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El día de Charo: boda en Sevilla, vestido de novia con chaqueta de flecos y amigas influencers
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El día de Charo: boda en Sevilla, vestido de novia con chaqueta de flecos y amigas influencers

Charo y Juanma se casaron el pasado mes de abril en el corazón de la capital andaluza, rodeados de sus íntimos y con el look de la novia como estrella de la estampa

Foto: La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

En Sevilla, a media tarde y entre buganvillas, naranjos y contraventanas pintadas de añil, así celebraron su boda el pasado 15 de abril Charo y Juanma. Ella, periodista y escritora, y él, trader, escogieron la ciudad natal de la novia para sellar su historia de amor. Una historia que comenzó hace cuatro años y que avanzó con la petición de mano en marzo de 2022. "Habíamos hablado sobre casarnos muchas veces, pero la 'performance' de la petición me hacía gracia. Mientras implique una celebración, cualquier sorpresa me resulta divertida", explica la novia a Vanitatis.

La ceremonia tuvo lugar en la basílica de Santa María la Blanca, en el barrio de Santa Cruz, y para la fiesta se trasladaron junto a sus invitados hasta la hacienda San Juan del Hornillo, ubicada en la localidad de Dos Hermanas. Mucho antes de ese momento, la periodista tenía que prepararse para pronunciar el 'sí, quiero'. "Siempre había imaginado mi boda en alguna hamburguesería después de haberme casado en secreto con un vestido marfil de Uterqüe, pero cerraron la firma y hubo que cambiar el plan", confiesa.

placeholder La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

Charo se vistió, maquilló y peinó en Las Casas de la Judería, "un hotel espectacular que se autodefine desde el nombre: está conformado por 27 casas de la antigua judería de Sevilla. A las habitaciones se accede por laberintos pintados de blanco, llenos de plantas, rejas, patios y fuentes. Mientras me preparaba vinieron algunas amigas y mi madre. Antes de salir hacia la iglesia, llegaron mi hermana y mi padre, con quien hice el paseíllo hasta el altar". De su 'beauty look' se encargó Marieta Nogueras.

Para crear el vestido de su vida, la periodista confió en Castellar Granados. "Sabía que con mis esbozos previos, ella podría idear, como siempre hace, algo extraordinario". Un porrón de premisas de estilo que se resumen en una: "No quería llevar un disfraz".

placeholder La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

Unas ideas previas que nos detalló la propia novia: "Sabía que no quería que el vestido fuera lánguido, romántico, cursilón. No quería mangas de gasa que cubrieran un traje de seda y tirantes. No quería que se pareciera a lo que ya había visto en las niñas de mi generación. Quería que fuera mío. Y, además, quería sentirme cómoda y segura. Esa sensación me la suelen proporcionar las chaquetas, que me funcionan como armazón, pero un traje, con sus dos piezas, me habría aburrido un poco. Me apetecía también que el aire del diseño se inspirara en lo flamenco y taurino sin caer en el paroxismo. Solo quería que la tradición de la costura española, con sus alamares, sus flecos enrejados y sus brocados, atravesara el vestido".

Con estos ingredientes, Charo dejó que Granados hiciera su magia: "Le enseñé fotos de cómo me visto de invitada para otras bodas e imágenes de chaquetas y vestidos que me gustaban. Tras una primera cita en la que le conté todo lo anterior, Castellar me presentó seis bocetos". Acompañada de su amiga Ana Cristina Portillo, en la siguiente cita con la diseñadora, las dos señalaron el mismo diseño a la vez. Dos prendas, una chaqueta armada a modo de levita y, debajo, un vestido sencillo de tirantes con una pequeña cola: "Fuimos recortándola según avanzaban las pruebas".

placeholder La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

Sin duda, la parte superior del look nupcial de Charo se convirtió en la prenda estrella. Fabricada con un tejido brocado en relieve dotado de perforaciones por todo el corte, presentaba los hombros marcados, un escote rectangular acabado en un discreto pico, cierre frontal con nudos, manga tres cuartos, silueta ligeramente evasé y bajo asimétrico rematado con un aplique de flecos. Con cierta estética del sur y un halo de atuendo vintage por el corte y el tono en blanco roto, gracias a Castellar Granados, Charo hizo realidad su sueño de vestirse de novia fiel, pero fiel a su estilo.

Debajo de esa chaqueta armada, un vestido satinado de escote redondo, tirantes anchos fruncidos, espalda descubierta y una falda ligera que daba movimiento sin pegarse al cuerpo.

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La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

Apuntando a las joyas, la escritora sumó dos anillos y unos pendientes. "Llevaba dos anillos de estilo art déco: uno me lo regaló Juanma cuando me pidió matrimonio y otro, sus padres, en la pedida oficial. El primero era de Sardinero y el segundo, de Bárcena". Los pendientes, las piezas más poderosas en el atuendo de Charo, eran un diseño de la joyería Antonio Carmona, de Jerez, y regalo de sus amigas de toda la vida: "Los pendientes eran tan llamativos que deseché la idea previa de portar un sombrero cordobés"

A sus pies, otro obsequio, esta vez de su amiga Cristina, "Llevé unos zapatos de raso negro y cristales de Roger Vivier", cuenta. Un círculo íntimo, el de la sevillana, en el que están la influencer Lucía Páramo y la diseñadora Ana Cristina Portillo, hermana de Eugenia, Claudia y Alejandra, las hijas de Bertín Osbone.

placeholder La boda de Charo en Sevilla con Lucía Páramo y Ana Cristina Portillo. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla con Lucía Páramo y Ana Cristina Portillo. (Dos más en la mesa)

El ramo cierra los accesorios. "A Juanma, de Orangerie, le expliqué que buscaba colores fuertes como burdeos, azules, morados o algún amarillo, y que huía de lo dulzón. Tampoco quería un ramo tradicional y redondito. Buscaba que tuviera diferentes alturas. Lo compuso con celosías (o crestas de gallo), clematis, scabiosas y maná (Jatropha multifida), una flor extrañísima y un poco alienígena que parece un bracito de coral", explica.

La ceremonia religiosa en la basílica de Santa María la Blanca dio comienzo y, con ella, un remolino de sentimientos se desató en el interior de la novia. "Fue emotiva y cercana. Yo lloraba cada cinco minutos y todavía no sé muy bien por qué. Llegué a mi sitio y lloré. Veía a alguna amiga de fondo y lloraba. Un descalabro absoluto", confiesa Charo.

placeholder La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

De ese momento, la escritora destaca el papel del coro Entreángeles, formado por exalumnas del colegio Entreolivos y dirigido por Emilia Aguilar, la antigua profesora de música de la novia. "Estuvo maravilloso. El momento en el que cantaron 'Mil gracias derramando', la adaptación de Amancio Prada de un poema de San Juan de la Cruz, creo que anudó las gargantas de toda la iglesia. Y, sin miedo a la hipérbole, puedo decir que es el mejor de Sevilla. Don Miguel Ángel, párroco de la basílica, dio una homilía muy bonita sobre el hallazgo y la búsqueda de la felicidad".

Como recuerdo inolvidable, "me gustó mucho que mis amigos participaran en la ceremonia, que leyeran, que trajeran las alianzas, que me colocaran el velo del rito de la velación".

placeholder Los pendientes de Charo. (Dos más en la mesa)
Los pendientes de Charo. (Dos más en la mesa)

Convertidos en marido y mujer, Juanma, Charo y sus invitados pusieron rumbo a la hacienda San Juan del Hornillo. "Como queríamos que fuera una boda pequeña, solo con quienes de verdad nos apetecía celebrar que nos casábamos, resultó fácil poder pasar tiempo con todos nuestros amigos. No perdernos en un remolino de caras fue un gustazo. Pudimos, de verdad, disfrutar de su compañía", dice.

Ya en el lugar donde tendrían lugar los festejos y el banquete, la música volvió a jugar un papel determinante en el desarrollo de la boda y en cada momento justo. "Rocío Soto, que tiene una voz cálida y de lo más conmovedora, cantó con su banda durante el aperitivo; Charles Aznavour u Ornella Vanoni sonaron durante la cena y, durante la fiesta, un saxofonista acompañó al DJ".

placeholder La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)
La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

"La cena se sirvió en el patio de naranjos en mesas imperiales y Mirka se encargó de la decoración, que era alegre y huía de las montañas de flores clásicas y el exceso de hojas de eucalipto. Buscamos un sendero de frutas, tulipanes y dalias que cruzara de un lado a otro las mesas. La nuestra, por ejemplo, estuvo compuesta por amigos. La iluminación, diseñada por Ludisound, remató la idea. Varias lianas de lucecillas como luciérnagas colgaron sobre nuestras cabezas mientras cenábamos. El catering Miguel Ángel se ocupó de la noche. Fueron impecables. Se adaptaron a todas las peticiones, la comida llegaba a la temperatura perfecta y atendieron a los invitados con una precisión inmaculada".

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La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

En las mesas, "marcamos los sitios con polaroids de los invitados y con un clavel para cada uno de ellos".

Para el óptimo desarrollo de la boda, Charo apunta a la figura de la wedding planner como fundamental. "Para el mes previo, y por supuesto, para el día de la celebración. Si no necesitas o no te apetece contar con ella desde el principio, su apoyo en las semanas previas va a aligerar las tareas y va a calmar el estrés. No tendrás que preocuparte por poner en contacto a los proveedores ni informar sobre horarios ni ritmos. Y el día en cuestión se encargarán de resolver cualquier contratiempo. Yo conté con El Plan B, eficientísimas, rapidísimas, resolutivas y el colmo de la amabilidad. Diez de diez".

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La boda de Charo en Sevilla. (Dos más en la mesa)

Para abrir el baile, rompieron con la tradición y no bailaron el clásico vals. "Sonó 'Sabor a mí', la versión de Antonio González, El Pescaílla. Unas estrofas con mi padre, otras con Juanma y entraron nuestros amigos a bailar. Yo no me veía bailando un vals. No le encontraba el sentido a hacer algo que jamás haríamos motu proprio. Y tampoco somos austriacos. Dentro de lo extraño de bailar frente a decenas de personas que te miran solo a ti, queríamos estar lo más cómodos posible".

Concluimos con el consejo de Charo para futuros novios: "Que busquen ratos a solas con sus ya maridos. Que se escapen un rato mientras todos dan saltos frente a la barra libre, que huyan unos minutos donde nadie los encuentre, que hablen, que se pregunten cómo están. Que disfruten de las fotos a solas, que recuerden que, tras la ceremonia, es una fiesta, un juego, no una oposición. Yo disfruté mucho de poder apartarme a ratos con Juanma, de sentarnos junto a la piscina sin que nadie nos reclamara o nos forzara a figurar aquí o allá".

En Sevilla, a media tarde y entre buganvillas, naranjos y contraventanas pintadas de añil, así celebraron su boda el pasado 15 de abril Charo y Juanma. Ella, periodista y escritora, y él, trader, escogieron la ciudad natal de la novia para sellar su historia de amor. Una historia que comenzó hace cuatro años y que avanzó con la petición de mano en marzo de 2022. "Habíamos hablado sobre casarnos muchas veces, pero la 'performance' de la petición me hacía gracia. Mientras implique una celebración, cualquier sorpresa me resulta divertida", explica la novia a Vanitatis.

Bodas Vestido novia
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