¿Boda con pocos invitados? Los errores a evitar en una celebración íntima

Al igual que cada pareja es única y diferente, el día que deciden dar el paso y contraer matrimonio, su boda será distinta al resto. No existen dos enlaces iguales y en la libertad de elegir, organizar y gestar cada celebración reside el secreto de su magia y éxito. Acostumbrados a las celebraciones multitudinarias, eso no implica directamente que todas deban regirse por esa norma y esta temporada, las bodas íntimas se están incrementando.

Con la pandemia, muchos novios que no querían posponer sus nupcias, se vieron obligados a festejar su amor en la más estricta soledad. Ese mandato impuesto, sumado a la nueva tendencia de enlaces 'elopement', o cómo te explicamos desde Vanitatis, parejas que deciden celebrar su boda ellos solos, ha desencadenado esta nueva tendencia: decir 'sí, quiero' de una manera íntima, sencilla, muy personal y con pocos invitados. Si en breve os casáis y la idea de hacerlo rodeados únicamente de vuestros seres queridos más directos en un entorno privado lleno de encanto ronda por vuestra mente, debéis tener en cuenta una serie de consejos para no cometer ningún fallo. Estos son los errores que conviene evitar.

Antes de dar el pistoletazo de salida a los preparativos, una norma tan básica como imprescindible: los dos debéis estar de acuerdo y tomar la decisión juntos, en pareja. En otras palabras, en una boda íntima, bueno y en cualquier otro formato de celebración, tenéis que ir a la par y convencidos de que es de esa manera, y no de otra, cómo deseáis contraer matrimonio. Siempre en consenso. Hacerlo por imposición es un grave error.

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A enlaces pequeños, una organización personal, es decir, os recomendamos que seáis vosotros y no un wedding planner, quienes estén al tanto de todo lo relativo: calendario, preparativos, búsqueda de proveedores, temática, catering... Es una de las ventajas de festejar vuestras nupcias con poco invitados y en un lugar reducido, que podéis controlar todo en cada momento sin el estrés organizativo que implica una boda a lo grande.

Como prioridad, se debe evitar estandarizar cualquier proceso. Si una ceremonia a la que asisten cientos de invitados se debe personalizar en la medida de lo posible, las bodas íntimas mucho más. Invertir el tiempo necesario en poner vuestro toque y cuidar hasta el último detalle: vosotros y los asistentes, notaréis la diferencia. Desde la decoración, pasando por la música, hasta las flores. Aprovechad el tamaño reducido de la celebración para convertirla en una experiencia inolvidable en todos los sentidos.

No excederse en la lista de invitados es otra de las claves. Se suele considerar como íntimo un enlace que no supera los 70 asistentes, por lo que deberéis tener en cuenta este número en el recuento final. A la hora de disponer a familiares y amigos en las mesas, el hecho de que sean pocos y bien avenidos, será una ventaja. El trato cercano y la informalidad, os ayudarán a que todo el mundo se sienta a gusto, independientemente del lugar que le otorguéis.

La localización, dónde vais a celebrarlo, también es un punto de inflexión. Abandonad la idea de escoger un espacio de dimensiones descomunales y optar por un pequeño salón, una casa familiar o si es al aire libre, un enclave recogido. También se puede enclavar la ceremonia y la fiesta en el mismo sitio, evitando de esta manera que los invitados tengan que desplazarse. Al ser pocos, si convocáis a los invitados a una gran nave industrial, un castillo o una finca de extensión infinita, la estampa final puede parecer algo desangelada. Aplicad este truco: menos, es más.

Un enlace de estas características permite que la pareja se conceda ciertas licencias, mayor naturalidad y un ambiente más distendido, pero no conviene olvidar que cada pormenor implica una labor previa muy medida y pulida. Por eso, en las bodas íntimas no se puede descuidar el ritmo entre cada momento y el siguiente que vendrá. ¿El objetivo? Esquivar los incómodos y desagradables tiempos muertos que pueden empañar todo el trabajo preliminar.