Una boda a medida - Blanca Martínez Hernando y Pedro Asenjo Varela

Una boda a medida Blanca Martínez Hernando y Pedro Asenjo Varela Sin estereotipos, auténtica y cuidada al detalle

Texto P. Izquierdo | S.Capafons
Foto Ohlalalaia
Diseño Irene Gamella
Desarrollo F. Anido
Texto P. Izquierdo | S.Capafons
Foto Ohlalalaia
Diseño Irene Gamella
Desarrollo F. Anido

Blanca sustituyó a Pedro en su puesto de trabajo, pero el destino (o los astros) les tenía reservado conocerse algo más tarde en un after work organizado por sus compañeras. Han pasado tres años y su ilusión de celebrar una boda bonita y divertida con familia y amigos se ha hecho por fin realidad

A

ravaca fue el lugar elegido para pasar su primer fin de semana, al poco de conocerse, hace tres años, y también el escenario donde Pedro (31) le pidió matrimonio a Blanca (28). Después de una pandemia en la distancia, en julio de 2020 él le sugirió repetir escapada y reservó para cenar el mismo restaurante que la primera vez. Blanca dijo sí, antes de pestañear, y también cuando él se arrodilló en el paseo pre-cena para pedirle matrimonio. “No me lo esperaba y eso lo hizo más especial. Apenas pude cenar, no veía a mis padres hasta dos semanas después y no quería contárselo por teléfono. La primera en tener noticia fue mi hermana cuando le mandé mi anillo de pedida por whatsapp a las siete de la mañana. ¡No dormí en toda la noche!”, cuenta Blanca.

Se conocieron a través de algunas compañeras del trabajo de Pedro, que en ese momento trabajaba en el departamento de supply chain de El Corte Inglés. Le sustituyó Blanca, pero nunca se vieron en la empresa, sino en algún after work posterior. “Yo estudié management de moda e hice un máster en moda y lujo en la Universidad de Berkeley de Nueva York. Sin embargo, acabé en logística”, explica ella.

¿Dónde fue la pedida?

No dudamos en celebrarla, a mí me encanta festejar con familia y amigos. Toda mi vida he querido casarme en Santander, ya que, aunque he nacido en Madrid, viví en la capital cántabra hasta ir a la universidad. Pero como la mayoría de invitados vivía en Madrid, lo hicimos aquí. En cambio, la petición la hicimos en Cantabria, mis padres tienen una casa con unas vistas increíbles a la bahía en el Alto de Laredo donde organizaron una comida que acabó con cena y baile con tíos, abuelos y hermanos, sin duda uno de los mejores días del 2021. Y por cierto, los padres de Pedro escogieron como regalo unos pendientes por la pedida, ¡me gustaron tanto que también los llevé el día de la boda!”.

Blanca Martínez Hernando posando

La pandemia no pudo alterar los planes. “Queríamos que fuera en septiembre, y en ese momento las cosas estaban tranquilas, todo fue al aire libre y con las vacunas parecía que el virus quedaba lejos, por lo que la gente disfrutó a tope, todos teníamos ganas de fiesta.

“Todo fue al aire libre y con las vacunas parecía que el virus quedaba lejos, por lo que la gente disfrutó a tope, todos teníamos ganas de fiesta”

¿Dónde os disteis el ‘Sí’?

La ceremonia fue de mañana en la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora de Aravaca, por la proximidad a la finca donde luego celebramos la comida, un lugar con un gran valor sentimental para míi. Además de ser la más bonita de Madrid, es la casa de mis abuelos, donde he vivido muchos años y tengo tan buenos recuerdos. ¡Sé que a mi abuelo le hubiera hecho mucha ilusión y mi abuela está encantada de que sus nietos se casen allí! Nos casó un sacerdote amigo de la familia de Pedro, que el año anterior casó a su hermano y ofició las bodas de plata de sus padres y las de oro de sus abuelos. Escogimos a Jorge Juan Joyeros para las alianzas (de allí es también el anillo de pedida), con el nombre del otro y la fecha. Los pajes fueron los hijos de los primos de Blanca, vestidos de Nicoli y las niñas llevaban una corona de flores que lucieron todas las primas de la familia en la boda de uno de nuestros tíos hace más de 20 años. A la salida de la iglesia nos esperaba una sorpresa: un grupo de montañeses nos cantó y bailó conforme a la tradición cántabra. Salimos de allí en un Porsche 911 descapotable de mi padre, que adora los coches clásicos. La verdad, fue tan bonito…

A la salida de la ceremonia les esperaban cantos montañeses, tradición cántabra de la que Blanca es fan.

¿Qué música escogisteis?

Durante la ceremonia sonó un cuarteto de voz y cuatro instrumentos de Walter Leonard. “Se me pusieron los pelos de punta, fue muy emocionante. Ya en la celebración, teníamos claro que queríamos un grupo en directo. Fue de día y así podíamos hacer un tardeo, el plan que yo suelo elegir con mis amigas los sábados. Contratamos a la banda de Jaime Terrón y por la noche actuó el cantautor sevillano Kisko Espinosa. Lo petó, la gente se vino muy arriba, fue muy divertido. El DJ, David de Amazing Deejays lo escogimos en el último minuto: Teníamos la boda en agosto de una amiga y nos gustó tanto que al día siguiente le pedí que viniera a la mía, ¡y lo conseguí! Luego está el tema del baile tras la cena… Pedro y yo entramos con el vals, pero nos pasamos luego a un swing de Frank Sinatra, ¡nadie se lo esperaba!

La pareja, durante su swing sorpresa.

¿Quién te hizo el vestido?

Inés Martín Alcalde. Encajamos muy bien desde el primer momento, quería algo simple pero diferente, sin dejar de ser yo. Me inspiré en un vestido de Dior que mi tía, que me mostraba un montón de fotos, encontró, y lo adaptamos a mi cuerpo. Los zapatos de Jimmy Choo fueron un regalazo de mi hermana, no quería que fueran los típicos de novia y me apetecía usarlos en más ocasiones. Como joya especial llevé los pendientes que me regalaron mis suegros en la petición y la pulsera de pedida de mi abuela a modo de tiara, algo muy significativo. No me cambié de vestido, preferí llevarlo todo el día, al final es algo que no te vuelves a poner. Y bueno, mi familia iba preciosa: mi madre llevaba una blusa bordada de REDValentino y pantalón nude a juego; mi hermana, vestido de Isabel Marant y sombrero que había llevado mi abuela en la boda de una de mis tías, ¡estaba guapísima! Mi suegra eligió un vestido de Spiffy que le favorecía un montón. Las tres llevaron tocado o sombrero.

Detalle de la espalda del vestido de Inés Martín Alcalde.

Los novios con sus padres.

Detalle de la espalda del vestido de Inés Martín Alcalde y los novios con sus padres.

¿Te quitaste los tacones en la fiesta?

Después de la ceremonia sí, porque la celebración era en el césped, y después me puse alpargatas para bailar. También me quité el velo, que era de mi bisabuela. Me maquilló Karitina Ramos, fue compañera mía de El Corte Inglés y trabajaba para una marca de maquillaje importante. Como nos había maquillado para la boda de una prima mía y me encantó, siempre repito con ella. Busqué un look natural para no sentirme disfrazada, porque en el día a día suelo ir a cara lavada. El peinado fue cosa de Vero, de Muah Novias.

Los zapatos, regalo de la hermana de Blanca, eran de Jimmy Choo.

Los zapatos, regalo de la hermana de Blanca, eran de Jimmy Choo.

¿Quién vistió a Pedro?

Se hizo el chaqué a medida en Budiman y lució zapatos de Castellanos personalizados con sus iniciales y la fecha de la boda, regalo de mi hermana. Los gemelos, también de Budiman, y la corbata, de Loewe heredada de su abuelo.

Una fiesta con mucha alma

Laia González, de Ohlalalaia Fotografía, fue la escogida para inmortalizar un evento de 250 invitados. “La conocimos por un amigo común y fue un súper acierto”. Otro tino, según la pareja: Las flores, de Be Water. “Dejaron la iglesia preciosa, confeccionaron los centros de mesa y también mi ramo. Quería algo atípico. En lugar del clásico verde, la base era una acacia de un verde agua y rosa, y olivo; las flores en tonos lilas, mi color favorito. Di tres ramos: a mi mejor amiga Marta, a mi prima María con quien he compartido todo desde pequeña y a mi hermana”. La decoración corrió a cargo de BC Carpas, y como hubo suerte con el tiempo, permanecieron abiertas.

Diversión y emoción: así describe Blanca su fiesta.

¿Qué invitaciones escogisteis?

Las hicieron Dos Terrones: Como ilustración, una acuarela de la iglesia y de la casa. También se encargaron del lettering, las minutas y los meseros, sencillos y elegantes.

¿Y de menú?

Un cóctel variado con diferentes puestos de quesos, jamón y anchoas de Santoña. De hecho las anchoas, con la lata personalizada, fueron el detalle de boda para los invitados. En la mesa, tartar de gambas y dátiles con acompañamiento de ajo blanco y piña colada y lomo de venado en salsa de frutos silvestres, tirabeques y patatas panadera. De postre dos tartas miniatura: de limón y pavlova de mango y maracuyá.

“Solo tenía claro que me quería casar. Ese día superó cualquier expectativa”

Destino Costa Rica

Iba a ser Australia o Nueva Zelanda junto a la Polinesia Francesa, pero acabó ganando Costa Rica por limitaciones de pandemia. “Pero, ¿sabes? Allí alquilamos un 4x4 para recorrer el país, nos apetecía un destino que fuera más allá de tumbarse en una playa. Disfrutamos muchísimo”.

Los novios saludando a los invitados durante la celebración.

Un día 10, que no estaba orquestado en la mente de Blanca conforme a un plan. “Solo tenía claro que me quería casar. Ese día superó cualquier expectativa”.