¿Qué encierra la costumbre de Rihanna de atacarse a sí misma?

La autodesaprobación se ha convertido en la tendencia preferida en redes sociales de las celebrities más irónicas del panorama. Las modelos más divertidas se hacen stories que se centran en su último grano y las actrices con actitud más ‘pasota’ llenan su Instagram de instantáneas tomadas por los paparazzi que dejan ver sus defectos prácticamente enmarcados por luces de neón. La propia Dulceida subió a sus redes las imágenes en las que la revista 'Cuore' mostraba sus supuestos michelines. Aunque esta actitud puede denotar sentido del humor y seguridad en uno mismo, ¿esconde este hábito un revés oscuro? ¿Practican el arte de la autodesaprobación de forma diferente las mujeres y los hombres? Nos ponemos nuestra gabardina de investigación, sacamos la libreta de anotaciones y analizamos este hábito.

"I hate Rihanna"

Rihanna sube stories en los que se compra comida rápida cuando los medios señalan que ha ganado peso y publica imágenes en las que presenta su última línea de maquillaje con un copita de vino en la mano. Para celebrar su cumpleaños, la cantante ha subido una imagen en la que lleva una camiseta que reza ‘I hate Rihanna’. Se trata de un diseño de Melgaard que cuesta unos 120 euros y que en realidad es una pieza con la que el artista se ríe de sí mismo y de su costumbre de salir con hombres más jóvenes que empujan al hartazgo cuando tras horas de poner las canciones de la diosa de Barbados, solo quiere escuchar un tema de The Carpenters. Pero Rihanna la lleva porque se ríe de los que la odian.

La autoparodia como defensa

Lindsay Lohan es otra de las celebrities que dominan el arte de la autodesaprobación y que hace que su cuenta corriente crezca gracias a su habilidad para reírse de sí misma. Cuando hace monólogos en 'late nights' cómicos, se burla de su conflictivo pasado e incluso protagonizó un anuncio de seguros emitido en el 2015 en plena Super Bowl en el que pregunta a cámara si alguien quiere que ella sea quien les lleve en coche al partido.

¿Divertido? Sin duda ¿Valiente? Muchísimo. Pero la pregunta real es si las mujeres no lo hacemos como un acto de defensa ante los insultos. Si ‘haters gonna hate’, ¿por qué no odiarnos nosotras primero? La feminista Isabel Calderón hablaba de la práctica de la autoparodia como defensa en su espectáculo 'Deforme semanal'. “Hablando de esta inseguridad que nos inculcan desde pequeñas, nosotras muchísimas veces nos criticamos a nosotras mismas cuando hablamos de nosotras. Como que tenemos el síndrome de la impostora, nos metemos con nosotras mismas y hacemos autocrítica antes de que lo hagan los demás”. La feminista Charo López comparte esta práctica, pero indicaba en el show que, en ocasiones, al ver a una humorista que no para de machacarse sobre el escenario, siente lástima y desea que no dé tanto el brazo a torcer.

Los peligros de la autodesaprobación

Lo curioso es que las mujeres tendemos a autocastigarnos mucho más que los hombres, que practican el humor metiéndose entre ellos, no con ellos mismos. 'The Guardian' hablaba de un estudio conducido por Judith Baxter, una lingüista que da clases en la Universidad de Aston y que analizó durante 18 meses los patrones comunicativos de hombres y mujeres en el entorno laboral. El 80% de los chistes proferidos por hombres eran tildados de ingeniosos y eran recibidos por sus compañeros de trabajo entre risas, mientras que el 70% de los chistes de las mujeres eran autocríticos y eran recibidos con silencio.

Al buscar en Google acerca del arte de la autodesaprobación, los artículos que se centran en el género femenino hablan de los peligros psicológicos de esta práctica, mientras que los que hablan acerca de cómo la practican los hombres, exaltan lo sexy que a las mujeres les resulta que lo hagan. Entonces, ¿solo ellos pueden ser los divertidos y las mujeres han de limitarse a sufrir las bromas de otros, a asumir las críticas que reciben sin bromear?

Muchos psicólogos opinan que la autodesaprobación puede hacerse ante gente en tu misma situación o en una situación peor, pero no ante gente que se encuentre en una posición de poder superior, pues toman este acto como un lamento o como la reafirmación de su condición. Aunque es horrible, esto explicaría la razón por la que los hombres y los cómicos masculinos lo practican constantemente sin problemas, mientras que cuando es una mujer la que lo hace, los hombres no lo perciben como divertido. Al fin y al cabo, Amy Schumer, experta en reírse de su cuerpo, es una de las humoristas más exitosas a la par que una de las más odiadas, e Isabel Calderón y Lucía Lijtmaer, al igual que Malena Pichot y Charo López, reciben cientos de comentarios cargados de odio a través de las redes.

Rihanna seguirá riéndose de sí misma y los haters seguirán odiando que lo haga porque se creen dueños del odio mayúsculo, pero quizás las mujeres tengamos que comenzar a señalar nuestras virtudes y dejar de enfatizar nuestros defectos, porque tal vez la estrategia de terminar con el odio sea aplacarlo con las virtudes. Dicho lo cual, ¿podemos comprarnos su camiseta ya? Al llevarla Rihanna, sus ventas se dispararán, al igual que ocurriera con la camiseta de Victoria Beckham que rezaba ‘Fashion stole my smile’ -‘La moda me robó la sonrisa’-, con la que se reía de los que la acusan de no reír jamás. El éxito de la camiseta fue tal que acaba de lanzar otra que dice ‘It’s a dark but happy place’, con la que se ríe de la moda y de su papel en ella. La autodesaprobación funciona como protección, pero para las famosas, también como arma para engrosar sus ingresos.

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