El runrún de la independencia, protagonista de los corrillos vips de la recepción de palacio
En el Día de la Hispanidad, los Reyes abren las puertas de palacio a políticos, empresarios, aristócratas y rostros conocidos del mundo de la comunicación. Vanitatis estuvo dentro
Este año, la recepción en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional del Día de la Hispanidad ha sido multitudinaria. Cerca de 1.500 invitados que representaban al mundo político, empresarial, militar, social, judicial y periodístico en todos los niveles. Esta vez, los redactores también estaban invitados para compartir con el jefe del Estado, Felipe VI, y su mujer, la reina Letizia, charla y brindis.
Una manera de demostrar en estos momentos que todos son/somos importantes. Desde el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sus ministros y su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría -mucho más expresiva verbalmente que el jefe y que aguantó hasta el final-, hasta Alicia Alcocer Koplowitz, Sandra Falcó, Paloma Segrelles y Ainhoa Arteta.
La soprano, con un espectacular collar de perlas, recibió las felicitaciones de muchos de los presentes. Para quien no esté informado, el pasado 9 de octubre en el Teatro de la Zarzuela en Madrid presentó su compromiso civil y que volvió a repetir en el Palacio Real: "Soy vasca, con treinta apellidos vascos y viviendo en los tiempos duros en mi ciudad, Donosti. El otro día hice lo que tenía que hacer, reivindicar que nadie nos puede secuestrar ideológicamente. Viajo por el mundo orgullosa de ser española y vasca", aseguraba Arteta sobre la sombra del independentismo de Cataluña.
Y no fue la única. Políticos que ya no están en primera línea de salida y que no solían acudir a las recepciones reales como Borrel, escoltado por su mujer, Cristina Narbona, o Alfonso Guerra fueron los hombres alfa de la jornada. En el caso del que fuera el Pepito Grillo de Felipe González, explicaba cómo le habían llamado facha por declarar el referéndum ilegal de Cataluña como un golpe de Estado en la entrevista que concedió a Alsina en Onda Cero. "Manda huevos que a estas alturas tenga que recibir esas dedicatorias. Prefería cuando me insultaban mentando a mi madre". Y contó la anécdota de cómo le dijo un día a Santiago Carrillo que la manera de reivindicar la bandera de España y acabar con ese complejo era que se colocara la enseña en el reloj o como pulsera: "Me dio la razón, aunque nunca lo hizo".
A diferencia de otros años, donde la figura del Rey emérito estaba presente en la cabeza de todos, las dificultades de la monarquía para renovar imagen o incluso la presencia de la reina Letizia solapando a su marido, esta vez no había dudas entre los convocados y así lo manifestaban en los corrillos. El que manda es Felipe de Borbón y Grecia. Ana Rosa Quintana fue la que verbalizó lo que los asistentes al cóctel del palacio ya pensaban: "Es la recepción del Rey, es el protagonista. Su discurso del otro día ha calado en los ciudadanos. No hay más que ver cómo le felicitan".
Efectivamente, ya en el besamos donde no se suele hablar y solo se sonríe, la mayoría felicitó al monarca por su claridad televisiva y su compromiso. La reina Letizia no estuvo acertada en su estilismo, con un dos piezas otoñal cuando en los salones la temperatura era comparable al mes de agosto, y sí muy agradecida con las felicitaciones colaterales que recibía por el discurso real. En un momento dado, incluso instó a Vanitatis a que le trasladara ese mensaje a su marido: "Díselo, que le va a gustar". Y como era preceptivo, cumplimos órdenes.
La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, también tuvo sus felicitaciones. Al preguntarle que si hacia yoga o tomaba tila para relajarse antes o después de las sesiones en el Congreso, contó que "nada de nada. Tengo mucho aguante. Pero lo más importante es que tengo un hijo que quiero que viva felizmente en España y no en un país donde algunos incumplan las leyes y desprecien la Constitución", sentenció.
Luis del Olmo y su mujer Merche fueron de los primeros en marcharse. Tomaban el AVE a Barcelona y después rumbo a Roda de Bará, su Xanadú particular. Contaba que en sus muchos años de vida nunca había visto tanta gente no independentista salir a la calle. Y reivindicaba que la mayoría silenciosa en Cataluña había dejado de serlo. Con sentido del humor comentaba que se había establecido entre su grupo de amigos de siempre no hablar de cuestiones políticas. "Empezamos bien, pero después alguien se enciende y se levanta de la reunión".
Carlos Herrera fue otros de los invitados que tenía cita con el AVE. En su caso, camino de Málaga. El domingo se estrena en televisión con nuevo programa y aseguró que no había cambios con respecto a su contrato laboral con la COPE. Fue de los pocos que no probó nada del espléndido cóctel de Mallorca. Para su aparición en televisión se puso a régimen y aún lo mantiene, "aunque me cuesta una barbaridad. Soy de buen comer".
Otros invitados que no se perdieron la fiesta y aguantaron hasta el final fueron Albert Rivera, Javier Solana, Pedro Sánchez, que no se encontró con Susana Díaz, Felipe González, Mar García Vaquero y Alberto Ruiz-Gallardón, que por fin sonríe y no echa de menos el poder, Nieves Herrero, Nativel Preciado, Carmen Rigalt, el presidente de Telefónica, Álvárez Pallete; el fiscal superior de Murcia, José Luis Díez, y la abogada María Luisa Vera Linares, entre otros muchos.
Este año, la recepción en el Palacio Real con motivo de la Fiesta Nacional del Día de la Hispanidad ha sido multitudinaria. Cerca de 1.500 invitados que representaban al mundo político, empresarial, militar, social, judicial y periodístico en todos los niveles. Esta vez, los redactores también estaban invitados para compartir con el jefe del Estado, Felipe VI, y su mujer, la reina Letizia, charla y brindis.