Papá, Elena y los nietos: los 'royals' que sí fueron vitoreados este fin de semana

Ver al Rey emérito, a la infanta Elena y a la esbelta Victoria Federica juntos y sin parar de abrazar a nuestro Froilán, pródigo y recién emparejado, entre vítores del público, es un singular espectáculo del que han podido disfrutar los asistentes al Santa María Polo Club. Esta parte bien avenida de los Borbones acudió a poner el colofón a la 46 edición de la Copa de Oro de alto hándicap que se celebraba en las instalaciones para este fascinante deporte que la terrateniente familia Mora-Figueroa Domecq tiene a orillas de la desembocadura del río Guadiaro. En concreto, en la Cancha 3 Los Pinos de acceso libre y gratuito.

Abrazo 1:

Abrazo 2:

Consejo experto 3:

No es la primera vez que don Juan Carlos se encarga de dar la copa de oro de alto hándicap, pero este año ha estado acompañado por su hija y sus nietos. Los ganadores: el Ayala Polo Team, detrás del que está una de las familias fundadoras de Sotogrande: los Zóbel​, y en el equipo, el gran Facundo Pieres, uno de los mejores jugadores del mundo con permiso del también argentino Adolfo Cambiaso, que este año no ha venido.

Los del Ayala se quedaron el año pasado a las puertas de la victoria y cayeron ante el Dubái, que repetía dos años consecutivos de triunfo. Pero esta edición los millonarios filipinos Zóbel se han quitado la espina, ya que llevaban sin ganar este título desde 2007. Por eso el equipo formado por el capitán Íñigo Zóbel, Gregorio Gelosi, Santiago Laborde (marido de la heredera Paola Zóbel) y Facundo Pieres pasará a la historia.

Una de parientes

Y desde el primer 'chukker' (parcial de 3-0) iban por delante, algo que supieron rentabilizar a lo largo de todo el partido pese a los continuos embates de La Indiana. Un trepidante partido que siguieron con atención don Juan Carlos, la infanta Elena y Luis Alfonso de Borbón, que acudió a saludarles en calidad de pariente y experto, ya que él también le da a la bocha en el Lechuza de Caracas de su suegro, Víctor Vargas.

Pero había más 'celebs' entre las grandas VIP del Santa María Polo Club. Y no nos referimos a la multitud de apellidos anónimos que ocupan las grandes mansiones de Sotogrande y que acuden puntualmente en chanclas a esos veranos familiares, de largos atardeceres en el Trocadero y espetos en los chiringuitos de Torreguadiaro, sino a nuestro cuore. A Carmen Lomana o Hubertus de Hohenlohe, que miraban el partido (Lomana menos atenta que Hubertus, ya que solo deseaba ir a la zona de tiendas que bordea las canchas) desde la zona VIP, que este año tenía un toque más vanguardista que ediciones anteriores gracias al sello de Ibermaison Marbella que había decorado la estancia. Lujo llama a lujo. O eso dicen.

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Lomana y Victoria Federica, locas por las tiendas

Victoria Federica no se pudo reprimir como Lomana y la pillamos con su grupo de amigas de Sotogrande paseando entre los puestos de ropa (este año más trendy y asequibles). Froilán también andaba haciendo lo propio y evitó la foto con su prometida Mar Torres. Esto va en serio. Los nietos Borbón volvieron a ocupar sus asientos para estar listos para la entrega de trofeos (por cierto, vaya verano Froilán, que si conciertos en Starlite, que si amor a quemarropa en Nueva Andalucía). Es decir, cancha desierta y coches de alta gama cruzando el campo para desembarcar al emérito y a su hija. Todo muy vip, pero cuando entre el público están los herederos de Brunéi y Dubái todo es poco.

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Hubo tres grandes ovaciones en la tarde. Los vivas al emérito por parte del público, en un 40 por ciento argentino. Y los recibidos por Facundo Pieres, el mejor jugador del torneo, y los proferidos a Santiago Laborde por su mujer Paola Zóbel y familia, que celebraron el triunfo hasta altas horas en el Ayala Polo Club, donde Paola lleva el restaurante donde se casaron el año pasado.

Echamos de menos a Isabel Preysler, amiga de los Sáinz de Vicuña, de los Zóbel -esas familias filipinas que tanto la arroparon cuando ella llegó a España- y con primos muy queridos en Sotogrande, que hoy estaban entre el público, aunque son más amantes del golf. Los Llosa-Preysler siguen atrincherados en la Buchinguer. Corto y cambio.

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