Los tres 'errores' de la sentencia de Pilar Abel

Parece ser que los dolores de cabeza para Pilar Abel, en lo que a los juzgados se refiere, no han acabado todavía. La Fundación Salvador Dalí interpuso un recurso, el pasado 18 de octubre, ante el Juzgado de Primera Instancia nº 11 de Madrid, “basado en una rectificación, aclaración, subsanación y complemento de la sentencia dictada el pasado 13 de octubre del 2017”, tal y como recoge el propio documento.

En concreto, desde la fundación se basan en tres posibles errores que se han cometido en la sentencia que la rechazaba como hija del pintor Salvador Dalí. En primer lugar, “la omisión de pronunciamiento sobre la falta de legitimación pasiva excepcional por esta representación”. Es decir, lo que la fundación solicita al juez es que diga si realmente son una parte implicada en el juicio.

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Por otro lado, el segundo error, según el recurso de la fundación, es que “la temeridad de la actora (Pilar Abel) que se concluye en el Fundamento de Derecho Cuarto de la Sentencia debe recogerse también en el Fallo de la Sentencia a los efectos del párrafo segundo del Art. 394.3 de la LEC”. Esto significa que la declaración de temeridad de la que durante un tiempo creyó ser la hija del artista sirve para que no se aplique la limitación de la tercera parte de la cuantía del proceso a las costas que correspondan a los abogados. Por consiguiente, “además de la imposición de costas, puede declararse la temeridad de Pilar”.

El tercero y el más sorprendente se basaría en un error tipográfico. Desde la Fundación Salvador Dalí quieren que, en la sentencia, Pilar Abel “conste inscrita como hija matrimonial”. Esto es consecuencia de que, en el documento, Abel aparece como “hija no matrimonial”, cuando en realidad, según el Registro Civil, Pilar es “hija legítima de Don Juan Abel Rigau y Doña Antonia Martínez Haro”, ambos casados.

En resumen, podría deducirse que lo que persigue la fundación es que se refleje cuál es su verdadero papel dentro de todo este litigio, que Abel pague más o que, al menos, quede clara su temeridad; y que conste que la demandante fue registrada como hija de un matrimonio, con padre y con madre.

“Me siento destruida”

Frente a esto, Pilar Abel, que no cesa en su lucha, ha dicho: “Me siento mal, destruida, no me dieron los justificantes de la cadena de custodia de los laboratorios de Barcelona, ni Madrid, pero sí del Centro Toxicológico de Gerona”. Con esto, “mi abogado me ha explicado que no puedo recurrir ni reclamar nada hasta que se conteste al recurso interpuesto por la fundación, por lo que estoy con las manos atadas y entiendo que la intención de la fundación es alargar este proceso lo máximo posible”.

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Sobre el recurso, asegura que no sabe “hasta dónde quiere llegar esta gente ya que ponen pegas por todo, cuando yo lo único que quiero es saber mi identidad, mi filiación”. Además, “quiero saber quién soy realmente, lucho por mí y por mi mamá (…) Creo que debo enfrentarme a un juicio justo que en su día no se me hizo”.

Pilar Abel, todo un personaje, sin duda, picassiano.