El escándalo financiero salpica al super primer ministro de Canadá, Justin Trudeau

El sueño se ha terminado. La pesadilla acaba de comenzar. Justin Trudeau, el carismático primer ministro de Canadá, se ha visto salpicado por el escándalo financiero que relaciona a Stephen Bronfman, recaudador de su campaña presidencial, con paraísos offshore destinados a evadir impuestos, una información que fue revelada ayer domingo por este medio y que forma parte de la investigación mundial Paradise Papers, basada en el análisis de 13,4 millones de documentos procedentes de dos proveedores de servicios ‘offshore’ de Bermuda y Singapur y 19 registros mercantiles de jurisdicciones opacas. La filtración fue obtenida por el diario alemán 'Süddeutsche Zeitung', que la compartió con el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) para dirigir el trabajo que se publica en 96 medios de todo el mundo, entre ellos, 'The New York Times', 'The Guardian', 'Le Monde' y El Confidencial y La Sexta en exclusiva para España.

Seguramente Justin no habría llegado a ser nunca el máximo mandatario de su país si no hubiera sido por la labor desempeñada por Bronfman​, que reunió el dinero suficiente para poder hacer realidad el deseo de Baby Trudeau por seguir los pasos de su padre, uno de los primeros ministros canadienses mejor valorados y con más carisma de la historia del país.

Aunque se desconoce hasta qué punto Trudeau conocía los discutibles movimientos de ingeniería impositiva realizados por su amigo y responsable financiero de su partido, lo cierto es que su historia, que rozaba el halo de santidad que han tenido otros mandatarios como Kennedy y Obama, va a resentirse mucho. Carismático, atractivo, espontáneo y natural, Justin Trudeau arrasó en las últimas elecciones celebradas en su país logrando la vitoria con mayoría absoluta. Pero esta noticia puede llevarle del olimpo al infierno en pocas horas.

La historia de Justin

Mister Trudeau se ha ganado a pulso el calificativo de político diferente y antítesis perfecta de su vecino, Donald Trump: ecologista convencido, defensor de los derechos LGTBI y partidario de las teorías positivas para crear una visión de futuro, Trudeau trabaja en la línea del 'Juntos somos más fuertes' que ya hemos escuchado en otros políticos como Macron en Francia y Sadiq Khan en Londres. Además, es un firme defensor de la integración a todos los niveles: la de los inmigrantes en la sociedad canadiense y la de las mujeres en los círculos del poder. De hecho, una parte importante de su Gobierno está formado por féminas.

Por su carisma y su naturalidad, a este político de 45 años muchos le han comparado con John F. Kennedy y a su mujer con Jackie.

El político humano

Uno de los aspectos que más ha conquistado el corazón de los canadienses es el lado humano de su primer ministro. Justin no tiene ningún pudor en disfrazarse de Superman para acudir a una reunión el día de Halloween, como tampoco tiene ningún problema en manifestarse con toda su familia por los derechos de la comunidad LGTBI o contar en su libro autobiográfico, 'Todo aquello que nos une' (editorial Deusto), lo duro que fue la separación de sus padres y el trastorno bipolar que afecta a su madre. Además, Trudeau defiende el matrimonio homosexual, es un feminista convencido, ama la diversidad lingüística y apoya la legalización de la marihuana. Si a todo esto le sumamos que no le importa lucir torso en tabla de surf o hacerse fotos para la versión canadiense de 'Vogue', ¿qué obtenemos? El político más sexy del mundo.

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A.L

La pareja perfecta

Justin conoció a Sophie Grégoire en la escuela y no se han separado desde entonces. Se casaron en mayo de 2005 y tienen tres hijos: Xavier James, Ella-Grace y Hadrian. Ella ha sido presentadora de televisión y profesora de yoga, y él, antes de dedicarse a la política, estudió Ciencias de la Educación y Literatura, fue profesor de teatro, instructor de snowboard, viajó por Europa y fue portero de discoteca. Durante años se curró un currículum tan 'enrollao' que sería le envidia del mismísimo Obama. Hasta que la política llamó a su puerta. En realidad la política hacía años que ya había entrado en su vida. De hecho estaba antes que él llegara.

De casta le viene al galgo

El destino de Justin Trudeau estaba ya marcado desde la cuna: cuando él nació su padre llevaba tres años como primer ministro del país. Lo fue desde 1969 a 1979, y posteriormente de 1980 o 1984. Pierre Trudeau fue el primer ministro más carismático que haya dado Canadá. Él y su mujer (y madre de Justin), Margaret, fueron auténticos iconos en los revueltos años setenta. Antes de casarse, Pierre había sido novio de Barbra Streisand. Cuando contrajo matrimonio con Margaret, él tenía 51 años y ella 22. La diferencia de edad y la encorsetada vida de primera dama acabaron por aburrirla y durante un tiempo frecuentó amistades menos 'politicamente correctas' como Andy Warhol, Ryan O’Neal o Truman Capote, y era frecuente verla dándolo todo en la pista del mítico Studio 54. Se separaron en 1979.

¿Y ahora qué?

Alguien dijo de Justin Trudeau que su aura era tan grande que se podía ver desde el espacio. Como la muralla china. Pero el aura del político que se ponía calcetines divertidos, que se hacía selfies con sus fans, que presumía de cuerpo en la playa y de cara bonita en las portadas de las revistas es muy posible que acabe muy debilitada. Habrá que ver si los superpoderes de Justin pueden con la venenosa kriptonita encontrada en los Papeles del Paraíso.