El drama del actor Enrique Alcides: no tiene para pagar la luz
El intérprete ha vivido situaciones muy difíciles y actualmente sobrevive gracias a la ayuda de Mensajeros de la Paz y a los trabajos que van saliendo y él ejerce con dignidad
Este martes, un testimonio dejaba helados a los espectadores de 'El programa de Ana Rosa'. Enrique Alcides, conocido actor que ha participado en películas como 'Finisterre' y en series como 'Cuéntame', 'Águila Roja' u 'Hospital Central', aparecía en el espacio matinal de Telecinco asegurando que su estado de pobreza había provocado que le cortasen la luz. El magacín anunciaba que el intérprete lleva “siete años en paro y le han cortado la luz varias veces”. Él mismo aparecía en la mesa junto al padre Ángel hablando de pobreza energética. “Es pobreza, al fin y al cabo”, aseveraba él. Vanitatis se ponía en contacto con Alcides este martes y este sigue sorprendido ante la cadena de reacciones y de “titulares alarmistas” que han surgido tras su testimonio. “A día de hoy sí tengo luz, pero ya espero el próximo corte en los próximos días”, asegura, añadiendo en un tono cordial que no ha perdido “la esperanza” y que en ningún momento quiere hacerse “la víctima, ya que tenía buenas razones para acudir al programa.
Lo que quiso transmitir en la pequeña pantalla fue que cualquiera, desde alguien que aparece en televisión a un director de sucursal, puede caer en desgracia en estos tiempos de crisis e incertidumbre. “Creo que hubo gente que no entendió lo que quise decir. Muchas personas me han increpado en las redes diciéndome que me ponga a trabajar de lo que sea, que lo que quiero es chupar del Estado. Justo quise decir lo contrario, que el Estado no tenga que responsabilizarse de esas situaciones y que las eléctricas pongan algo de su parte. Fui a televisión para ilustrar esa iniciativa y hacer ver que lo que me ha ocurrido le puede pasar a cualquiera”.
Enrique quiere aclarar a aquellos que le han acusado de no trabajar que “por supuesto” que ha tenido trabajos “de todo, no solo como actor, aunque aún no estoy viviendo debajo de un puente. Lo cual no quiere decir que no me llegue para pagar lo básico. No ha sido bonito leer titulares llamándome muerto de hambre”. El intérprete ha vivido situaciones muy difíciles y actualmente sobrevive gracias a la ayuda de Mensajeros de la Paz y a los trabajos que van saliendo y él ejerce con dignidad. “He trabajado en ACNUR. También evaluando herramientas de comunicación en universidades privadas, de camarero… Un poco de todo. Sin embargo, quiero dejar claro que ni quiero dar pena ni chupar de ningún bote. El hecho de que te pase esto no quiere decir que dejes de tener dignidad o de ser válido”. El intérprete quiere resaltar que continúacon proyectos que espera que salgan adelante: “Quiero lanzar una campaña de divulgación de los derechos humanos en el instituto, por ejemplo”.
Solidario y comprometido
Si de algo puede presumir Enrique, aunque no parece hacer alarde de ello, es de solidaridad, ya que es voluntario y ayuda, por ejemplo, a los refugiados de Siria. Empático con aquellos que lo pasan mal, asegura que su dignidad está “intacta” pese a su situación y que no le interesa “tener por tener”; simplemente quiere sobrevivir y dedicarse a aquello para lo que está preparado, dando lo mejor de sí mismo. “Es algo educacional, que aprendí en mi casa. Gracias a mis padres siempre tuve una cultura del esfuerzo. Siempre he hecho todo lo que está en mis manos para ofrecer lo mejor de mí mismo”, asegura confiado y contradiciendo a todos aquellos que le han dicho que denunciar su situación para ponerle cara a la pobreza energética puede significar no volver a tener trabajo como intérprete.
En realidad, la historia de Enrique empieza cuando tenía diecisiete años y se fue de casa. “Me valí por mí mismo desde que tenía esa edad. Me gustaba escribir y de hecho estudié empresariales para poder pagarme mis propias cosas, lo que iba escribiendo. Luego vi que una de las formas era ser actor”. Aquel chico que hoy sobrevive gracias a Mensajeros de la Paz a sus 41 años habla desde la calma y el optimismo, consciente de que ha llegado a compartir tablas con John Malkovich o a estar en grandes series de éxito. Sin embargo, el aparecer en televisión no garantiza vivir en la abundancia, algo que parece no interesarle.
“Mi fin es proporcionar valor añadido, poder desarrollar mis proyectos porque estoy preparado para hacerlo”. De hecho, elhaber pasado por penurias hace que se refuerce en la gran lección de no ser lo que tienes. “Aunque no tenga los euros suficientes para pagar la luz, soy consciente de que sigo siendo válido como individuo y profesional. Uno no debe ser alguien por lo que tiene”, añade.
Sin embargo, Enrique sí tiene muchas cosas: cuando se estrenó 'Hysteria', la obra teatral de John Malkovich que recreaba el encuentro entre Freud y Salvador Dalí allá por 1938, recibió magníficas críticas por su encarnación del genio de Figueras; cuando formó parte de 'Piedras' muchos fueron los espectadores que se identificaron con su personaje. 'Posesiones' suficientes como para que su camino y su labor vuelvan a pasar por ese don (interpretativo y emocional) otorgado a unos pocos: el de ponerse en la piel de otras personas.
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Este martes, un testimonio dejaba helados a los espectadores de 'El programa de Ana Rosa'. Enrique Alcides, conocido actor que ha participado en películas como 'Finisterre' y en series como 'Cuéntame', 'Águila Roja' u 'Hospital Central', aparecía en el espacio matinal de Telecinco asegurando que su estado de pobreza había provocado que le cortasen la luz. El magacín anunciaba que el intérprete lleva “siete años en paro y le han cortado la luz varias veces”. Él mismo aparecía en la mesa junto al padre Ángel hablando de pobreza energética. “Es pobreza, al fin y al cabo”, aseveraba él. Vanitatis se ponía en contacto con Alcides este martes y este sigue sorprendido ante la cadena de reacciones y de “titulares alarmistas” que han surgido tras su testimonio. “A día de hoy sí tengo luz, pero ya espero el próximo corte en los próximos días”, asegura, añadiendo en un tono cordial que no ha perdido “la esperanza” y que en ningún momento quiere hacerse “la víctima, ya que tenía buenas razones para acudir al programa.