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Carmen Lomana nos abre su álbum de boda: "Me casé en Llanes, rodeada de montañas y frente al mar Cantábrico"
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Carmen Lomana nos abre su álbum de boda: "Me casé en Llanes, rodeada de montañas y frente al mar Cantábrico"

La socialité y Guillermo Capdevila estuvieron 23 años casados. Hoy recordamos cómo fue y dónde transcurrió su bonito enlace

Foto: Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)
Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

Carmen Lomana y el diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila se conocieron una noche en un club de jazz del barrio londinense de Chelsea. Ella tenía 22 años; él, 23. En palabras de la socialité: "De repente vi a un tío guapísimo frente a mí, mirándome. Fue un flechazo instantáneo". Estuvieron veintitrés años casados.

placeholder Carmen Lomana y su padrino, el día de su boda. (Cortesía)
Carmen Lomana y su padrino, el día de su boda. (Cortesía)

"La mía fue una boda poco convencional pero muy cercana, muy familiar, muy de verdad. Al principio, aunque estábamos muy enamorados, no estaba muy interesada en casarme. Hacía solo seis meses que conocía a Guillermo y yo era una chica muy libre, muy independiente (creo que esa fue una de las cosas que a mi marido le encantaron de mí), pero él me insistió mucho".

placeholder Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)
Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

"Guillermo era un chico muy bohemio, que tenía una brillantez y una cultura que me volvió loca de amor. Un día, merendando en un famoso salón de té de San Sebastián, me dijo: "Oye, yo te quiero y quiero estar siempre contigo, ¿por qué no nos casamos?". Y sí, nos lanzamos, contra viento y marea. Mi padre me decía que me estaba precipitando, mis hermanos no entendían las prisas... Sin embargo, nosotros nunca nos arrepentimos y estuvimos veintitrés años juntos", cuenta.

placeholder Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)
Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

Como en aquella época (año 1974) Carmen y Guillermo vivían en Londres, la novia tuvo que organizarlo todo a distancia. "El lugar de la boda lo tuve claro: Llanes, Asturias. La familia de mi madre es leonesa-asturiana y siempre fue un sitio con un significado sentimental especial para mí; allí pasé mis veranos juveniles, tuve mis primeros amores... Así que lo primero que hice fue llamar al párroco de Llanes, que en aquel momento era don Gil, para reservar el 13 de diciembre, día de Santa Lucía, porque el 13 es mi número fetiche, y al hotel San Ángel, para encargar el menú de la cena por teléfono y un grupo para tocar porque, como digo siempre, una boda en la que no hay música no es boda ni es nada. Mis padres decían: 'Pero ¿cómo ha conseguido esta mujer organizarlo todo en tan poco tiempo?".

placeholder Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)
Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

Fabada, flores blancas y sidra para brindar

"Días antes de la ceremonia volamos de Londres a San Sebastián. Nuestros invitados nos tenían preparada una cena y al día siguiente, Guillermo, mi madre y yo pusimos rumbo a Llanes por carretera. Como la boda era a las cinco de la tarde, ese mismo día fuimos con nuestros amigos a almorzar una fabada al restaurante Casa Canene muertos de risa, pues yo iba con los rulos en la cabeza… Lo único que nos importaba era estar juntos y nos sentíamos absolutamente felices".

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Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

La ceremonia religiosa, con una música preciosa de fondo, se celebró en la iglesia románica de Llanes, rodeada de murallas medievales, la sierra de Cuera nevada y el embravecido mar Cantábrico. "Tanto Guillermo como yo nos mantuvimos relajados y serenos durante toda la ceremonia. Solo hubo un momento, justo cuando entré en la iglesia del brazo de mi hermano Carlos, que actuó como padrino, y vi a Guillermo esperándome en el altar en el que me emocioné de verdad", rememora.

placeholder Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)
Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

La iglesia, alfombrada en rojo desde el umbral y a lo largo de todo el pasillo interior, estaba maravillosamente adornada con flores blancas. "Mi boda, como todo en mi vida, fue como yo quise: sencilla y solamente con mi familia y amigos más queridos, nada de bodones multitudinarios de 400 invitados", dice Carmen.

Un vestido de estilo victoriano

El vestido de la novia fue obra de la reconocida diseñadora inglesa Marisa Martín, en Knightsbridge: "Era de estilo victoriano y estaba confeccionado con encajes antiguos de Irlanda. El cuerpo se ajustaba a la cintura con un cinturón de seda bordado que era pura artesanía y la falda llevaba varias capas de encaje y tul. Todo ello rematado por un cuello alto y mangas jamón. Cuando mi madre lo vio, le encantó. Los zapatos, unas merceditas de tacón en blanco nacarado, me los hicieron a medida".

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Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

Un maravilloso broche antiguo prendido en el recogido del pelo, unos pendientes de brillantes que han lucido todas las novias de la familia materna de Carmen y dos rosas rojas de tallo largo como ramo completaron el look. Las invitaciones, elegantísimas y muy 'british', eran de la firma londinense Smythson de Bond Street.

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Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

Como destino de viaje de novios eligieron una ruta castellana con punto final en el mar Mediterráneo: "La misma noche de la boda nos quedamos en el hotel Montemar, donde se hospedaban gran parte de nuestros invitados y con quienes brindamos con sidra en nuestra habitación hasta las tantas de la madrugada. Al día siguiente, y a bordo del Mini Cooper de mi madre, comenzamos nuestro viaje en Oviedo y como yo quería mostrarle a Guillermo la ruta de Castilla, continuamos viaje por León, Zamora, Ávila, donde, por cierto, nos pilló una nevada descomunal, y después, Madrid. Para rematar con unos días de mar en Jávea. Fue maravilloso".

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Carmen Lomana y Guillermo Capdevila, el día de su boda. (Cortesía)

Guillermo falleció en el año 1999, pero para Carmen Lomana sigue siendo el amor de su vida. Tanto que en el pasado mes de diciembre compartió un emotivo mensaje en sus redes sociales que no pasó desapercibido: "Hoy, día de añoranza y preciosos recuerdos. 13 de diciembre, Santa Lucía, mi aniversario de boda. Con la persona que más alegría y felicidad dio a mi vida. Guillermo, siempre conmigo, amor".

Carmen Lomana y el diseñador industrial chileno Guillermo Capdevila se conocieron una noche en un club de jazz del barrio londinense de Chelsea. Ella tenía 22 años; él, 23. En palabras de la socialité: "De repente vi a un tío guapísimo frente a mí, mirándome. Fue un flechazo instantáneo". Estuvieron veintitrés años casados.

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