cabeza, lesiones de arma blanca en el cuello y dos dedos rotos. Según relató el abogado de Alden después al periódico 'The Sun', Gracia se disparó de forma casual mientras se hacía fotos con el arma. “Se hacía un 'selfie' y el arma se disparó. La chica se disparó por accidente”, explicó. La escena parece sacada de un capítulo de una mala novela negra. Pero¿quién era ella?, ¿de quién era el arma?, ¿por qué tenía dos dedos rotos y heridas en el brazo?

La primera versión, la que está sometida a la investigación de la policía, es que Gracia se suicidó ‘de forma accidental’. Esta será la defensa de Alden. Sin embargo, el jefe de la investigación maneja una hipótesis muy diferente que está sujeta a las conclusiones de los análisis forenses. “Nos llamaron a las 13.00 para decirnos que un hombre había llevado a su mujer al hospital. Al llegar, y ver el cuerpo, no creí su versión”, declaró a los medios. Los agentes investigan el arma yuna toalla con sangre en la habitación del hotel en la que se encontraba la pareja y recaban testimonios de posibles testigos, entre ellos el de la criada que asegura que escuchó ruidos en el dormitorio principal.

¿Amante o amiga?

¿Qué paso aquel día? Según una primera reconstrucción de los hechos,ella supuestamente había acudido a lacasa que Alden había alquiladopara ayudarle a recoger sus cosas. El ejecutivo tenía pensado trasladarse a una casa que había comprado en Nanyuki, a unas 125 millas al norte de Nairobi. Al parecer, habían ido a correr juntos por la mañana, pero el ejecutivo se había lesionado el hombro y tenía dificultades para guardar sus cosas en cajas y ella se había ofrecido. Entonces encontró el arma y se puso a jugar, siempre según la versión de él. El dueño de la casa que Alden tenía alquilada declaró a la policía que Gracia “no se dio cuenta de que había una bala en la recámara”. Los agentes, que investigan si tenía licencia de armas, encontraron durante el registro el arma y un cartucho gastado en el dormitorio principal.

Para la policía ella era su amante. Se conocieron en un grupo de senderismo durante un viaje organizado por una empresa para conocer parajes recónditos del país y, como se suele decir, estrecharon lazos. "El hombre que la llevó al hospital era su novio.No sé cuánto tiempo estuvieron juntos", dijo el jefe de la investigación. Sin embargo, un amigo contó al periódico 'The Telegraph' que nunca había oído hablar de ella ni, por supuesto, de que mantuviera una relación con alguien.Y aquí entra la tercera persona en discordia en esta tragicomedia: la esposa, la que nada más enterarse de lo ocurrido, cogió un avión a Nairobi desde Reino Unido donde vivía junto a su marido y sus tres hijos en una lujosa urbanización.

Lo suyo es un matrimonio de éxito en los negocios. Martine dirige una inmobiliaria de alquiler de inmuebles de lujo con propiedades en Chelsea (una exclusiva zona de Londres) o en la Costa de la Luz española. Alden nació en Cowbridge cerca de Cardiff, Gales del Sur. Desde que dejó la Universidad de Liverpool donde estudió parafichar porDeloitte,su carrera no dejó de escalar puestos de una compañía a otra. De Deloitte, en la que estuvo 11 años, pasó a Videotron para después trasladarse a Madrid para trabajar en CFO, luego ocupó el puesto de CEO en Ono y acabóen el consejo de administración de Euskaltelen 2012, aunque en su Linkedin personal figure como último puesto el dejefe ejecutivo de Wananchi Group, una operadora de comunicaciones con base en Nairobi. A Kenia llegó en 2013.Allí alquilaba una casa en Karen, la zona residencial en la que suelen establecerselos expatriados y que él pensaba abandonar para mudarse a la residencia que se acababa de comprar quizás enamorado del país o porque pensara quedarse a trabajar.

Los foráneos pusieron el 'apodo' de Happey Valley a la zona por la riqueza y vida fácil de sus inquilinos. Pero, como en la vida misma, las apariencias engañan. Mientras la policía aclara el caso que puede acabar con cargos de asesinato, los últimos meses se ha reavivado la investigación de otra muerte en la misma zona residencial; la del actorTonio Trzebinski, quien murióde un disparoen la entrada de su casa en 2001. La policía lo archivó como un robo, pero ha sido su madre quien ha pedido su reapertura y acusa a su suegra y su amante italiano en venganza por un turbio asunto. Veremos si este otro suceso acaba con los mismos tintes.

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De pie, con chaqueta y la camisa abierta, sin corbata,Richard Alden, de 53 años, compareció esta semana ante un tribunal en Kenia. El ejecutivo y millonario británico habituado a las negociaciones de alto nivel a lo largo de su carrera en empresas como Deloitte,Ono(donde fue CEO de la compañía) o Euskaltel, de la que dimitió hace tan solo un mes, parecía nervioso y mostraba un semblante serio y sombrío. A escasa distancia, su mujer,Martine Leberquier,seguía la comparecencia sin parar de llorar.

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