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Mujeres de altos vuelos

Los dos aeropuertos internacionales más importantes de España, Barajas (Madrid) y El Prat (Barcelona), están dirigidos por mujeres. Elena Mayoral y Sonia Corrochano charlan sobre cómo es destacar en un mundo de hombres.

El año pasado, un informe de la UNESCO ponía de relieve las desigualdades de género en la enseñanza de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (las conocidas como STEM, por sus siglas en inglés). En la enseñanza superior, solo el 35% de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas con las STEM son mujeres. Al parecer, a las niñas se las educa a menudo en la creencia de que los temas relativos a estas materias son meramente 'masculinos' y de que la capacidad femenina en este ámbito es inherentemente inferior a la de los hombres. Por este tipo de datos, Elena Mayoral y Sonia Corrochano han querido colaborar en el especial Cien Mujeres Influyentes. Estas dos ingenieras aeronáuticas dirigen los dos aeropuertos más importantes del país, Madrid Barajas y Barcelona El Prat. Sus carreras son la prueba palpable de la fatuidad del prejuicio. “Si somos capaces de que una sola niña o un solo niño abra su mente y cambie de forma de pensar, habrá valido la pena”.

Pregunta. ¿Cómo han vivido el resurgimiento del feminismo este año, dentro de un mundo de hombres?

Sonia Corrochano. En general, Aena es una empresa que trata exactamente igual al hombre y a la mujer, te da las mismas oportunidades de promocionar y nunca ha sido un inconveniente ni tu edad, ni tus aspiraciones personales ni tu sexo. La prueba de ello soy yo, que he tenido a mis dos hijas siendo la directora del aeropuerto de Barcelona. ¡Y no ha pasado nada!

P. ¿Pudo disfrutar de su baja maternal?

SC. Con mi primera hija no la cogí, pero con la segunda sí y me sustituyó otra mujer. En Aena funcionamos por méritos.

Elena Mayoral. Todo lo que ha pasado este año... lo cierto es que nosotras ya lo llevamos viviendo aquí desde hace muchos años. Aunque en nuestro mundo haya más hombres porque tradicionalmente es un sector en el que no ha habido muchas mujeres, dentro de nuestra empresa no ha sido así.

"He tenido a mis dos hijas siendo la directora del aeropuerto de Barcelona. ¡Y no ha pasado nada!"

Pregunta. Las niñas no quieren ser ingenieras porque, entre otras cosas, no hay modelos de referencia.¿Ustedes en su día sintieron esa sensación de soledad?

EM. Cuando yo estudiaba solo un tercio éramos mujeres, pero siempre había un ambiente de compañerismo y entre los alumnos no se establecían diferencias.

SC. En clase no, pero cuando yo entré en la universidad, había tan pocas mujeres que se estaban adaptando las instalaciones para habilitar un lavabo de mujeres. Aeronáuticos venía de tradición militar, estaba muy enfocada al mundo de los hombres.

Elena Mayoral.

Elena Mayoral (Torrelavega, 1973) lleva cinco años al frente del aeropuerto de Barajas, la mayor empresa de la Comunidad de Madrid (genera el 10% del PIB de toda la región), por donde pasan cada año 53 millones de personas. Aunque su vocación era la medicina, era tan aprensiva que se decantó por Ingeniería Aeronáutica. Ha dirigido los aeropuertos de Ibiza y Valladolid, donde cuenta la leyenda que una vez salió con una quitanieves a limpiar personalmente la maldita nieve de la pista para que pudieran salir los aviones. Una vez un jefe le dijo que no le subía el sueldo porque con lo que le daba ya tenía para vestidos y para copas.

EM. Normalmente el tipo de gente que hace ese tipo de comentarios sobre las mujeres también suele hacerlos sobre hombres a los que ven más débiles que ellos. La sociedad ya no tolera esas actitudes, por lo que se han reducido mucho.

P. ¿Sonia, usted también ha vivido el machismo en primera persona?

SC. A ver... dentro de un aeropuerto como El Prat tenemos de todo: restaurantes, tiendas, personal de seguridad, reformas... Hay sectores que tradicionalmente son más de hombres en los que te puedes encontrar más 'peculiaridades' de este tipo, pero nada grave, afortunadamente.

Sonia Corrochano (Hospitalet de Llobregat, 1975) se convirtió en 2012, con 36 años, en directora del aeropuerto de Barcelona El Prat, el segundo mayor aeropuerto internacional de España. De pequeña quería ser piloto y aún sigue buscando el riesgo entre montañas. Ha desarrollado su carrera principalmente en El Prat, al que ha visto crecer de forma espectacular durante la última década: si en 1995 pasaron por sus pistas 11.727.814 pasajeros, actualmente superan los 47 millones. Cuando sale, se convierte en una madre de dos niñas que va en bici y coge el transporte público. La hija de una modista que estudió Ingeniería Aeronáutica y que lleva toda su vida profesional lidiando con tabúes.

P. ¿Qué prejuicio juega más en contra en su caso, la juventud o el hecho de ser mujeres?

EM. ¡La combinación de ambas!

SC. En mi caso, lo que más sorprende a la gente es mi juventud.

"La igualdad de derechos entre hombres y mujeres es una verdad fundamental e indiscutible".

P. ¿Por qué creen que es importante que estemos hoy aquí? ¿Se dan cuenta de que son un referente, que tienen una voz?

SC. Si lo miras desde el punto de vista de los modelos que pueden tener las nuevas generaciones, el hecho de que vean la diversidad es importante, les abre la mente y les hace ver que no hay terrenos acotados para hombres o mujeres, sino que todos podemos hacer de todo. Aunque te diré que los referentes son importantes, pero no definitivos. Míranos a nosotras, cuando empezamos las mujeres tenían otro tipo de profesiones pero igualmente decidimos estudiar Aeronáutica. Y mi madre es modista, no es ingeniera.

EM. Es verdad que cuando hacíamos este tipo de entrevistas antes y me preguntaban por el hecho de ser mujer no le daba mucha importancia, pero cuando ves que la gente las lee, sí que piensas que con que haya una niña o un niño que cambie su forma de pensar y expanda su mente, habrá merecido la pena tener esa voz de la que hablas. Es cierto que no hay tantas mujeres en puestos de responsabilidad ni tantas que quieran contar su experiencia. Yo no era muy consciente de mi papel como referente hasta que entré en este mundo. En mi familia somos tres hermanos, dos chicos y yo. La educación que recibimos y las oportunidades que nos brindaron fueron absolutamente las mismas para los tres, por eso me sorprendía que me preguntaran por el hecho de ser mujer. Pero es verdad que una mayoría de la sociedad no es tan afortunada, en sus casas o en el colegio no se ha llevado a cabo esa labor pedagógica que ahora se está intensificando.

P. Coincide con Ana Botín. Ella reconoce que se hizo feminista con el tiempo, se dio cuenta de que las mujeres hoy por hoy no tienen las mismas oportunidades que los hombres. ¿Ustedes han vivido el mismo proceso?

EM. Es que la igualdad de derechos entre hombres y mujeres es una verdad tan fundamental y tan indiscutible que es el único sitio al que hoy se puede llegar.

SC. En realidad, si lo piensas, el problema que tenemos como sociedad es que estemos sentadas hoy aquí hablando de esto, que parezca algo excepcional que Elena y yo estemos dirigiendo los dos mayores aeropuertos del país. En el momento en que eso se vea como algo normal, habremos conseguido la igualdad de oportunidades, que es el objetivo de todo esto.

P. Se habla mucho de que la mujer tiene otra forma de mandar, ¿hay un liderazgo femenino?

SC. Todos los que ejercemos una responsabilidad tenemos los mismos objetivos, igual la diferencia está en cómo te organizas para cumplir con ellos, pero hay de todo.

EM. Las personas son diferentes en cuanto a sexo, edad, formación, experiencia... y te diré que cuantos más factores diferentes integren un equipo, mejor será para la empresa porque más diversas serán las soluciones que se presenten. Es verdad que en general las mujeres tenemos una forma distinta de afrontar las cosas, pero lo ideal es que haya hombres, mujeres, jóvenes, mayores y gente de distintas formaciones. Nuestro mundo es muy masculino y muy 'ingenieril', y cuando viene gente que ha estudiado otra cosa te da siempre un punto de vista original que no se te había ocurrido. La ventaja está en que haya diversidad.

Sonia Corrochano

Dar un paseo con Elena Mayoral por el aeropuerto de Barajas es constatar que la mayor parte del personal a su cargo no sabe quién es. No digamos los viajeros. En el caso de Sonia Corrochano ocurre igual. Es un argumento recurrente que las mujeres suelen buscar menos el relumbrón, algo que ellas achacan a que su papel está en la gestión y no en la foto.

SC. No creo que el afán de visibilidad dependa de ser mujer u hombre, lo normal en una empresa como Aena es que se conozca al presidente, y digo presidente porque no sé si ha habido alguna mujer...

EM. ...¡una! Tuvimos una.

SC. Aunque nosotras tengamos un papel relevante, no dejamos de ser mandos intermedios dentro de la empresa, no es nuestra labor hacer relaciones sociales ni conseguir protagonismo.

EM. Estoy convencida de que si el director de Barajas o del Prat fuera un hombre y se paseara por una de las terminales, tampoco le reconocerían. Si te fijas, es una característica de la sociedad. La gente reconoce a los ídolos de masas, pero no a los grandes empresarios.

SC. Ni a los científicos, gente que ha descubierto cosas que nos van a cambiar el futuro pasa inadvertida a nuestro lado.

EM. Afortunadamente, por cierto. A mí me encanta ese 'anonimato'.

SC. Cuando salimos por la puerta somos personas absolutamente normales, de transporte público. Yo voy con mi bicicleta por Barcelona.

"Cuando yo entré en la universidad, había tan pocas mujeres que estaban habilitando un lavabo para nosotras"

La conversación llega al puerto donde suele encallar el feminismo, la conciliación. Cómo combinar las dos grandes facetas de una persona, la familiar y la profesional, es un enigma matemático que en el caso de estas dos mujeres tiene una solución complicada, teniendo en cuenta que tanto El Prat como Barajas funcionan las 24 horas de los siete días de la semana.

SC. Es difícil, pero no imposible. Antes de ser madre ya me costaba, ahora tengo dos niñas, así que imagínate. El ‘problema’ que tiene esta empresa es que no para, hay incidencias continuamente, independientemente de que tú estés en el cine, en la ducha o donde sea. Tienes que entrenar tu mente para que eso no te estrese. Continuamente estás recibiendo información relacionada con el trabajo, incluso en tu momento de ocio o con tus hijos, y tienes que aprender a gestionarlo. La experiencia también ayuda, pero es complejo.

EM. Yo no tengo hijos, pero conciliar con mi vida personal también es un reto. Los puestos de responsabilidad exigen mucha dedicación y más estos, que son 24 horas. Una amiga mía dice que el secreto está en conseguir que una cosa se imbrique con la otra. Hay fórmulas. Las nuevas tecnologías han conseguido que la división entre tu tiempo profesional y tu tiempo familiar no sea tan sencilla, pero también nos han permitido poder irnos de vacaciones más lejos, porque siempre tienes que estar localizable.

P. Y las familias, ¿lo entienden?

EM. Si no lo entendieran, no estaríamos en estos puestos. Pero a un hombre le ocurriría igual. Si no te apoyan, es muy difícil entender que te llamen en plena noche.

SC. Los niños lo entienden peor. Estás contando un cuento y de repente entra un mensaje con lo que está ocurriendo en el aeropuerto... Lo gestionan peor. Al final todo es cuestión deorganización. Mi objetivo vital es llegar a casa a las ocho para cenar con mis hijas. Luego ya me conecto otra vez, pero intento cumplir eso a rajatabla. Es verdad que no siempre se puede, pero afortunadamente no vivimos en la emergencia, no somos bomberos, aunque a veces lo parezca [risas].

Corrochano contará después su periplo por el aeropuerto con el sacaleches para poder seguir amamantando de forma natural a su hija. Y Mayoral que los domingos se va al Museo del Prado para desconectar. El feminismo sobrevuela toda la conversación pero no a cotas muy altas. Al final, estamos hablando de personas.

Entrevista: Cote Villar
Fotos: Olga Moreno
Ayudante de fotografía: Helena Sánchez

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