Novias reales

Una gran boda en Asturias con un vestido de novia desmontable de Sophie et Voilà

Lucía y Alberto organizaron un precioso enlace en el norte con el traje nupcial como el verdadero protagonista

Texto Paula Mata
Formato Rocío Márquez|Teresa Dulin
Fotografías Pelayo Lacazette

migos, socios y pareja. Una relación 360 con el final feliz previsible: la boda de Lucía y Alberto. Juntos, él en el rol de CEO y ella como directora de marketing, trabajan y viven por y para Berty's Burger, una empresa de restauración que ambos fundaron hace tres años. Cuando Alberto pidió su mano, llevaban siete años. Una petición inesperada que pilló a Lucía por sorpresa: "Llevaba tiempo advirtiéndome que iba a pedirme matrimonio, aunque yo no me lo tomaba en serio. Berty es muy bromista y pensé que sería una de tantas. La semana anterior me dijo que la pregunta estaba al caer.

Su estrategia era pedírmelo el día de su cumpleaños. Sabía que jamás sospecharía ya que, en teoría, el protagonista era él". Así, el 22 de febrero de 2022, Alberto ejecutó su plan. Después de la cena, en los postres, Lucía le hizo entrega de su regalo, pero el emprendedor lo ignoró por completo. "Me dijo: ‘¿Quieres que te diga lo que quería que me regalases? Que me hicieras el hombre más feliz del mundo casándote conmigo". Tras este momento sorpresa, él se arrodilló, sacó un anillo con un zafiro verde de la joyería Suárez y todos los comensales del restaurante comenzaron a aplaudir. "Mientras me temblaba todo el cuerpo, logré contestar y decirle ‘sí, quiero", recuerda la novia.

Con su compromiso matrimonial oficial y público, Lucía y Alberto fijaron el día de su boda ocho meses después. El 1 de octubre de 2022. De las invitaciones se encargó As de Bodas. Un tarjetón clásico, el programa del enlace y un sobre verde con la ilustración del palacio de la celebración en el interior. Familiares y amigos estaban invitados al enlace de los Lubertys.

Por sorpresa, Alberto pidió matrimonio a Lucía con un anillo de Suarez

Organizaron su boda con la ayuda de Pilar y María, las wedding planners detrás de Miluca: "Nos acompañaron durante todo el proceso. Parecían familia, como si las conociéramos de toda la vida. Nos trataron y nos cuidaron genial, tanto a nosotros como a los invitados".

Para la ceremonia religiosa, la pareja escogió la capilla del Rey Casto, un pequeña basílica prerrománica ubicada dentro de la catedral de Oviedo. Para el banquete y los festejos cambiarían de ubicación. De Oviedo a Gijón para recalar en la finca Villa María.

Antes, Lucía y Alberto tenían que prepararse. Como manda la tradición, lo hicieron por separado y rodeados de sus padres y hermanas. En el caso del novio, Alberto y Mariví, sus padres, y Paloma, su hermana. En cuanto al look, escogió un chaqué clásico de color azul marino de Absolute Bespoke que combinó con camisa blanca, corbata estampada con minitopos blancos y pañuelo en el bolsillo, todo de Hackett; gemelos de Cartier, zapatos clásicos de Meermin y reloj de Maurice Lacroix.

Lucía llevó un vestido de novia desmontable de Sophie et voilà que escondía tres estilismos

"Me arreglé en el hotel de la Reconquista, tenía claro que tanto mis padres como mi hermana y yo nos vestiríamos allí, era el sitio perfecto para prepararme ese día", cuenta la novia. El maquillaje, muy natural, fue obra de Tamara, ‘make up artist’ de Reyes Tabarés, y el peinado, una coleta baja con ondas, de Inés y Tamara, peluqueras de Llongueras Gijón. Como aderezo, lució en el cabello una peineta de plata envejecida.

Lista, salió junto a su padre camino a la basílica para dar el ‘sí, quiero’ a Alberto: "La llegada a la iglesia con mi padre fue uno de los recuerdos que me quedó para siempre en la memoria. Nos subimos en un coche antiguo, un Ford A descapotable, el modelo Tudor del año 1929. Con un día de calor y sol espectacular como el que vivimos, pasear por el centro de Oviedo y entrar por la plaza de la Catedral fue un sueño. No podría haber tenido mejor entrada"..

Momento para adentrarnos en el vestido de novia de Lucía. "Nunca tuve una idea clara de cómo quería que fuera mi vestido, ya que la moda cambia y los gustos también, además la oferta es tan abrumadora, bonita y variada que elegir, a veces, es difícil", explica. "Solo tenía claro una cosa: quería que fuera un traje desmontable y así poder lucir tres looks diferentes a lo largo de la jornada sin perder tiempo cambiándome. En pocas palabras, poder disfrutar del mismo vestido todo el día, pero con toques diferentes en cada fase de la celebración".

La arquitectura en movimiento de Sophie et Voilà entró en escena. Sofía Arribas, diseñadora de la enseña de moda bilbaína (la misma que vestirá a Tamara Falcó para su boda con Íñigo Onieva), hizo magia y convirtió en realidad el sueño nupcial de Lucía. "Conocía a la firma desde hace tiempo y, tras una entrevista online con Sofía, me encantó. Sentí una conexión especial y les dije a mis padres que teníamos que viajar hasta Bilbao, sabía que a ellos también les gustaría".

Javier y Yolanda, los padres de Lucía, acompañaron a la directora de marketing hasta el taller de Sophie et Voilà y juntos comprobaron en directo que Sofía tenía que ser la diseñadora de su vestido. "Nos fuimos a Bilbao, nos reunimos con Sofía y le conté cómo imaginaba el traje para mi boda. ¡Fue alucinante! Ella lo plasmó en su tablet tal cual. Mis padres y yo nos miramos asombrados y me dijeron: 'Tienes que hacerlo con ella, este es el vestido".

Fabricado en crepé de satén y organza, el look estaba formado por tres prendas quita y pon

En ese primer encuentro, la directora creativa supo que Lucía sería una novia única y especial: "Entiende y sabe de moda. Además, vino muy bien acompañada a todas las pruebas, lo que supuso un reto y un aliciente a partes iguales. Su diseño varió poco desde el boceto inicial, y creyó en mí y en mi criterio desde el principio, lo cual le agradezco infinito".

Sofía y Lucía partían de la idea de un traje desmontable, varios looks todo en uno: "El proceso fue mágico y muy agradable. Sofía es una persona que capta a la primera tus gustos y que te orienta y aconseja siempre lo mejor. Conmigo dio en el clavo, me supo guiar y todo era maravilloso, además es una persona muy cercana que transmite mucha confianza".

Fabricado empleando dos tejidos en tono blanco, crepé de satén y organza, el vestido base presentaba un escote en pico profundo, pliegues estratégicos en la zona del pecho, falda recta con abertura trasera, espalda al descubierto y cierre de cremallera invisible. Dos piezas a sumar y quitar durante la boda. Unas mangas abullonadas tipo Marie con costuras engomadas por el corte y una capa larga a modo de cola. Estas serían las partes del vestido que Lucía iría restando al look. "Como siempre, menos es más", argumenta Sofía Arribas. ¿El secreto de su atuendo? La diseñadora no tiene dudas: "El asesoramiento de su padre. Un crack que la adora y que hizo que brillara aún más".

En el apartado de los accesorios, marcas de lujo y joyas especiales. Empezando por los zapatos: "Fue el complemento que más me costó encontrar. Soñaba con un par espectacular y, al mismo tiempo, cómodo. Hasta la última semana no di con ellos y recuerdo que sentí amor a primera vista". Así habla la novia de los Saeda de Jimmy Choo, unos salones forrados con un tejido de satén de color marfil con pulsera de cristales plata en el tobillo y tacón de aguja de diez centímetros. No serían los únicos. Llegada la fiesta, Lucía se bajaría de esos taconazos para subirse a las sandalias Arlena Knot de Mint & Rose en bronce envejecido.

Una boda celebrada entre Oviedo y Gijón repleta de detalles especiales

Lo mismo practicó con las joyas, fueron mutando y cambiando a medida que la boda avanzaba. Además del anillo de pedida que Alberto le regaló, en su joyero, dos pares de pendientes y un collar con historia: "Los primeros pendientes los diseñé en un joyero con la ayuda de mis padres y de mi hermana. Quería unos pendientes sencillos, pero elegantes y que colgasen. Escogí una cadena de circonitas rematada con dos perlas irregulares". Al caer la noche, se quitó esos pendientes para lucir unas circonitas pequeñas. ¿El motivo? Dejar brillar al collar: "Con unas perlas de mi abuela materna, me fabricaron un choker de varias vueltas". El toque especial cuando el vestido de novia de Lucía se quedó sin capa ni mangas.

Para cumplir una de las tradiciones imprescindibles en todo look nupcial, "llevé la liga con la que se casó mi madre". Último detalle simbólico, el más especial para Lucía. "Atado al ramo llevé un lazo de terciopelo verde del que colgaba una medalla que una amiga me regaló en la preboda con dos mensajes grabados. Por una cara: 'Un trocito de cielo me acompaña hoy’. Y por la otra: 'Lolo', el nombre de mi abuelo, que nos había dejado hacía unos años. Ella sabía lo importante que era para mí". El ramo de Materia Botánica, a base de eucalipto y olivo, combinó margaritas, limonium en rosa y blanco y otro tipo de flores en la misma gama de lila y rosa.

Del ramo de la novia colgada una medalla en recuerdo a su abuelo

Alberto y Lucía salieron del templo religioso convertidos en marido y mujer al son de 'Night Changes', de One Direction, interpretada por el coro de la iglesia. "Es una canción que sonaba mucho cuando nos conocimos y que no no podía faltar ese día. Al salir nos miramos y nos dijimos: '¡Ya estamos casados!'. Los dos estábamos rebosantes de felicidad".

Acompañados de sus invitados, los recién casados pusieron rumbo a Gijón para festejar su amor en la finca Villa María. Situada en Somió, es un palacete del siglo XIX de arquitectura burguesa rodeado por un hermoso jardín de estilo inglés. Allí el equipo de Caimán construyó unas carpas tipo tipi y, bajo ellas, el montaje de mesas con mantelería vichy y rústica de A de Lola, menaje de Dubarnity, guirnaldas de luces y lámparas de Luces de Cuento y flores de Materia Botánica.

Unas carpas tipo tipi albergaron el montaje de mesas del banquete

El cóctel previo al banquete estuvo amenizado por las canciones del grupo de música de Carlos Gómez: "Lo descubrimos en un viaje a Ibiza con un amigo. Cenamos en un restaurante en el que Carlos tocaba con su grupo. Versionaban canciones de siempre y nos encantó. Nuestro amigo nos compró uno de sus discos y le dijo que nos lo dedicase escribiendo que un día estaría cantando en nuestra boda. Así que cuando ese momento llegó, no dudamos en contar con él".

A la mesa, el catering de Nacho Manzano. Tres platos: de entrante, merluza en esencia con licuado tibio de lechuga y holandesa; como principal, solomillo de vaca rubia en su jugo con textura de patatas, y de postre, milhojas de fresas con helado de frambuesas. Los vinos tuvieron una presencia importante: "Somos amantes del vino y escogimos unas variedades de Marqués de Riscal que nos encantan".

Todo quedó inmortalizado para siempre por Pelayo Lacazette y, en el vídeo, por el equipo de The Bright Side Weddings. Como obsequios personalizados para sus invitados, "hicimos unos fulares verdes bordados con las iniciales de cada invitada, y para los hombres, pañuelos también bordados con sus iniciales", cuenta Lucía.

Con perlas de su abuela, Lucía lució un espectacular choker para la fiesta

Durante la cena, la pareja recuerda con cariño unas palabras que sus hermanas, Marina y Paloma, les dedicaron: "Nos emocionaron muchísimo". Al acabar, "por sorpresa, nos pusieron un vídeo recopilando momentos desde que éramos pequeños y fue muy emotivo".

Para abrir el baile, Lucía con su padre y Alberto con su madre, escogieron un clásico, 'Somethin' Stupid', de Frank Sinatra y Nancy Sinatra. En esa línea, los recién casados bailaron juntos por primera vez como marido y mujer al ritmo de 'I Love You', también de Sinatra. Después de ese inolvidable instante, arrancó la fiesta y, con ella, el look con melena suelta, vestido de novia sin piezas accesorias y el choker de perlas como estrella.

Un foodtruck con hamburguesas gourmet puso el colofón a la boda

"Montamos una boda con mucho entretenimiento, pero recuerdo que lo que más le gustó a la gente fue la recena con nuestro foodtruck de Berty's Burger". Hamburguesas gourmet para todos, el DJ de All Music Management pinchando temazos, la animación de Hora Loca y los neones de Lights and Wires brillando.

"Imaginábamos nuestra boda tal y como ocurrió. Es inexplicable describir la sensación que sientes ese día, hay que vivirlo. Ahora entendemos por qué la gente dice que es el mejor día de tu vida. Al final, ver a la gente que quieres reunida es el mayor regalo que puede haber y más al ver que están disfrutando igual que tú. Fuimos muy felices". Y, como en los mejores cuentos, Lucía y Alberto comieron perdices y hamburguesas.