Hablamos con el sastre del Rey: "Don Juan Carlos es mi cliente número uno"
Gonzalo López Larraínzar, con 35 años de experiencia a sus espaldas, puede presumir de haber vestido a personalidades como Emilio Botín, Plácido Domingo y Óscar de la Renta
Aunque hace ya más de cuatro años que don Juan Carlos no ejerce como cabeza de la Casa Real, el Rey emérito mantiene un armario impecable. Trajes de chaqueta cruzados, colores más claros que oscuros, americanas de terciopelo para recibir en Zarzuela... Sabemos quién es el hombre detrás del imponente vestidor del padre de Felipe VI.
Gonzalo López Larraínzar recibe a Vanitatis en la sastrería que lleva su nombre, situada en un primer piso de la calle Conde de Aranda de Madrid. En la entrada, sobre una mesa, lucen en marcos de plata dos fotografías de los dos clientes más importantes de esta saga de sastres. Una dedicada por el rey don Juan Carlos, la otra por Simeón de Bulgaria.
El ‘sastre real’ pertenece a una de las sagas de sastres más conocidas y admiradas de nuestro país. El primero fue su abuelo Manuel López Larraínzar, quien a finales del siglo XIX salió del valle de Irache en Navarra para aprender el oficio en Londres y París. En 1916 abrió en la calle Cedaceros la sastrería López Larraínzar, donde sus hijos Manuel y Luis aprendieron de él este oficio. Y ellos, a su vez, fueron los que enseñaron a Gonzalo, que con 17 años comenzó a participar en el negocio familiar “más por pura inercia que por vocación”, como él mismo reconoce.
Don Juan Carlos, Botín y Reagan
Ahora, con 35 años de experiencia a sus espaldas, puede presumir de haber vestido a personalidades como el banquero Emilio Botín, el tenor Plácido Domingo, el diseñador Óscar de la Renta o el propio Ronald Reagan, quien fuera presidente de EEUU. Su implacable discreción hace imposible arrancarle nombres de los importantes empresarios, banqueros y personalidades que pasan por su taller reiteradamente para encargar su vestuario. “La discreción en este negocio y con cierto nivel de clientes es fundamental. En el probador se cuentan muchas cosas que no salen de ahí. De hecho, mis clientes vienen aquí con cita previa para estar solos y al ser un piso tienen más privacidad que en un local”.
Pregunta: ¿Se siente cómodo con su apodo el 'sastre del Rey'?
Respuesta: Sí, claro. El rey don Juan Carlos es mi cliente número uno. Le vestimos desde 1986 y continúa siendo cliente. El apodo, además, pienso que me da cierto caché.
P: ¿Recuerda cuál fue la primera prenda que le hicieron?
R: Un traje de franela gris medio. Era un traje que cuando dejó de utilizar nos lo quedamos, pero lamentablemente en una mudanza se perdió.
P: ¿Desde su abdicación ha notado que sus encargos son distintos?
R: Su Majestad se ha encargado aquí prendas de trabajo y ocio. Trajes, americanas, pantalones, abrigos… Desde que abdicó, sus encargos son más de sport. Es algo que, en realidad, pasa con cualquier cliente cuando se jubila. Y lo normal es que el nivel de encargos baje porque se tienen menos compromisos. Como nuestra ropa dura mucho tiempo y se pueden actualizar las formas, se recurre a ello en vez de realizar nuevos encargos.
P: ¿Don Juan Carlos sigue una línea más o menos regular en sus encargos o le gusta seguir las tendencias?
R: Es bastante tradicional, discreto, clásico… El 98% de los trajes que le hemos hecho en esta casa son azul marino y gris oscuro; son colores que nunca fallan. Por su cargo y su gusto personal jamás ha sido estridente ni ha roto las normas.
P: ¿Ustedes también le han confeccionado los uniformes militares, por ejemplo con los que acompañó a sus hijas al altar el día de sus bodas?
R: Sí. En su momento le hicimos todos los uniformes, pero hace mucho tiempo que no recibimos ese encargo. Los uniformes a medida resisten muy bien el paso del tiempo y se van retocando según gana o pierde peso. Esos uniformes además no se los pone todos los días, por lo que duran toda la vida.
P: ¿Para realizar los encargos del Rey emérito van ustedes a Zarzuela?
R: Sí, siempre hemos ido nosotros a Zarzuela. Él nunca ha venido al taller. Eso ocurre también con otros clientes que piden máxima discreción. Vamos a casas de Puerta de Hierro, La Moraleja… Al igual que pruebo clientes en Nueva York, Londres o París.
P: ¿Cómo es el trato con él?
R: Es un trato muy humano, es una persona muy tratable. Con el paso del tiempo, si se trata de un cliente que conoces hace veinte o treinta años, acabas manteniendo una relación personal.
P: ¿Le ha hecho algún encargo el rey don Felipe?
R: Todavía no. (Risas).
La lista de clientes VIP no se limita a nuestras fronteras. Con el expresidente de EEUU, tuvieron un particular encargo. Un empresario vasco les llamó cuando Reagan estaba aún en el poder para encargarles unas chaquetas. “Nos dijo que le había hablado de nosotros y que al presidente le hacía ilusión tener una chaqueta de un sastre español. Desde la Casa Blanca nos enviaron sus medidas y le confeccionamos y enviamos dos blazers”. Henry Kissinger, el ex secretario de Estado de Estados Unidos, también fue cliente de esta saga de sastres españoles.
Pero la realidad es que la alta sastrería tristemente está desapareciendo. “Los tiempos han cambiado para la sastrería. Quedan pocos talleres abiertos y si quieres sobrevivir, te tienes que adaptar a los nuevos tiempos y a la moda”, reflexiona Gonzalo con cierta nostalgia. “En nuestro antiguo taller de la calle Cedaceros recuerdo que teníamos a 50 personas trabajando entre cortadores, oficiales, compostureras, pantaloneras, chalequeras… Actualmente trabajamos solo dos personas”. “Los hábitos de los clientes han cambiado. Ahora se dilata más el uso de un traje, se recurre más a los arreglos”.
Recomendaciones para chaqués
Igual que han cambiado, según nos cuenta el sastre del rey, las tendencias en el vestuario elegido para acudir a las bodas o casarse. Antes se recurría a un chaqué clásico que se hace ya muy poco. Este constaba de chaqueta negra, chaleco gris perla y pantalón de rayas. La tendencia actual es que el chaqué se realice en gris marengo, el pantalón de rayas y el chaleco se escoja en tonos arena, vainilla o incluso escocés.
La tendencia también marca el chaqué azul. Lo que no debe fallar nunca, según Gonzalo López Larraínzar, es que el chaqué, al ser una prenda de etiqueta, ha de ir entallado. También que el primer botón que se abrocha de la chaqueta tiene que ir bajo, concretamente a la altura del talle y no del pecho; si no, estaríamos descuadrando todo el chaqué. Al igual que la manga de la camisa ha de asomar 1 centímetro y medio por la chaqueta; y el pantalón apoyar para que no se vea el calcetín, pero no más largo. Gonzalo trabaja con las mejores telas como Loro Piana, Holland&Sherry y Escabal.
¿Una excentricidad? Nos cuenta que existen telas realizadas con hilo de oro de 18 quilates, con polvo de diamante y otras con olor impregnado a orquídea.
Aunque hace ya más de cuatro años que don Juan Carlos no ejerce como cabeza de la Casa Real, el Rey emérito mantiene un armario impecable. Trajes de chaqueta cruzados, colores más claros que oscuros, americanas de terciopelo para recibir en Zarzuela... Sabemos quién es el hombre detrás del imponente vestidor del padre de Felipe VI.
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