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Natalia Figueroa nos abre el álbum de su boda: "Viví cada momento muy tranquila, muy feliz"
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Natalia Figueroa nos abre el álbum de su boda: "Viví cada momento muy tranquila, muy feliz"

El cantante Raphael y la aristócrata pretendían que su enlace, celebrado en Venecia hace 50 años, fuera privado. Sin embargo, ese mismo día se anunció en la prensa

Foto: Unos recién casados Natalia Figueroa y Raphael. (Cortesía)
Unos recién casados Natalia Figueroa y Raphael. (Cortesía)

Raphael y Natalia se conocieron a finales de los años sesenta en una entrega de premios celebrada en Madrid y, aunque él se quedó prendado al instante, parece que ella necesitó algo más de tiempo para enamorarse. Él era uno de los cantantes con más éxito del momento y protagonizaba películas; ella, la nieta del conde de Romanones e hija del marqués de Santo Floro, había escrito varios libros y trabajaba como entrevistadora en prensa y televisión.

Tras un año de noviazgo decidieron casarse. ¿La fecha elegida? El 14 de julio de 1972. Celosos de su intimidad, jugaron al despiste durante semanas para evitar a la prensa y a los curiosos. A los escasos cien invitados (entre ellos, Antonio Mingote o el escritor José María Pemán, testigo de la novia) que asistieron a la boda se les entregó, apenas unos días antes, unos billetes de avión en los que no aparecía el destino. "Buscábamos un lugar fuera de España, que no estuviera muy lejos y que nos gustara mucho. Mis padres NO SUPIERON el lugar hasta la víspera. En aquella época no había vuelo directo (a Venecia, la romántica ciudad finalmente elegida para darse el 'sí, quiero'), de modo que se hacía escala en Roma. Cuando aterrizaron, los invitados pensaban que nos casaríamos allí... pero el viaje continuó", explica Natalia. A pesar de todo aquel despliegue, un grupo de periodistas, enterados del enlace el mismo día 14, apareció con ellos en el destino sorpresa. La expectación en España era máxima.

placeholder Unos recién casados Natalia Figueroa y Raphael. (Cortesía)
Unos recién casados Natalia Figueroa y Raphael. (Cortesía)

Cita en Venecia

"Cuando vimos que los periodistas y los fotógrafos aparecían en Venecia, en la misma iglesia de San Zacarías, donde íbamos a casarnos, nos resignamos, posamos para ellos y se les permitió entrar en la ceremonia". Nada de exclusivas, ni puertas cerradas, o seguridad contratada para evitar fotógrafos indiscretos. La prensa trabajó con absoluta comodidad y la boda fue portada de todos los diarios y las revistas de la época. "No queríamos convertir nuestra boda en un espectáculo de masas y elegimos Venecia porque, además de ser una ciudad bellísima, queríamos evitar el tumulto, el jaleo y la histeria. Llegaron muy pocos invitados y conseguimos lo que queríamos: una ceremonia preciosa, seria y en calma".

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Las flores blancas inundaron la iglesia de San Zacarías, próxima a la plaza de San Marcos, donde se celebró la ceremonia religiosa. El padrino fue el padre de Natalia, Agustín de Figueroa, y la madrina, Rafaela de Martos, madre de Raphael. El novio salió diez minutos antes del hotel donde se hospedaba y llegó a la iglesia... ¡En una motora! "Le parecía ridículo atravesar las calles de Venecia, de chaqué, del brazo de su madre y a pie. Yo, sin embargo, preferí ir caminando hasta la iglesia desde el hotel Danieli, frente al Gran Canal, donde me vestí. La gente, sentada en los cafés, exclamaba: 'Guarda, stanno girando un film' ("Mira, están rodando una película").

placeholder Unos recién casados Natalia Figueroa y Raphael. (Gtres)
Unos recién casados Natalia Figueroa y Raphael. (Gtres)

"Tanto Raphael como yo nos mantuvimos serenos y sonrientes durante toda la ceremonia, oficiada por el padre José Zenobio, sacerdote de la basílica de Nuestra Señora de Guadalupe de México, que voló expresamente desde la capital azteca para oficiar nuestra boda. Al salir de la iglesia, no faltó la tradicional lluvia de arroz, traído por José María Pemán desde España", cuenta Natalia Figueroa. ¿El momento más emocionante? "Todos fueron maravillosos".

"No hubo baile (tampoco, en su momento, hubo pedida de mano) y la cena se celebró en la maravillosa terraza del hotel Danieli, con nuestra familia y nuestros amigos más queridos", confiesa la novia. En el menú, vichyssoise, salmón ahumado, roast beef a la inglesa, tarta nupcial y helado.

placeholder Raphael y Natalia, el día de su boda. (Cortesía)
Raphael y Natalia, el día de su boda. (Cortesía)

Un vestido de novia ideado por Raphael

El vestido de la novia lo crearon sus grandes amigos, los modistos Herrera y Ollero, con una idea del cantante, "y a mí me encantó. Estaba confeccionado en piqué blanco y se inspiraba en los trajes de faralaes andaluces. Una flor abierta de organza blanca prendida en el pelo (que decidí llevar con la melena suelta), una pulsera de brillantes regalo de Raphael y dos rosas amarillas de tallo largo como ramo completaron el look".

placeholder Natalia Figueroa, el día de su boda. (Cortesía)
Natalia Figueroa, el día de su boda. (Cortesía)

Como destino del viaje de novios eligieron Nueva York, Las Vegas y Hawái. Cincuenta años después y con tres hijos en común, Raphael y Natalia celebraron hace unos meses sus bodas de oro y siguen tan unidos como en los años sesenta. Digan lo que digan... Los demás.

Raphael y Natalia se conocieron a finales de los años sesenta en una entrega de premios celebrada en Madrid y, aunque él se quedó prendado al instante, parece que ella necesitó algo más de tiempo para enamorarse. Él era uno de los cantantes con más éxito del momento y protagonizaba películas; ella, la nieta del conde de Romanones e hija del marqués de Santo Floro, había escrito varios libros y trabajaba como entrevistadora en prensa y televisión.

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