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Abel Matutes Jr., el hombre detrás de Tatel, el nuevo restaurante de los vips
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el hijo del exministro de aznar expande su imperio

Abel Matutes Jr., el hombre detrás de Tatel, el nuevo restaurante de los vips

Dice trabajar bien con Manuela Carmena y que ser rico y honrado es posible. Entrevistamos al socio de Rafael Nadal, Pau Gasol y Enrique Iglesias, que abre nuevo Tatel en Miami el 20 de marzo

Foto: Abel Matutes Jr, en Tatel Madrid (Foto: Carmen Castellón)
Abel Matutes Jr, en Tatel Madrid (Foto: Carmen Castellón)

“Mi apellido me ha abierto puertas seguro y, además, es un orgullo. Respeto a los que opinan que el apellido familiar es un lastre y también es verdad que yo siempre me he exigido más por ser el hijo de mi padre. Ha sido un acicate”, afirma Abel Matutes Jr., 40 años y vástago (y delfín) del magnate ibicenco con el que comparte nombre y apellido, con quien casi se ha ‘topado’ en una esquina del paseo de la Castellana de camino a esta entrevista. Padre e hijo hacen una incursión rápida en su despacho de líneas modernas y elegantes que el 'jefe’ aún no conocía. Ambos viven a caballo entre Madrid e Ibiza. Aunque (aclaran) Ibiza solo representa el 30% de su negocio. Desde el corazón de la isla blanca que los ha visto nacer, los Matutes han forjado un imperio empresarial en el que se agrupan constructoras, inmobiliarias, parques acuáticos, puertos deportivos, compañías de alimentación, distribuidoras de bebidas, depuradoras de aguas, pero son más conocidos por sus hoteles que se erigen en el Caribe, Ibiza o Madrid.


Sin embargo, esta entrevista no se desarrolla en la isla de Ibiza. Y aunque estamos en un local rodeados de vips, no se trata de Ushuaïa, esa exitosa combinación de hotel de lujo, beach club y discoteca en la que pinchan y se refugian estrellas como Avicii o Paris Hilton, con la que Abel Matutes Jr. se ha independizado profesionalmente de su padre. Estamos en el Madrid donde el hijo del alcalde franquista de Ibiza quiere ver crecer y educar a sus cuatro hijos, junto con su mujer, la americana Linda Scaperotto. "Lo de tener familia numerosa fue una sorpresa. Íbamos a por la niña y vinieron dos. No hay motivos religiosos", aclara entre risas. Y concretamente en la capital y en el epicentro de su nuevo negocio: Tatel, el Santo Grial de Mabel Capital, la empresa que ha creado junto a su amigo y socio Manuel Campos que está a punto de dar el salto internacional.


Tatel ha supuesto su independencia, su despegue de la empresa familiar; su (relativa) emancipación. Un restaurante espectáculo de 800 metros situados en el número 36 del paseo de la Castellana y decorado al más puro estilo de los clubes clandestinos surgidos en América durante la ley seca, que en 2017 cumple su segundo año. Un reclamo para empresarios vips y algún que otro royal.

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Una foto publicada por Ramona Dinu (@ramonadinu) el

Pregunta: Hay muchos restaurantes vips que se quejan del acoso de Manuela Carmena con sus negocios. Usted que es hijo de edil, ¿cómo se lleva con la alcaldesa?

Respuesta: Siempre he recibido un trato exquisito negociando con el Ayuntamiento. Manuela Carmena es una persona con mente abierta para que la ciudad de Madrid gane.

P: Será porque Tatel no tiene terraza...

R: No creo, pequeña pero sí tenemos algo. Contamos con la ventaja de que nuestro edificio es de oficinas y no tenemos vecinos.

P: En Tatel, además de Manuel Campos y usted, participan Pau Gasol, Rafa Nadal y Enrique Iglesias. ¿Es este el típico restaurante con famosos como gancho?

R: No es una ecuación tan sencilla. Tatel nace con la idea de potenciar la marca España internacionalmente a través de su gastronomía. Estuvimos a punto de abrir primero en Ibiza e incluso surgió alguna oportunidad en Londres, pero lo lógico era empezar en Madrid de cara a ‘vender’ la idea de un restaurante español que ha triunfado en Madrid. Pensamos que teníamos que buscar embajadores de la marca española reconocidos fuera de España, pero que tuvieran un perfil que no generase controversia. Los tres nombres que queríamos tocar, de una lista que en un principio era larga, eran Rafa Nadal, Pau Gasol y Enrique Iglesias. No queríamos tres tenistas ni tres futbolistas. Por eso, la figura de Enrique era tan importante.

El hijo, como el padre, habla claro, entrelaza unas ideas con otras, se entusiasma al dibujar sus empresas. No tiene reparos en responder ninguna pregunta y destierra los calificativos de ‘hijo de papá’, aunque reconoce que puede afectarle el peso de una figura como la de su padre, que lo ha sido casi todo al frente del entramado empresarial y en política; alcalde de Ibiza durante la dictadura de Franco, senador, diputado, eurodiputado, comisario europeo, ministro de Exteriores... Exigente, como el padre. Para el patriarca no hay otra forma de hacer las cosas que “mejor que el día anterior”, confiesa.

Iglesias, Gasol y Nadal, unos "sencillos" socios

Conocía a Manuel Campos desde hace muchos años y empezamos a hablar de cositas que podíamos hacer juntos y, poco a poco, empezamos a maquinar la idea de Tatel, fijándonos en otros restaurantes como el Nobu o en el Cipriani”, relata. Él aportaba su mente financiera y Abel su experiencia en locales de éxito. El dúo perfecto. Juntos idearon un concepto de restaurante que resumiera los ingredientes de la marca española tan de moda en el exterior y llevarlo a las grandes capitales. Situar la marca España fuera a través de la comida. Los nombres propios llegaron para redondear aquella idea.

Tatel sedujo a los elegidos desde el principio. No hubo ningún no. Después, se añadiría otro jugador de baloncesto, Rudy Fernández. “Yo conocía a Rudy y tiramos para adelante”, dice. Pero no solo ponen su imagen. Todos tienen un porcentaje de acciones de la empresa, aunque el empresario prefiere no desvelar cuál es esa cantidad. “Ellos están en la matriz y si me permitís, prefiero no hablar de accionariados”, ataja la pregunta. Socios capitalistas, imagen, implicación en redes sociales y presencia, mucha presencia. “Cuando están en Madrid, todos pasan mucho tiempo en Tatel. Gasol celebró su cumpleaños y Nadal, siempre que está en Madrid, casi vive allí. Enrique es el único que no ha estado aquí aún por su agenda".

"Todos tienen una sencillez increíble. De Rafa, la gente lo sabe. Pau tiene también una imagen sencilla, pero Enrique, que quizás la gente no lo sepa, es de diez. Son prudentes y aportan ideas, pero también dejan claro lo que no les gusta”. Las piezas engrasaron desde el principio para convertir el restaurante en un referente de la gastronomía española. Tatel sabe a la cocina de las abuelas, pero en un traje de la cocina moderna al mando de los chefs Nino Redruello y Patxi Zumárraga", añade Abel.

Tatel ha logrado abrirse un hueco en la agenda de los madrileños que buscan un plato de cocina tradicional con ciertos toques modernos o un cóctel en su larga barra al ritmo de una voz con rasgos del soul más seductor. Para sus dueños, es también el primer sueño cumplido en una cartera que guarda muchos otros proyectos. Ahí está el fondo inmobiliario que lanzaron en Filadelfia (ciudad de la que procede Linda Sacaperotto) o la agencia de representación de deportistas.

Lea aquí: Rafael Nadal se une a Abel Matutes para vender pisos de superlujo en Madrid

"Habemus ricos honrados"

En esa agenda endemoniada que les contábamos al inicio logra secuestrar tiempo para su mujer y sus cuatro hijos, de seis, cuatro y unas gemelas de dos años. “Buscábamos la niña y llegaron las gemelas. No sobra ninguno. No hay huevos a que nadie haga una broma delante de mí”, dice mientras ríe abiertamente. Padre de cuatro y hermano de Carmen, María y Stella, los cuatro hijos que tuvo su padre con Nieves, fallecida de cáncer en 2016. Esa familia numerosa que él quiere criar en la capital siguiendo sus propios pasos. “Yo estoy muy contento con el ambiente en el que crecí en Madrid y nos surgió la oportunidad de compatibilizar Madrid e Ibiza cuando mi hijo mayor empezó el colegio”. No es el único que se ha establecido en Madrid. Stella es decoradora; Carmen, dedicada a la explotación de la cadena Palladium, también vive también a caballo. La primera es la única que ha coqueteado brevemente con la política.

P: ¿Le ha tentado a usted la política como a su padre?

R: Creo es incompatible con los negocios. Como mi padre soy partidario del modelo anglosajón en el que los políticos son profesionales de otras ramas que ponen sus conocimientos al servicio de la política: el buen profesor, el buen médico….No le voy a negar que me gusta la política, la sigo y opino en redes sociales, quizás demasiado. Hago todo lo que los expertos recomendarían que no hiciera, pero al final es una cuenta personal y no estoy tan pendiente.

P: Dice usted que tiene ideas irreverentes, cuéntenos algunas. Mójese.

R: Soy un empresario que habla catalán y castellano y se siente orgulloso de ser español y tengo clara una cosa: si en España no estuviera penado hacer dinero, seguro que habría gente más preparada para gestionar un país porque, al final, no es tan diferente gestionar un país de una empresa. Aquí si un ministro tiene dinero no siempre está bien visto y habemus ricos honrados, de verdad. ¡Hay que ser honrados, cojones!


Entonces, recuerda el empresario, la empresa familiar no invertía en Ibiza porque no había retorno de la inversión. “Ibiza fue un día una isla 'low cost'. La gente ya no se acuerda, pero cuando nosotros hicimos un cinco estrellas de la marca Palladium (cadena hotelera que él dirige), todos se llevaron las manos a la cabeza. Su éxito fue una sorpresa para mucha gente, aunque no para mí”, afirma. Habla de una isla que lideraba el turismo de tres o cuatro estrellas, pero aún no era enseña en el turismo de lujo como ahora. “Ibiza ya no es lo que era antes. El Lío ha contribuido a posicionarlo en ese turismo de lujo y además se ha convertido en el epicentro de un turismo náutico que es difícilmente imbatible. Yo me di cuenta de eso hace años: a la isla llegaba un tipo de turismo que le encantaba el turismo náutico pero no tenía lugares en los que divertirse de día. De repente estabas en un beach club y estabas al lado de Leonardo di Caprio. Eso ahora es normal, pero antes no pasaba", explica con la seguridad de apodarse a su pesar el 'príncipe de Ibiza'.

Son las 20.00 en Tatel. Ese restaurante en el que Pau Gasol no se pierde el tartar de atún rojo, las tortillas de patatas, tanto la trufada como la normal, y de segundo el bacalao al horno, o en el que Nadal le cuesta elegir entre el ravioli meloso de pichón y foie, y la milanesa de ternera, empieza a llenarse de vips. "Si el Amazónico es un lugar para dejarse ver, aquí se cierran los negocios", dicen unos empresarios haciendo alusión al otro local de moda regentado por Sandro Silva, a menos de diez minutos de este.

Abel Matutes sonríe y desea lo mejor a su amigo Sandro. Pero el ibicenco no tiene su conquista fuera de su isla centrada en Madrid. El segundo Tatel abrirá en Miami el 20 de febrero, Ibiza llegará en abril y Los Ángeles en octubre. También está pensando en montar su propio beach club en Miami, Ibiza o Marbella.

Foto: Tatel
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Rafael Pola

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“Mi apellido me ha abierto puertas seguro y, además, es un orgullo. Respeto a los que opinan que el apellido familiar es un lastre y también es verdad que yo siempre me he exigido más por ser el hijo de mi padre. Ha sido un acicate”, afirma Abel Matutes Jr., 40 años y vástago (y delfín) del magnate ibicenco con el que comparte nombre y apellido, con quien casi se ha ‘topado’ en una esquina del paseo de la Castellana de camino a esta entrevista. Padre e hijo hacen una incursión rápida en su despacho de líneas modernas y elegantes que el 'jefe’ aún no conocía. Ambos viven a caballo entre Madrid e Ibiza. Aunque (aclaran) Ibiza solo representa el 30% de su negocio. Desde el corazón de la isla blanca que los ha visto nacer, los Matutes han forjado un imperio empresarial en el que se agrupan constructoras, inmobiliarias, parques acuáticos, puertos deportivos, compañías de alimentación, distribuidoras de bebidas, depuradoras de aguas, pero son más conocidos por sus hoteles que se erigen en el Caribe, Ibiza o Madrid.

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