Los marqueses de Urquijo, al borde de la separación
Según ha podido saber Vanitatis, Juan de la Sierra y Urquijo, hijo menor de los marqueses y actual poseedor del título nobiliario, atraviesa una profunda crisis con su esposa
Madrugada del 1 de agosto de 1980. Somosaguas (Madrid). En un exclusivo chalé de una urbanización tiene lugar el crimen más mediático desde la instauración de la democracia en España. Esa noche los marqueses de Urquijo fueron asesinados de un balazo certero a escasos centímetros de distancia. Las macabras imágenes de sus cadáveres ilustraron las páginas de los periódicos durante años y el misterio que rodeó aquel acontecimiento aún perdura 37 años después. El asesinato de sus padres convirtieron a Myriam y Juan de la Sierra en los protagonistas indiscutibles de la crónica de sucesos de los 80 y su vida nunca más volvió a ser la misma. Se desprendieron para siempre del anonimato y se convirtieron en personajes por sí mismos, una faceta que si bien es cierto, Myriam admitió mucho más que su hermano menor. Sin embargo, actualmente es Juan el que vuelve a las páginas de actualidad por su delicada situación sentimental. Su matrimonio con Rocío Caruncho Fontela atraviesa sus horas más bajas y, según informa el entorno del empresario a este medio, están al borde de la separación.
Tras 17 años de matrimonio, la pareja vive sus momentos más difíciles. La propia Rocío lo confirma a Vanitatis. "Juan y yo estamos pasando un bache, pero tanto él como yo somos dos personas muy luchadoras y nuestra intención es tratar de salvar nuestro matrimonio", dice la actual marquesa de Urquijo mientras insiste en la delicada situación que le está tocando vivir.
Desde que murieron sus padres y ya convertido en VI marqués de Urquijo, Juan siempre ha querido huir del ruido mediático y nunca ha terminado de perdonar el daño que le hicieron algunas publicaciones de la época. Su última aparición pública en familia tuvo lugar el pasado mes de septiembre, durante la boda del hijo de Myriam, reportajeada por una revista del corazón.
Precisamente la de Juan y Rocío también fue una boda que copó titulares en la prensa rosa. El 31 de octubre del año 2000 Juan de la Sierra y Rocío Caruncho se casaban en la iglesia de los Jerónimos de Madrid en una ceremonia muy emotiva marcada por la ausencia de los padres del novio y que en vano trató de llenar Myriam de la Sierra, hermana de Juan, en el papel de madrina. Después de la misa, los novios convidaron a los suyos en la finca de Las Jarillas, comprada en 1901 por el segundo marqués de Urquijo y reconocida en los últimos años por ser el lugar escogido por Alicia Koplowitz o Miguel Blesa para festejar sus respectivas bodas.
La casa de los horrores
Mientras sigan siendo matrimonio, el domicilio conyugal de la pareja seguirá siendo el famoso chalé de Somosaguas donde se produjo el asesinato. Juan heredó esta propiedad de sus padres y en ella reside siempre que vuelve a España tras sus largas temporadas viviendo en Panamá, donde trabaja para una empresa dedicada a la gestión de patrimonio privado. Según los datos del Registro de la Propiedad, la vivienda de los marqueses de Urquijo está a nombre de Bimagen S.A., una de las empresas de Juan de la Sierra en la que él figura como administrador único y su esposa como socia de la compañía.
El hijo menor de los marqueses fue quien se quedó con la casa de Somosaguas tras el reparto de la herencia. Cuenta Myriam de la Sierra en su libro '¿Por qué me pasó a mí?' que desde la tragedia de sus padres ella no volvió nunca más a subir al piso de arriba, donde tuvo lugar el asesinato, y de ahí que en el reparto fuera Juan quien se quedase con esa casa: “Ahora cuando está en Madrid, Juan vive en el chalé de mis padres. Yo, sin embargo, no he podido volver a subir esas escaleras. En cuanto lo intento, nada más poner el pie en el primer peldaño, el olor a sangre vuelve a apoderarse de mí. Siempre me voy de esa casa sin pasar de la planta de abajo”.
Cuando murieron los marqueses, los dos hermanos se convirtieron en los dueños de las propiedades de sus padres: la casa de Somosaguas, la de Sotogrande y la de Banyeres, en Tarragona. Primero quisieron venderlas debido a sus problemas de liquidez tras el reparto, pero por las características de las casas de Sotogrande y Banyeres y la de Somosaguas por motivos obvios, les fue imposible venderlas y determinaron que Juan se quedaría con el chalé de Madrid y Myriam con el resto. A Juan le fue bien económicamente tras la tragedia, pero la de Myriam fue una dura travesía por el desierto (ella dixit) la que vivió tras la muerte de sus padres debido a las múltiples deudas que contrajo con unos negocios que acabaron fracasando.
El crimen más mediático de la historia reciente
Los marqueses de Urquijo fueron asesinados en 1980 mientras dormían por Rafael Escobedo, que, según la justicia, cometió el crimen “solo o en compañía de otros”. Rafi era el exyerno de los aristócratas fallecidos tras divorciarse poco antes del asesinato de Myriam de la Sierra, con la que apenas estuvo unos meses casado. Escobedo culpaba a su suegro de su fracaso matrimonial y fue este, según el juez, el móvil del asesinato.
Sin embargo, en la historia que rodea el crimen de los marqueses de Urquijo hay tantas lagunas como fallos hubo en el procedimiento que se llevó a cabo para esclarecer lo ocurrido. El lavado de los cadáveres antes de que llegase la policía, la desaparición del arma homicida o el supuesto suicidio de Rafi Escobedo en la cárcel cuando estaba a punto de confesar todo lo que ocurrió esa aciaga noche del 1 de agosto de 1980 hacen que la teoría de la conspiración tome fuerza en un asesinato que, pese a tener un acusado, dista mucho de haber sido resuelto.
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Madrugada del 1 de agosto de 1980. Somosaguas (Madrid). En un exclusivo chalé de una urbanización tiene lugar el crimen más mediático desde la instauración de la democracia en España. Esa noche los marqueses de Urquijo fueron asesinados de un balazo certero a escasos centímetros de distancia. Las macabras imágenes de sus cadáveres ilustraron las páginas de los periódicos durante años y el misterio que rodeó aquel acontecimiento aún perdura 37 años después. El asesinato de sus padres convirtieron a Myriam y Juan de la Sierra en los protagonistas indiscutibles de la crónica de sucesos de los 80 y su vida nunca más volvió a ser la misma. Se desprendieron para siempre del anonimato y se convirtieron en personajes por sí mismos, una faceta que si bien es cierto, Myriam admitió mucho más que su hermano menor. Sin embargo, actualmente es Juan el que vuelve a las páginas de actualidad por su delicada situación sentimental. Su matrimonio con Rocío Caruncho Fontela atraviesa sus horas más bajas y, según informa el entorno del empresario a este medio, están al borde de la separación.