Venezolanas, argentinas y cubanas, las fortunas que pisarán ARCO 2017
Son millonarios, apasionados del arte y poseen colecciones de vértigo que visten museos y fundaciones. Nuestros protagonistas vienen de Cuba, Venezuela y Argentina
Dicen que el magnate peruano Eduardo Hochschild daba esta semana el pistoletazo de salida a ARCO 2017, la célebre feria de arte que estos días se celebra en Madrid, con una espectacular cena con los mejores chefs de su país y varios kilos de pescado que 'embarcó' en un avión. Hochschild es el rostro visible de un gran holding familiar labrado en las minas y las finanzas, pero es también un mecenas que tiene la costumbre de reunir a sus artistas (llegan a juntarse hasta 200) el 26 de diciembre para charlar de la vida delante de unos tragos. Él no será la única gran fortuna internacional (con permiso de los señores Foster) que veremos desfilar en la feria, que tradicionalmente se celebra en el recinto de Ifema, en Madrid. Junto al financiero otras grandes fortunas latinoamericanas pisarán la alfombra roja del arte. Pasen y vean.
A sus 70 años, Ella Fontanals-Cisneros, exesposa del millonario Oswaldo Cisneros, dueño de la Pepsi venezolana, ha logrado convertir su afición al arte en una de las principales colecciones contemporáneas del mundo. Se define como una filántropa y empresaria con una pasión inquebrantable y ojo infalible para el arte. Además de coleccionista, es inversora.
Nacida en Cuba, ‘refugiada’ en Venezuela desde los 16 junto a su familia y con pasaporte español. En sus redes sociales da buena cuenta de sus apuestas artísticas o de su intensa actividad social en nuestro país. Tan pronto comparte agenda con su ‘mejor amigo’, Miguel Ángel Muñoz, o posa junto a la actriz Marta Hazas. Hace unos meses, la popular Carmen Lomana hizo público un altercado que tuvo con Fontanals cuando la cubana causó una inundación en el piso de la socialite en la calle Fortuny por las reformas que estaba acometiendo tras su adquisición. Entonces contó Lomana que los Chanel y otras ropas de autor nadaban por la vivienda. Es hermana de José Fontanals, miembro de la dirección del Banco Nacional de Cuba y asesor de Fidel Castro. De su matrimonio con Cisneros, nació su hija Claudia Susana Cisneros, que comparte el interés artístico de su madre.
Ella Fontanals y la venezolana Patricia Phelps comparten los senderos del arte y el apellido Cisneros. Patty, como la llaman quienes la conocen, se casó con Gustavo Cisneros, primo del exmarido de la cubana, hace ya 46 años. Él no solo es un millonario con sillón vitalicio en Forbes. Propietario de un imperio diversificado en el que no se pone el sol y no hay franjas horarias, es uno de los hombres más poderosos del mundo con comunicación directa con el Rey emérito Don Juan Carlos, Carlos Slim, Felipe González o Julio Iglesias. En nuestro país su apellido se hizo conocido al adquirir Galerias Preciados tras la expropiación de Rumasa. Su hermana Marion es una arquitecta que huye del foco mediático con residencia en un piso con vistas al Retiro en el que recibe a los principales miembros de la jet madrileña, incluida la infanta Pilar. Juntos han tenido tres hijos y diez nietos, de momento. Todos trabajan en el negocio familiar, aunque es Adriana la que parece seguir los pasos de su padre.
Su universidad, el arte
Cuando Patricia acompañaba a su marido en sus viajes de negocios por Latinoamérica, ella visitaba galerías, exposiciones y colecciones diversas. Así logró acumular una colección que no cesa de compartir para que se conozca su país a través del arte. Para ello creó una fundación junto a su marido, con quien comparte esta afición, que ha logrado importantes hitos. A ella el arte la ha salvado de sus limitaciones. "Ha sido como mi universidad", ha dicho. Dicen que su tío Wiliam Henry Phelps y el padre de este, Henry, el fundador de Radio Caracas y algunos otros negocios, fueron dos de las personas que más la han influido.
El matrimonio tiene un fuerte vínculo con nuestro país, en el que tienen negocios digitales, inmobiliarios y de bolsa, aunque no poseen casa en Cisneros de Campos, la localidad palentina donde el apellido tiene sus orígenes. Viven a caballo entre Nueva York y Madrid y hace tiempo que no pisan Venezuela. Sus nietos se educan en inglés, español y mandarín por aquello de prepararlos para la sucesión.
El magnate que 'cuida la salud' de la gente
Hugo Sigman y su esposa Silvia Gold dicen que viven dedicados a "cuidar la salud de la gente". Saltaron a la palestra pública cuando se ‘descubrió’ que ella era la editora (y amiga) detrás del libro de Manuela Carmena, la alcaldesa de Madrid. En la agenda de este matrimonio también figura el expresidente del Gobierno Felipe González o la también expresidenta (argentina) Cristina Fernández de Kirchner. Forbes los tiene 'fichados' para su lista de millonarios, aunque a ellos no les guste este tratamiento. Los Sigman están al frente de Insud, un imperio empresarial que levantaron en España a partir de los 300.000 dólares que les prestó el padre de ella y que consiguieron devolver a los tres años.
A nuestro país llegaron huyendo de la situación política de Argentina. En los 80, cuando las puertas volvían a abrirse en su tierra, sus negocios ya se extendían por EEUU, China e Italia. Lo que en sus inicios empezó siendo una empresa farmacéutica con los años fue extendiéndose a la biotecnología, agroindustria..., además de la editorial que regenta Silvia o las fundaciones desde la que apoyan diversas causas. Sigman incluso se ha permitido incursiones en el mundo del cine con la película 'Relatos salvajes' o 'El clan'. Mientras no descuidan el imperio, que está en manos de sus dos hijos tras ‘una sucesión difícil” como ha contado Sigman en varias ocasiones, dedican tiempo a aficiones como el arte. Son miembros del patronato del Museo Reina Sofía y apoyan a algunos de los mejores artistas de su país como Kuitca o Macchi.
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Dicen que el magnate peruano Eduardo Hochschild daba esta semana el pistoletazo de salida a ARCO 2017, la célebre feria de arte que estos días se celebra en Madrid, con una espectacular cena con los mejores chefs de su país y varios kilos de pescado que 'embarcó' en un avión. Hochschild es el rostro visible de un gran holding familiar labrado en las minas y las finanzas, pero es también un mecenas que tiene la costumbre de reunir a sus artistas (llegan a juntarse hasta 200) el 26 de diciembre para charlar de la vida delante de unos tragos. Él no será la única gran fortuna internacional (con permiso de los señores Foster) que veremos desfilar en la feria, que tradicionalmente se celebra en el recinto de Ifema, en Madrid. Junto al financiero otras grandes fortunas latinoamericanas pisarán la alfombra roja del arte. Pasen y vean.
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