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Inspiración Fortuny: la novia del vestido plisado de Larriba que no querrás perderte
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NOVIAS 2022

Inspiración Fortuny: la novia del vestido plisado de Larriba que no querrás perderte

El diseño, un vestido inspirado en el mítico Delphos de Fortuny, unía a la perfección la idea de novia clásica que Laura tenía en la cabeza con el punto atrevido que quería aportar la fundadora de Larriba

Foto: Laura, con vestido de Larriba el día de su boda. (Cortesía/Pedro Marín)
Laura, con vestido de Larriba el día de su boda. (Cortesía/Pedro Marín)

No hay duda de que ya no podemos hablar de varias temporadas de bodas a lo largo del año. Antes divididas en dos bloques más que diferenciados (primavera-verano y otoño-invierno), desde el final de la pandemia vivimos en una temporada perpetua que abarca desde finales de febrero hasta días antes de fin de año. No obstante, y a pesar de la apabullante cantidad de inspiración de la que cada día disfrutamos a través (sobre todo) de las redes sociales, aún hay diseños que consiguen emocionarnos por su originalidad y su sencillez.

Novias clásicas que a pesar de todo huyen de los convencionalismos y las modas imperantes y consiguen siluetas, cortes y tejidos que se salen de lo común para hacerlas brillar sin necesidad de ir disfrazadas. Simplemente, poniendo de relieve su estilo personal.

placeholder Laura y su marido, el día de su boda. (Cortesía/Pedro Marín)
Laura y su marido, el día de su boda. (Cortesía/Pedro Marín)

Ese es el caso de Laura, directora comercial de la firma española Mint and Rose, que lo tuvo claro desde el principio y se puso en manos de su compañera Ana Larriba, diseñadora de la marca de zapatos y a su vez fundadora y diseñadora de Larriba, un atelier dedicado a la moda nupcial. El flechazo fue inminente.

Cuando la novia llegó al taller, con sede en Valladolid, Ana ya tenía la tela lista y comprada, y el resultado llegó apenas dos pruebas después. Medir, toile y vestido acabado. Eso sí, bajo la supervisión de la abuela de la novia, que, además de prestarle los impresionantes pendientes que lució en su gran día, dio su visto bueno nada más verlo.

placeholder Detalle del cuerpo del vestido de Larriba. (Cortesía/Pedro Marín)
Detalle del cuerpo del vestido de Larriba. (Cortesía/Pedro Marín)

Y no se equivocaba. El diseño, un vestido inspirado en el mítico Delphos del maestro Mariano Fortuny, unía a la perfección la idea de novia clásica que Laura tenía en la cabeza con el toque divertido y con un punto atrevido que quería aportar Ana. Un equilibro perfecto que dio lugar a un diseño confeccionado en gasa de seda plisada con un escote pronunciado en forma de V en la parte delantera de la que salían dos tirantes también plisados que dejaban la espalda al aire en otro escote cuadrado sensacional.

placeholder Boceto del vestido de novia de Laura. (Cortesía Larriba)
Boceto del vestido de novia de Laura. (Cortesía Larriba)

Sin mangas (perfecto para una boda en Córdoba) y con hombreras marcadas, el cuerpo se entallaba a la altura de la cintura con ayuda de dos apliques de pedrería en plata antigua en forma de hojas. Una túnica que creaba la ilusión de un dos piezas que cae libremente a ambos lados del cuerpo, adaptándose a la anatomía.

Un vestido perfecto para los dos escenarios en los que tuvo lugar este enlace. La celebración tuvo lugar en Alcázar de los Reyes Cristianos, uno de los enclaves cordobeses (localidad de nacimiento del novio) más impresionantes para casarse. El banquete se sirvió en el cortijo Torre de la Barca, ubicado a pocos minutos del centro de Córdoba, rodeado de un entorno natural perfecto para organizar una boda de verano.

placeholder Laura, con el chal camino a la ceremonia. (Cortesía/Pedro Marín)
Laura, con el chal camino a la ceremonia. (Cortesía/Pedro Marín)

Para la ceremonia, Laura lució un chal de bambula de seda del mismo tono de blanco del vestido, que colocado sobre los hombros, disimulaba el pronunciado escote del pecho y la espalda.

Para la fiesta, sin embargo, guardó el chal y lució el vestido tal y como estaba concebido. Como complementos, se decantó por los impresionantes pendientes de su abuela, un ramo de flores silvestres, sencillo y discreto en tonos verdes y blancos creado por la floristería El Puentecillo de Córdoba, y unas sandalias muy especiales.

placeholder Detalle del ramo creado por El Puentecillo. (Cortesía/Pedro Marín)
Detalle del ramo creado por El Puentecillo. (Cortesía/Pedro Marín)

Para su gran día, lució el modelo Ofelia de la colección que Mint and Rose acaba de lanzar al mercado junto a las wedding planners La Petite Mafalda, con quienes han creado ya varias colecciones de gran éxito en el mercado.

Combinaban a la perfección con los apliques del vestido. Hechas por artesanos españoles en una piel que las hace comodísimas para bailar toda la noche (su tacón en bloque de 9 cm también ayuda), su puntera redondeada y parte delantera con finas tiras horizontales que abrazan el pie, cortadas por una tira vertical a lo largo de este hasta llegar a la pulsera ajustable en el tobillo con hebilla dorada, le aportaban al look el toque vintage perfecto.

placeholder Detalle de las sandalias de Mint and Rose de la novia. (Cortesía/Pedro Marín)
Detalle de las sandalias de Mint and Rose de la novia. (Cortesía/Pedro Marín)

Del maquillaje y el peinado con ondas al agua muy acorde al resto del estilismo se encargó Menchu Benítez.

placeholder Laura y su marido, de camino a la celebración. (Cortesía/Pedro Marín)
Laura y su marido, de camino a la celebración. (Cortesía/Pedro Marín)

Sin duda, un vestido para el recuerdo.

No hay duda de que ya no podemos hablar de varias temporadas de bodas a lo largo del año. Antes divididas en dos bloques más que diferenciados (primavera-verano y otoño-invierno), desde el final de la pandemia vivimos en una temporada perpetua que abarca desde finales de febrero hasta días antes de fin de año. No obstante, y a pesar de la apabullante cantidad de inspiración de la que cada día disfrutamos a través (sobre todo) de las redes sociales, aún hay diseños que consiguen emocionarnos por su originalidad y su sencillez.

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