Los Botín-Puig tiran la casa por la ventana en su boda de tres días: contratan a Roncero

Poco a poco se van conociendo más detalles del bodorrio que unirá a la saga de banqueros más importante del país con la familia de perfumistas de más renombre. Esto es, a los Botín y los Puig, gracias al enlace entre FelipeMorenés, hijo mayor de Ana Patricia Botín y Guillermo Morenés, con Julia Puig, cuya familia es el sexto productor mundial de fragancias gracias a las esencias de Shakira o Antonio Banderas, entre otros.

Siguiendo la estela de Rocío Carrasco y Fidel Albiac, los novios han decidido celebrar una fiesta de tres días de duración con la que convidar a todos sus invitados. Y el encargado de alimentar los estómagos de la 'jet set' será el chef Paco Roncero, como han confirmado fuentes cercanas a Vanitatis. Con sus dos estrellas Michelin, Roncero ha sido el elegido para elaborar el menú de esostres días de fiesta.

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Paloma Barrientos

La pareja lleva saliendo siete meses y según informó el diario 'ABC' se darán el 'síquiero' en la finca familiar de Puente San Miguel, como ya hizo Tatiana Shin Botín el pasado verano. Sin embargo, dada la discreción que siempre ha caracterizado a la familia cántabra,por la que ni confirman ni desmienten actos de su vida privada, hay otra localidad que suena para acoger la boda.

En Carriazo, capital del municipio de Ribamontán al Mar, hay rumores de que el enlace de Felipe Morenés tendrá lugar en la iglesia de San Martín, a 50 km de Puente de San Miguel. Según explican a Vanitatis, los Botín poseen una finca en esta pequeña localidad de 197 habitantes, situada justo al lado del templo. Este verano, la iglesia ha sido sometida a obras de reforma que, siempre según se cuenta en el pueblo, han sido sufragadas por la mismísima Ana Patricia Botín. Sin embargo, ni el párroconi el Ayuntamiento de Ribamontán al Marni los vecinos del pueblo confirman estos hechos. Es más, cuando sale a relucir el apellido Botín ya no quieren saber nada más del tema y prefieren cortar la conversación.

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E. B.

El polémico 'relojicidio'

Ha pasado una década desde que los Morenés Botín se enfrentaran con el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar por las molestias que les ocasionaba el ruido producido por las campanas de la iglesia. El matrimonio espropietariode una casona santanderina que se encuentra a 250 metros del temploy lamentaron ante el consistorio que"desde hace años lasinmisiones acústicasprovenientes de las campanas de la iglesia, que suenan de forma ininterrumpida desde las 7 de la mañana hasta las 22 horas, cada hora en punto y en las medias horas”.

"A los señores Morenés-Botín les molesta que suenen las campanas de la iglesia y especialmente las del reloj de su espadaña, y ello cuando ocasionalmente ocupan su casa de Carriazo, cosa chocante en personas que ni son vecinos de Carriazo ni habitan de forma mínimamente continua en ella, y quienes, acaso por no estar acostumbrados a un ambiente rural, sino más bien a uno residencial de la gran ciudad, les molesta el sonido de unas campanas, confundiendo los sonidos rurales de un pueblo de 166 vecinos con los sonidos urbanos de un barrio residencial de Madrid”, aseguraba entonces en su escrito el letradoJosé Luis Temes, en nombre de la parroquia de San Martín de Carriazo, quien añadió "no es ya que se retrase, siquiera una hora, el toque del alba (7 horas de la mañana) del reloj parroquial (pese a ser esta la tradición del pueblo), ni que sea de menor intensidad tal toque en su repique, sino que lo que pretende, lisa y llanamente, es que desaparezca el reloj parroquial, y que, por tanto, deje de sonar en cualquier tiempo y forma. Es decir, un auténticoRelojicidio”.

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