Ivanka Trump tira la toalla con la moda

Ivanka Trump le ha dado tantas oportunidades a la moda como Donald Trump baños de color a su cabello. En un intento por adueñarse del universo de las joyas, en el año 2007 abrió una tienda en el Upper East Side neoyorquino. Los precios de sus diseños andaban entre los 700 euros y los 30.000 euros, y la poca aceptación de su marca fue la responsable de que Ivanka se viera forzada a reubicar su tienda en el barrio del Soho. Sin embargo, su aventura con el mundo del brilli-brilli cerró sus puertas en el año 2015.

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Pero ella no se dio por vencida y abrió una tienda en China y otra en la familiar Trump Tower. Ahora que ya sabemos el desenlace de la historia, a nadie le sorprenderá saber que ambas boutiques echaron el cierre.

Sin embargo, Ivanka no estaba dispuesta a que su carrera fashionista terminara. Aprovechó su apellido para promocionar sus joyas en una entrevista concedida por su familia al programa '60 minutes’, y no contenta con este comentado jaque mate publicitario, Ivanka Trump se enfundó en un vestido melocotón con volantes combinado con tacones nude. ¿El problema? Un artículo publicado en el ‘Daily Mail’ señalaba que el vestido se vendía en Zappos por unos 125 euros, indicando que tanto el vestido como los tacones eran de la firma de Ivanka, que había vuelto a convertirse en un cartel publicitario andante de su marca. Por si fuera poco, la web ‘Star Style’ señaló que el 68% de los looks lucidos por Ivanka han sido de su propia firma.

Su afán por hacer que su firma siguiera en el imaginario americano se debe a que los populares almacenes Nordstrom dejaron de vender sus diseños ante el descenso de ventas, un movimiento que después llevarón a cabo Sears, Burlington, Neiman Marcus, Kmart y Shoes.com. A principios de este mes, Hudson's Bay -que cuenta con las tiendas Saks Fifth Avenue y Lord & Taylor- ha prescindido también de la marca.

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¿Creen que le iba a frenar a la hija de Donald Trump el que algunos de los almacenes online más importantes de América se negaran a vender su marca? Por supuesto que no. De hecho, a finales de 2017 abrió una pequeña tienda en la Trump Tower con una selección de diseños de su colección, una boutique que, por supuesto, cerró sus puertas la semana pasada.

Las ventas online de su firma llevaban más de un año cayendo en picado. Ivanka pidió a su firma que su imagen desapareciera de las campañas de la marca y ordenó a las tiendas que vendían sus diseños que eliminaran cualquier material promocional que utilizara su imagen en un esfuerzo por separar su carrera política de su aventura en la moda. Ivanka también se creó dos cuentas diferentes en las redes sociales el año pasado para no mezclar su figura pública con su firma. Sin embargo, continuó llevando looks de su marca, promocionándolos de forma indirecta en sus redes sociales al compartir imágenes en los que luce dichos modelos.

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Como era de esperar, la desvinculación entre Ivanka y su firma fue la responsable del descenso de ventas, pues las seguidoras de sus diseños querían vestir como ella. Sin Ivanka de por medio, su firma carecía de sentido. Pero todavía hay más: la calidad de los diseños fue puesta en entredicho por la periodista Megan Carpentier, que en un hilo de Twitter aseguró que la calidad de la ropa era pésima y que no favorecía a mujeres que no tuvieran la silueta de una modelo.

"Después de 17 meses en Washington, no sé cuándo volveré o si volveré al negocio de la moda, pero sí sé que mi enfoque para el futuro será el trabajo que estoy haciendo aquí, por lo que tomar esta decisión ahora es la única opción justa para mi equipo y socios", ha expresado Ivanka Trump en un comunicado. Tal y como asegura Abigail Klem, presidenta de la marca Ivanka Trump, esta decisión no ha sido fácil para la hija del presidente de los Estados Unidos, que ahora no quiere aprovechar su cargo político para favorecer a su marca. Lo sabemos: AHORA no quiere hacerlo, por mucho que en anteriores ocasiones haya sacado todo el partido posible a su cargo.

¿Volverá Ivanka Trump a probar suerte con la moda más adelante o será este el final de esta crónica de una muerte anunciada?