Tamara nos cuenta los detalles de su fiestón post-MasterChef: rumba, champán y teles XL

Tamara Falcó vivió el miércoles su gran noche. Y no, no lo hizo sola. Su triunfo en ‘MasterChef Celebrity’ ha sido y será uno de los grandes orgullos de su vida y montó una fiesta por todo lo alto para celebrarlo junto a las personas que más la han apoyado durante esta aventura que tantas alegrías le ha traído.

Y es que, aunque estábamos al tanto de muchos detalles gracias a sus redes sociales, lo cierto es que hasta que no hemos hablado con ella no hemos conocido a fondo todos los entresijos de la velada en la que querríamos haber estado. En casa de Isabel Preysler y con Los Chunguitos amenizando la fiesta guitarra en mano, ¿qué podía salir mal? Nada de nada.

“La infanta Elena es estupenda”

No ha sido fácil contactar con ella, pero desde Vanitatis hemos conseguido que nos cuente en exclusiva todo lo que nos perdimos de la velada más importante de su vida. “Fue una mezcla divertida de gente a la que quiero, que vino a ver la final y a disfrutar”, nos contaba esta mañana Tamara divertida, aún con la resaca de felicidad.

Desde luego más que mezcla, macedonia, porque en los salones de Villa Meona se bailó rumba, se cantaron bulerías, Tamara se arrancó más flamenca que nunca y hasta la infanta Elena brindó con ellos. “La Infanta es estupenda y Los Chunguitos también”. Y la combinación, absolutamente arrasadora.

Llenó la casa de gente, saltó emocionada del sofá cuando volvió a escuchar su nombre salir de la boca de Pepe Rodríguez y la vimos disfrutar como nunca antes. Es la primera vez que a Tamara le sale algo redondo. Que su esfuerzo y disciplina tienen el resultado esperado y también la primera vez que el público la conoce tal y como es. Que el sambenito de pija no reina entre los adjetivos que la definen.

Tamara se ha convertido en todo un descubrimiento para los jueces (Jordi lo confesó en la última y emotiva valoración de la final) y para los compañeros, muchos de ellos, unos desconocidos que ahora son amigos. Como Avellaneda o los hermanos Salazar. “Mi vida es una vida de muchos contrastes”, nos explicaba divertida. Desde luego que lo es.

Aforo completo en Villa Meona

Ahora sí, unos contrastes que han convertido a su agenda de amistades en aún más numerosa de lo que ya era. Más de una treintena de personas acudieron a la convocatoria de Tamara, de su íntima amiga Isabelle Junot a familiares y amigos de toda la vida como Boris Izaguirre (un imprescindible en las veladas de Preysler) y hasta Eugenia Martínez de Irujo. “Mi madre me dijo que 12 y acabamos siendo 33”. Un día es un día

Un grupo de lo más animado al que no le faltó de nada. Si Preysler es una anfitriona de postín, su hija desde luego no tiene nada que envidiarle y convirtió uno de los salones de la casa en el lugar perfecto para visionar la final.

“Soy embajadora de LG Signature, que me puso dos pantallones de 2x2 que flipas, y también de Ruinart”, nos confesaba con emoción. “Así que se veía divinamente y corría el champán”. ¿Qué más se puede pedir?

Pues la energía y la emoción de los allí presentes. Todas las personas que durante todo el concurso le han dado su apoyo, se han preocupado por ella y le han dado las fuerzas para plantarse en la final del talent de cocina más exigente del mundo y sin haber frito un huevo en su vida, ganarla con todas las de la ley. “La gente fue la pera, se enrolló todo lo que podían. Fue genial”.

Solo faltó otro beso con Jordi.