Frente al mar y rodeada de naturaleza: la boda en el norte de Sara, la novia del vestido vaporoso

La boda de Sara y Pablo me enamoró desde el primer momento que la vi en las redes sociales. Podríamos decir que fue un flechazo. El entorno idílico con el mar de fondo, el vestido de la novia sobrevolando el ambiente y una celebración en pleno campo. No necesitaba más ingredientes para saber que el suyo había sido un enlace muy especial.

Esta pareja de ingenieros, novios de toda la vida, se casaron el pasado verano de 2022 en el norte de España. Una boda en el norte... Poco más que añadir si tenemos en cuenta el particular encanto que desprenden las bodas allí. Cuando Sara me envió las instantáneas que los fotógrafos de Plata.Forma habían capturado de su gran día, corroboré mis sospechas y me quedé prendada del reportaje. Sí o sí tenía que contar su historia y compartir las imágenes con vosotros, queridos lectores apasionados del universo nupcial.

Antes de convertirse en marido y mujer, Sara y Pablo llevaban nueve años juntos. "Nos conocimos en la universidad. Estudiamos ingeniería juntos en San Sebastián", nos cuenta la novia.

En cambio, la petición de mano tuvo lugar en París. "Hace dos años, más o menos, nos mudamos allí por motivos laborales después de haber llevado prácticamente toda la relación a distancia, ya que Pablo vivía en México por trabajo. Al mes de estar viviendo en París, me pidió matrimonio".

A la distancia, y con San Sebastián de nuevo como punto geográfico, Sara y Pablo comenzaron a organizar y planificar su boda. La fecha, el 18 de junio de 2022; la ceremonia religiosa, en la iglesia de San Vicente; y la comida y el banquete, en la finca Machoenia (Francia).

Considerado como uno de los monumentos más antiguos de la ciudad vasca, el templo de estilo gótico fue construido a lo largo del siglo XVI y hace unos meses, testigo del 'sí, quiero' de los ingenieros.

Sara se preparó en una habitación con vistas al mar Cantábrico. Del peinado, un impecable moño bajo, se encargó Oui Novias; y del maquillaje, natural y realzando su belleza, la 'make up artist' Malen Buesa.

La joya, como en toda boda, su vestido de novia. Firmado por Macarena y Javier de From Lista with Love, Sara los escogió nada más conocerlos. "En cuanto salí de su taller, tuve claro que quería hacérmelo con ellos. Captaron enseguida lo que buscaba y me resultaron tan agradables y cercanos que ni lo dudé", recuerda.

Admite que aunque no partió de ninguna idea clara y que el traje se fue armando prueba a prueba, bajo ningún concepto quería verse disfrazada. "Nunca me había imaginado cómo podría ser mi vestido de novia, pero una vez me adentré en el proceso, empecé a bucear por Instagram para inspirarme. Cogí bastantes ideas de cómo quería el vestido: vaporoso, estilo capa y con algunos detalles asimétricos". Un batiburrillo que, en manos del tándem de diseñadores, cobró sentido.

"Es verdad que a veces me resultaba complicado decidir porque tenía demasiadas ideas", pero gracias a la visión de Macarena y Javier, el vestido de novia de Sara resultó ser perfecto para ella.

Fabricado con varios tejidos en blanco roto, satén para el cuerpo, georgette para el cuello y una de las mangas, y por último, gasa para la otra. El vestido de Sara presentaba el cuello subido, escote cerrado, abertura en la espalda, corte en la cintura, una especie de sobrecapa unida al cuello rematada con una lazada y una falda recta con una abertura trasera.

Como te hemos avanzado, Sara tenía el deseo de incorporar algún detalle asimétrico al look, así que en From Lista with Love idearon una manga de quita y pon. "Una de las mangas, la de georgette, caía hasta abajo y la otra manga, la de gasa, era desmontable. En un momento de la celebración, me quedé con una sola manga, logrando así el efecto asimétrico", explica la ingeniera.

El vestido de novia de Sara estaba preparado y tocaba sumergirse en el terreno de los accesorios. A sus pies, la ingeniera llevó unas sandalias de Flordeasoka. En concreto, se decantó por el modelo Lucca con tacón ancho, detalle de nudo en la pala y cierre de pulsera en los tobillos. Un par con acabado metalizado que puso el broche de oro al atuendo.

Más complementos: las joyas. Además del anillo que Pablo le regaló en París el día que pidió su mano, Sara presumió en sus manos de otra sortija, en este caso, obsequio de sus suegros en la pedida familiar que organizaron meses antes de la boda. Y por último, los pendientes. Largos, de oro blanco y con una perla colgando, unas piezas que forman parte de joyero de su madre.

Concluida la ceremonia religiosa, los ya marido y mujer junto a sus invitados cruzaron la frontera para llegar hasta la finca Machoenia (Francia), un paraíso rodeado de naturaleza. Situada en Urrugne, a unos 20 minutos de San Sebastián, la finca cuenta con un caserío del siglo XVIII y unas antiguas caballerizas, ofrece unas vistas espectaculares al monte La Rhune además de una extensión verde casi infinita.

En la mesa, un menú diseñado y elaborado por el catering del Grupo Bokado, uno de los más solicitados de la zona norte de España. "Queríamos una boda al aire libre, con mucha naturaleza, gran ambiente y ganas de pasárselo bien. Y efectivamente fue así, aunque con un poco más calor de lo previsto", narra la novia.

¿El mejor recuerdo de tu boda? "Estar rodeada de toda la gente que quiero y todos, con muchas ganas de pasárselo bien", recuerda Sara. "Mi consejo para futuras novias es que disfruten de cada detalle del día porque pasa demasiado rápido".