Carlos Seguí vende por 17 millones la finca en la que se casó con Patricia Conde
Ubicada en un enclave de excepción, la familia Seguí ha tomado la firme decisión de deshacerse de una de sus principales joyas y fuente de beneficios, La Granja de Esporles
El empresario Carlos Seguí ha puesto a la venta la espectacular finca mallorquina de origen medieval que su familia posee desde hace varias generaciones: La Granja de Esporles, en la localidad de la que toma el nombre, situada en la falda de la sierra de Tramontana. Un emblema de la isla que fue testigo, entre otros grandes eventos, de su malograda boda con Patricia Conde. Con más de 400 años de historia y un potencial económico de lo más rentable, este palacete de más de 2.000 metros cuadrados busca comprador dispuesto a pagar los 17 millones de euros que piden los Seguí García de Oteyza, según reza la web de inmuebles de alto standing Engel & Völkers.
Aunque no han trascendido los detalles de esta venta, la finca, que desde hace décadas explota cada centímetro -con bodas, eventos de 'team building' y hasta visitas de colegios- de sus casi 30 hectáreas de superficie con beneficios de lo más jugosos, será traspasada a un nuevo dueño. Un nuevo propietario que no pasaría a sacar rendimiento de la finca hasta, al menos, entrado el otoño.
La razón: preservar al máximo la seguridad de que los enlaces matrimoniales ya reservados para este año (más de 40 según ha podido saber Vanitatis) y que se celebrarán según lo acordado con las parejas que, como Carlos y Patricia, se darán el ‘sí, quiero’ tras la intimidad de sus muros.
La ruina no es causa
El registro mercantil es claro con la fiscalidad de este inmueble. Los datos del ejercicio de 2015 de la sociedad que administra esta finca dan más de 100.000 euros en positivo. Su balance de ventas roza el millón de euros y la empresa tiene un poderoso activo de 13.144.822 euros. Igualmente la propiedad no tiene ninguna carga y todo parece indicar que simplemente los herederos quieren un cambio de rumbo. Las otras empresas de Carlos Seguí, que se dedica principalmente a tema inmobiliario, gozan igualmente de buena salud. Patricia Conde no se había equivocado. Guapo y buen partido.
Algo de lo que se dio cuenta el apuesto empresario, que declaró a esta publicación en plena batalla judicial con su exmujer que ella iba a por su dinero. "Yo a esa mujer se lo he dado todo y que diga que la he maltratado psicológicamente cuando dos meses antes de separarnos me pedía tener otro hijo no tiene sentido. Intenté llegar a un acuerdo con ella, pero fue imposible y dos meses después de separarnos, cuando decidí luchar por la custodia de mi hijo, ella interpuso la querella", declaró entonces a Vanitatis. Era 2014. Y Seguí añadía: "Ella me ha pedido una pensión alta y ahora tengo claro que va a por mi dinero. Ella presentó hasta mis nóminas, los jueces han visto mi capacidad económica, por eso ella presentó esos documentos, lo tengo clarísimo".
Los 400 años que enamoraron a Letizia
La propiedad pasó a manos de Carlos y sus tres hermanos tras el fallecimiento de su padre, el también empresario Cristóbal Seguí. Elegida en más de una ocasión por la alta sociedad como escenario de bodas, bautizos y comuniones, en agosto de 2013 fue la escogida por los entonces príncipes de Asturias para disfrutar de una jornada de paseo junto a sus hijas y dejarse fotografiar por la prensa.
Una jornada en la que la actual Reina Letizia disfrutó junto a sus hijas como una niña más, mostrándoles a las infantas todos los detalles que el museo que hay dentro de la finca ofrece al enorme flujo de turistas que recibe cada año (sin duda una de sus principales fuentes de ingresos).
Los príncipes y sus dos hijas fueron recibidos entonces por los propietarios, María Escandell y Cristobal Seguí (entonces suegros de Patricia Conde), y realizaron una visita por las instalaciones que duró una hora y media. Felipe y Letizia, que pagaron las entradas, mostraron a las pequeñas infantas los vestidos de época, las enaguas y los utensilios que empleaban los labradores de Palma en el siglo X. Las niñas pudieron disfrutar con los animales de la granja, que tiene más de 22 especies distintas, entre ellos, cabras, caballos, burros, patos y cerdos mallorquines.
Antigua posesión feudal
Mezcla de estilo señorial y rústico -puesto que originariamente se utilizaba como residencia señorial pero también como explotación agrícola- llegó a albergar más de cien oficios entre sus lindes. Ahora, acoge además de la celebración de eventos de todo tipo, una granja escuela y un museo que muestra la vida en la isla antes del boom turístico que la convirtió en la Mallorca que conocemos en la actualidad.
Los principios de la finca datan del siglo XI, como posesión feudal. Regentada por monjes cistercienses durante 200 años, consta de un edificio principal y varias edificaciones pequeñas -varios de ellos talleres y establos- y una vivienda de personal que consta de aproximadamente 3.000 m2 de construcción y se divide en tres plantas.
En la planta principal (noble) hay varios salones muy grandes con alturas de 6 metros, además de dormitorios y varias habitaciones. En la planta baja se encuentran varias cocinas, despensas y talleres además de la tahona.
Y en el ático, una de las zonas con más encanto de la finca, varias habitaciones abuhardilladas con vistas a las más de 28 hectáreas de bosques, montaña y riachuelos que rodean el edificio principal. Un entorno de exclusiva, la que por cierto ni Carlos Seguí ni Patricia Conde quisieron vender aquel verano de 2012. Este medio se ha puesto en contacto con el empresario mallorquín, que ha confirmado la venta del inmueble, pero no ha querido explicar los motivos.
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El empresario Carlos Seguí ha puesto a la venta la espectacular finca mallorquina de origen medieval que su familia posee desde hace varias generaciones: La Granja de Esporles, en la localidad de la que toma el nombre, situada en la falda de la sierra de Tramontana. Un emblema de la isla que fue testigo, entre otros grandes eventos, de su malograda boda con Patricia Conde. Con más de 400 años de historia y un potencial económico de lo más rentable, este palacete de más de 2.000 metros cuadrados busca comprador dispuesto a pagar los 17 millones de euros que piden los Seguí García de Oteyza, según reza la web de inmuebles de alto standing Engel & Völkers.