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Judit Mascó nos abre el álbum de su boda: "Cada vez que lo repaso se me ilumina la cara"
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WEDDING REMEMBER

Judit Mascó nos abre el álbum de su boda: "Cada vez que lo repaso se me ilumina la cara"

Para garantizar la exclusiva, que regaló a tres ONG, se casó en una ermita situada en la cima de una colina, con unas espectaculares vistas a Barcelona

Foto: Judit Mascó. (Cortesía)
Judit Mascó. (Cortesía)

El abogado Eduardo Vicente entró en la vida de Judit Mascó, una de nuestras modelos más internacionales y cotizadas, cuando ella tenía 19 años. Se conocieron porque Eduardo era el mejor amigo de su hermano Benjamín. Cuatro años después, el 23 de julio de 1993, se casaron en la ermita del castillo de Sant Lluís de Rístol, en la localidad barcelonesa de Viladecavalls. Juntos han tenido cuatro hijas y están a un paso de celebrar sus treinta años de casados.

"Lo cierto es que en aquella época yo era muy muy famosa y había una gran presión con mi boda, pero yo no quería que aquello fuera un show, ni hacer una gran fiesta social (no hubo ni un invitado famoso) y pensé que lo mejor era que lo publicara un solo medio y que el dinero de la exclusiva se destinara a tres entidades sociales. El fotógrafo fue un amigo de mis padres, Ignasi Vivas, de modo que no hubo posados artificiosos y todo resultó muy cercano y natural".

placeholder Judit Mascó, en la llegada a la boda.  (Cortesía)
Judit Mascó, en la llegada a la boda. (Cortesía)

'Sí, quiero' en lo alto de una colina

Para evitar el seguimiento de los paparazzi, Judit y Eduardo decidieron casarse en la ermita de Sant Lluís de Rístol, alejada del centro de la ciudad y con unas vistas espléndidas al valle de Barcelona. La idea se la sugirió un sacerdote amigo de la familia y el mismo que les casó: "Nos la recomendó porque estaba encima del todo de una colina y podíamos organizar a todo el equipo de seguridad abajo y que nadie se colara. A pesar de todo, los fotógrafos nos siguieron hasta allí. Para poder tener una boda bonita y relajada, mi madre y mi representante, Bea, estuvieron todo el tiempo ofreciendo aperitivos a la prensa. Pero allí no pasó nadie".

placeholder En el interior de la iglesia. (Cortesía)
En el interior de la iglesia. (Cortesía)

Acompañada de tan solo 80 invitados, Judit recuerda aquel día como uno de los más felices de su vida. "Siempre que me viene a la memoria se me ilumina la cara. Fue una boda muy íntima, muy nuestra, muy de verdad. Recuerdo que en la ceremonia religiosa fuimos nosotros mismos, y no el sacerdote, quienes nos preguntamos uno al otro y mirándonos a los ojos si nos casábamos libremente, si queríamos estar juntos hasta el final... Precisamente, ese fue mi momento favorito del día, el más especial para mí. Yo pensaba: ¿de verdad estará conmigo siempre, nos apoyaremos? Con lo jóvenes que éramos, fue muy emocionante".

Foto: Carla Pereyra y Diego Pablo Simeone, en su boda en la Toscana. (Cortesía)

Casándose en un día muy caluroso (pleno verano), decidieron celebrar el cóctel bajo una carpa ubicada en el patio y los acogedores jardines del castillo de Sant Lluís de Rístol: "El menú fue a gusto de mis padres y mis suegros, que fueron quienes lo eligieron. Yo no me atreví a hacerlo en aquellos días previos para no levantar sospechas y la verdad es que el día de la boda estaba tan pendiente de que todo saliera bien que ni siquiera me acuerdo de la tarta".

El baile y la fiesta fueron otros de los protagonistas del día: "Tras el clásico vals, nos unimos a bailar con todo el mundo. Había muchísima gente joven, muchos amigos de nuestra edad con ganas de compartir ese día con nosotros y pasarlo muy bien. De hecho, como fue una boda de día, por la noche decidimos recibir a gente que no había estado invitada a tomar unas copas en nuestra casa. Una fiesta casera que resultó fantástica".

placeholder La pareja. (Cortesía)
La pareja. (Cortesía)

Un vestido inspirado en Grace Kelly

Cuando Judit anunció su boda, y debido a la gran repercusión mediática, multitud de diseñadores se ofrecieron a hacerle su vestido de novia: "Tenía un compromiso brutal y lo que decidí fue acudir al modisto de mi madre de toda la vida, José María García (por cierto, la primera persona que me animó a ser modelo) para que fuera él quien lo hiciera". El punto de partida fue una escena de una película de Hitchcock: "En aquellos días había visto en la tele 'La ventana indiscreta' y a Grace Kelly con un modelo precioso de manga muy ajustada al hombro que me encantó. A partir de ahí surgió todo lo demás". ¿El resultado? Un sencillo diseño de seda, de manga corta, escote en pico y ligera sobrefalda desmontable de tul "que me quité en la fiesta para bailar con más comodidad". Un delicado velo y unos zapatos salón de medio tacón completaron el look.

Para el peinado se decidió por un recogido con ligero volumen, obra de New Look, y como únicas joyas lució unos pendientes de perlas diminutas, para dar un punto de luz a la cara, a juego con otra que también adornaba una finísima gargantilla. "Era la época de las joyas minimalistas", apunta Judit.

placeholder En la fiesta. (Cortesía)
En la fiesta. (Cortesía)

Como viaje de novios eligieron un destino cien por cien mediterráneo: las islas griegas.

¿Y si nos casamos por segunda vez?

En 2013, y para celebrar su veinte aniversario, Judit y Eduardo (Lalo, como ella le llama) renovaron su pacto de 'felices para siempre' en un almuerzo celebrado en la Caseta del Migdia, en Barcelona, y con el velo de la primera boda: "Medio en broma, medio en serio, pero lo hicimos. Me puse el velo de mi boda sobre el vestido que llevaba ese día y nos volvimos a casar acompañados de la familia y amigos".

Foto: Judit Mascó en una imagen de archivo (I.C.)
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Un acto simbólico, bonito pero sin mayor solemnidad. "En 1993 hicimos un escrito en el que nos comprometíamos a estar juntos. Como no encontramos el papel, lo recuperamos del vídeo de la boda. Y allí estábamos los dos, repitiendo nuestros votos y autocasándonos. Después de todo, hemos valorado estos años juntos y hemos aprobado con nota".

El abogado Eduardo Vicente entró en la vida de Judit Mascó, una de nuestras modelos más internacionales y cotizadas, cuando ella tenía 19 años. Se conocieron porque Eduardo era el mejor amigo de su hermano Benjamín. Cuatro años después, el 23 de julio de 1993, se casaron en la ermita del castillo de Sant Lluís de Rístol, en la localidad barcelonesa de Viladecavalls. Juntos han tenido cuatro hijas y están a un paso de celebrar sus treinta años de casados.

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