Retrato íntimo de los refugios catalanes de Carme Chacón
En estos lugares encontró la paz y siempre volvía con su familia y su hijo. A su raíces. A su tierra querida
Se había instalado en Madrid desde que en 2000 fuera escogida diputada por las Cortes. Una condición, la de catalana instalada en la capital, que ella esgrimía con orgullo. Porque Carme Chacón siempre sintió muy cerca la tierra que la vio nacer y crecer, y volvía cada vez que le era posible. Dos eran sus lugares favoritos: Esplugues, donde se crió y donde debutó como política, y La Cerdanya, refugio pirenaico donde podía vivir alejada de las miradas curiosas.
Colindante a Barcelona, Esplugues es un municipio de zonas verdes, casas pareadas y lujosas urbanizaciones. Los Chacón se mudaron a esta ciudad cuando Carme era pequeña y ya nunca lo abandonó. “Imagínate, pese a no vivir oficialmente en Esplugues desde que se fue a Madrid como diputada, Carme seguía estando empadronada en su casa”, cuenta a Vanitatis Pilar Díez, amiga de la exministra y alcaldesa de Esplugues de Llobregat.
El emotivo anuncio de su embarazo
La casa de Chacón está en la Vía Augusta de este municipio, en una zona llena de urbanizaciones, de casas con piscina (señal de alto nivel en una zona en la que la playa está presente). La vivienda de la exministra está cerca de donde viven, por ejemplo, Shakira y Piqué. Aunque no se trata de un lugar ostentoso: es una casa unifamiliar de 135 metros cuadrados, cuatro dormitorios y garaje, que comparte jardín y piscina con otras 17 casas.
En Esplugues fue al colegio y al instituto, vivió su primer acercamiento a la política, se casó y tuvo su único hijo, Miquel, de 8 años. Pilar Díez recuerda el día de su boda como uno de los más especiales de Chacón. Quiso casarse el 7 de julio (7) de 2007, pero por cuestiones burocráticas -los papeles del divorcio del futuro marido no llegaron a tiempo- se pospuso a diciembre. “En la fiesta posterior, en un restaurante cercano, fue cuando anunció a los amigos que estaba embarazada”, recuerda Díez, “siempre celosa de su intimidad, no se lo había dicho a nadie”.
Para proteger esa intimidad, Chacón quiso incluso celebrar su boda en el jardín de su casa, lo que no fue posible porque el juez de paz les recordó que la ley no lo permite. Cuenta la anécdota Díez, quien añade que finalmente, “para evitar a los fotógrafos que venían cada día para ver si pillaban a Carme”, la ceremonia se celebró en el Casal de Cultura en lugar de en el Ayuntamiento. Tímida y celosa de su espacio personal, Chacón se casó sin que nadie la viera.
No corrió la misma suerte cuando tuvo a Miquel. Había escogido la maternidad del Hospital San Juan de Dios, uno de los mejores de España en la especialidad de pediatría, y tras nacer su hijo Miquel, el 19 de mayo de 2008, la entonces ministra atendió a los medios “cercana” y con “emoción”, tal y como recuerda la periodista Laura Lago.
Sus escapadas de Madrid oficial
Mantener esa privacidad era tan importante para Chacón que cuando se escapaba del Madrid oficial a Esplugues apenas salía de casa si no era para visitar a sus padres, que viven cerca, o a su hermana, en su casa de Cervelló. Esa fobia a la popularidad es el motivo que la llevaba a frecuentar el apartamento de La Cerdanya que compartía con su hermana. En esta comarca pirenaica pasaba más desapercibida que en ningún otro lugar.
Fue hace años, cuando las hermanas eran solteras, se compraron un pequeño apartamento en La Molina, estación de esquí perteneciente al municipio de Alp. Hacía tiempo que la agenda no le permitía pisar las pistas de esquí, sí que visitaba los Pirineos con frecuencia.
La casa compartida con su hermana y su madre
La exministra compartía la propiedad de La Molina con su madre, Esther, y con su hermana menor, Mireia, su gran confidente y amiga. Mire, que es como la llaman los amigos, sí que esquió en fin de año, una época en la que la nieve de estas pistas ha presentado uno de los mejores estados de las últimas temporadas. El apartamento de las Chacón está a pie de pistas, en un edifico clásico de la zona, de paredes empedradas, con acabados de madera.
Nada que ver, no obstante, con el lujo de la comarca, donde hay urbanizaciones exclusivas y vecinos que aparecen cada año en la lista de los millonarios de la revista 'Forbes'. Por eso la exministra era una más, porque en La Cerdanya son decenas las caras famosas que se pasean sin ser apenas vistas.
Eso sí, nada que ver los 50 metros cuadrados de la exministra con los miles de metros de las mansiones de personajes tan acaudalados como Sol Daurella, presidenta de Coca-Cola European Partners, y Alberto Palatchi, presidente de Pronovias. Incluso Gerard Piqué y Shakira han decidido construirse una casa en la zona, en concreto en Bolvir, el municipio en el que se concentra el mayor número de famosos. Carme huyó de esos lujos y disfrutó de una vida familiar y sencilla cerca de los suyos y de sus raíces.
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Se había instalado en Madrid desde que en 2000 fuera escogida diputada por las Cortes. Una condición, la de catalana instalada en la capital, que ella esgrimía con orgullo. Porque Carme Chacón siempre sintió muy cerca la tierra que la vio nacer y crecer, y volvía cada vez que le era posible. Dos eran sus lugares favoritos: Esplugues, donde se crió y donde debutó como política, y La Cerdanya, refugio pirenaico donde podía vivir alejada de las miradas curiosas.